El Pregonero

Poner al pueblo de pie

Foto: Frente de Todos


Editorial

Este 27 de octubre son las Elecciones Generales. Mucho tramo recorrimos desde los primeros días de diciembre de 2015. Lamentablemente cuando nos referimos a tramo solo pensamos en lo que perdimos, porque una verdad late cansina debajo de los párpados, en la calle, en la parada del bondi o en el laburo de cada uno: no hubo nadie que no perdiese algo o alguien a causa de lo que (podemos casi poner en nuestras bocas) fue el gobierno de Mauricio Macri, el más oscuro que se recuerde desde la vuelta de la democracia.

El argentino es un pueblo pacífico, pero eso no lo alejó de la violencia institucional. Dentro del marco de las garantías que tiene la Constitución, no dejamos de asombrarnos por la saña con la que atacó el partido del regente a todo aquel que se opusiera a sus medidas, decretos y extorsiones. Mucha sangre corrió, demasiada muerte anónima y nombres que se han insertado en la memoria colectiva como banderas de reclamo de justicia. Todos recordaremos a Santiago Maldonado, Rafael Nahuel, Aníbal Suárez, Gonzalo Domínguez, Danilo Sansone, Camila López, Facundo Ferreira, Jorgelina Ruiz Díaz, María Cristina Aguilar, Sandra Calamano, Rubén Alejandro Rodríguez, Martín Calvo. La cifra de personas muertas, asesinadas o suicidadas por acción directa de las políticas de seguridad, ajuste y persecución de Mauricio Macri crece exponencialmente. Podríamos pensar que ésta es la vía para un bien mayor como sociedad, un bien que se cobró la vida de compatriotas y congéneres, pero tampoco es así.

Dejaron una deuda pública incalculable producto de empréstitos a entidades crediticias infames como el FMI que pusieron al borde del colapso al organismo (Argentina comprometió el 60% de la capacidad de crédito del FMI, algo inédito para un solo país). La cifra calcula que la nación se endeudó a razón de 1.032 dólares de deuda por segundo, 61.898 de dólares por minuto desde 2015 a la fecha. ¿Cuántos dólares cobran por mes y cuántos cobraban hasta diciembre de 2015? ¿Qué pasó con el dinero que se pidió y con el dinero que se perdió de los sueldos? ¿Ya tenemos 10 estaciones nuevas de subte por año? ¿Al fin se crearon más escuelas y hospitales con los fondos del ANSES y con el final de Fútbol para Todos? ¿No deberíamos dejar atrás la farsa de la Oficina Anticorrupción de Laura Alonso y comenzar a pedir que los funcionarios macristas se presenten a la justicia? ¿O debemos esperar a que mueran para que el presidente diga que eran parte de una asociación ilícita como hizo con su padre? El domingo comienza el tiempo de exigirle a este gobierno criminal que rinda cuentas.


La moral republicana de la oligarquía es la impositora de una exclusión social grosera y racista. Se ha apropiado de la lógica democrática en defensa de la barbarie que representan los negros del conurbano, los extranjeros que vienen a sacarnos el laburo, los villeros que propician el robo y el narcomenudeo. De algún modo cínico y siniestro retomaron los ideales sarmientinos de civilización o barbarie y los impostaron en la sociedad argentina de la segunda década del siglo XXI. Aclaremos un poco más el panorama: lo que antes era gaucho, bruto, conventillo, agitador social anarquista, hoy es el otro lado de una grieta que fue ideada desde los medios y el marketing. ¿O ustedes recuerdan que se usara la palabra “meritocracia” antes de la publicidad berreta de una automotriz estadounidense? Tilinguería empresarial for export, amigos.

Las instituciones, para ellos, están en los countrys, en las calles repletas de blancos, en las plazas del sísepuede, en las editoriales negacionistas de La Nación. Por eso odian sin culpa, escupen en nuestra cara que votar al peronismo es de ignorante embrutecido por nuestra animalidad irracional amaestrada por líderes demagogos. Esas son puras palabras cargadas de odio clasista sin un solo fundamento más que el prejuicio y el vaciamiento de empatía.

El macrismo será recordado como violencia, como la destrucción de los consensos. Su idea antipolítica no fue otra que el anclaje en el pasado, en la disolución de los derechos laborales, en una etapa arcaica ligada al feudalismo, a los terratenientes que golpeaban sobre el lomo a los trabajadores en los campos. Una cultura desligada de lo social, de cualquier construcción colectiva. Su república está institucionalizada en la alcurnia, en la potestad de clase. Los antiperonistas no necesitan un partido: toman la estructura simbólica de ello, lo usan y descartan. Se cuelan en los envases empresariales para desde allí destruir lo simbólico, para ensuciar la militancia, para sustraer la política de las masas. La oligarquía hoy es moralizante y fiscalizadora. Dueña del orden y las buenas costumbres. Propiciadora de una filosofía policial capaz de matar a quemarropa.

El macrismo fue un claro ejemplo de todo lo que escribimos: generado por la necesidad de la oligarquía de no perder más derechos por sobre la clase media y los trabajadores. Mauricio Macri, al igual que Sebastián Piñera, Lenín Moreno o Jaír Bolsonaro usaron el esqueleto vacío de la democracia para hacerse con el poder e imponer su voluntad por la sinrazón o por la fuerza. El sueño de Macri tuvo un pequeño inconveniente que procuró borrar infructuosamente: la voz de los trabajadores y la clase media reactiva contra su modelo sanguinario, que tuvo como mayor garante de lucha al peronismo en los territorios, la militancia de los referentes que nunca traicionaron al movimiento.

De la catástrofe sacamos algo en claro: hay una mirada peronista de ver la realidad y una mirada antiperonista. En la actualidad las discrepancias ideológicas y morales fueron activadas por una nueva élite conservadora que se nutre de las categorías de izquierda y de derecha, que parecen opuestas pero que ambas expresan un odio a los gobiernos populares, los mismos que han fecundando una región próspera y soberana en la década pasada de la mano de Néstor y Cristina, de Lula, de Chávez, de Mujica, de Evo. El peronismo es esa tercera posición que impide que la tragedia sea mayor, que nos llena de esperanzas para recuperar la soberanía, nuestra calidad de vida y la justicia social que Juan Domingo Perón enarboló tras aquel glorioso 17 de octubre. Esta elección es un nuevo punto de partida para volver a generar una región fuerte, para dejar atrás el individualismo en favor de una nueva Patria Grande. Una que ponga el pan sobre la mesa de las familias, que vuelva a abrir las PyMEs, que priorice la educación y revalorice lo público, que nos devuelva los derechos adquiridos durante décadas de lucha. Un gobierno nacional y popular, de la mano de Alberto y de Cristina, comandando un peronismo unido que vuelva a poner al pueblo de pie, para recuperar la felicidad que nos arrancaron hace cuatro años.


“Soñé toda mi vida que este país se podía cambiar para bien, llegamos sin rencores, pero con memoria, memoria no sólo de los errores y horrores del otro, sino también en memoria sobre nuestras propias equivocaciones. Memoria sin rencor es aprendizaje político, balance histórico y desafío actual de gestión. Con la ayuda de Dios seguramente se podrá iniciar un nuevo tiempo que nos encuentre codo a codo en la lucha por lograr el progreso y la inclusión social poniéndole una bisagra a la historia. Con mis verdades relativas, en las que creo profundamente pero que sé, se deben integrar profundamente con las de ustedes para producir frutos genuinos, espero la ayuda de vuestro aporte. No he pedido ni solicitaré cheques en blanco, vengo en cambio a proponerles un sueño: Reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como nación. Vengo a proponerles un sueño que es la construcción de la verdad y la justicia. Vengo a proponerles un sueño que es el de volver a tener una Argentina con todos y para todos. Les vengo a proponer que recordemos los sueños de nuestros patriotas fundadores, y de nuestros abuelos inmigrantes y de pioneros. De nuestra generación que puso todo y dejó todo, pensando en un país de iguales, pero yo sé y estoy convencido en que en esta simbiosis histórica vamos a encontrar el país que nos merecemos los argentinos. Anhelo que por estos caminos se levante a la faz de la tierra una nueva y gloriosa nación; la nuestra. ¡VIVA LA PATRIA!”

Néstor Kirchner, 2003

NOTICIAS ARGENTINAS BAIRES Foto NA: Damian Dopacio
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