Vértices

Julián Maradeo: “Hay una condescendencia de las contrapartes locales para que la DEA se mueva a discreción en nuestro país”

En La DEA en la Argentina, el periodista e investigador reconstruye la historia detrás de una agencia norteamericana que, lejos de centrarse en la lucha contra el narcotráfico, sembró una red de vínculos e intervenciones en las fuerzas de seguridad que le han permitido gozar de un poder ascendente desde las sombras.


Por Marvel Aguilera.

Una guerra contra las drogas que lejos estuvo de estallar en nuestro territorio. El apoyo a golpes de Estado por intereses compartidos. Las complicidades con la última dictadura. Las relaciones carnales con Estados Unidos que llevaron a pensar en la posibilidad de una DEA local. Los operativos con espías de por medio que terminaron en escándalo. Un empleado de la embajada que lucha contra Karadagian y un jefe local que logra hacerse invisible con el paso del tiempo. Los acontecimientos que giran en torno del actuar de la DEA en la Argentina parecen innumerables, y es que a pesar del paso de los gobiernos, de las ideologías, de las grietas y las representaciones políticas, la agencia norteamericana ha sabido construir desde su día cero una red de relaciones fructíferas en nuestro país que le han permitido acceder a información privilegiada mediante prebendas de dólares en negro y datos útiles a las administraciones de turno.

Es que la DEA nunca priorizó a ningún país que no fuera el suyo, ya sea instalando informantes en cada región o impulsado la creación de grupos de elite provinciales con la excusa de combatir problemáticas locales, el objeto ulterior ha sido poder controlar la información de las fronteras y los puntos claves que pudieran afectar los intereses del país del norte. Y para ello, ha trabajado durante décadas en vínculos estrechos, convenios, algunos más públicos, otros subterráneos, pero que han consolidado el control de la DEA en muchas áreas de nuestra seguridad. Una DEA que sigue diseminándose con el paso de los años, en forma permanente, con la mirada indulgente de los gobiernos de turno.

El periodista Julián Maradeo, autor de La trama. Detrás de los abusos y delitos sexuales en la Iglesia Católica, Fake News. Como se fabrican en la Argentina y en el mundo, y El Tano, quien es Daniel Angelici (en coautoria con Ignacio Damiani), entre otros; desarrolla una compleja y detallada investigación acerca de la historia de vínculos, actos de poder e ilegalidades que la DEA desplegó en nuestro territorio a lo largo de casi 50 años que le permiten en la actualidad gozar de una red de lealtades y privilegios inimaginables en la Argentina.

Revista ruda


Respecto de consideración de la DEA sobre nuestro territorio en materia de drogas, siempre se habla de la Argentina como un país de tránsito. ¿Es realmente así o cuál es la consideración que tiene la DEA?

El punto de partida de mi investigación es cómo concibe la DEA a la Argentina en diferentes tipos de expresiones a la cual podemos acceder. Hay una puntual que se da a conocer en febrero de cada año que es el informe anual sobre la problemática de drogas que la DEA (Estados Unidos) emite país por país. Y ahí Argentina efectivamente aparece caracterizada como un país de tránsito. En los últimos años con un crecimiento en cuanto a la producción de droga, pero su lugar fundamentalmente es como un país de tránsito con dificultades de control. Pero esa es la narrativa oficial.

Cuando empiezo a trabajar sobre cómo la DEA se había instalado en la Argentina, me encuentro con que la bibliografía, eso que en la investigación llamamos El estado del arte, que es todo aquello que está escrito sobre algo, Argentina había recibido a la DEA por primera vez en la década del ochenta. La DEA fue creada el 1 de julio de 1973. Sin embargo, me encuentro con un libro que es La gran mentira blanca de Michael Levine, que fue uno de los agentes encubiertos de la DEA más importantes que tuvieron durante la década del setenta y ochenta. Lo primero que cuenta, el primer capítulo del libro, narra cómo participó de una operación en la Argentina a un mes del golpe de 1976 en el cual simulaban estar llevándose a tres personas que formaban parte de la conexión francesa en el tráfico de heroína, luego de que Argentina los hubiese expulsado. Lo que en realidad estaba ocurriendo encubiertamente era un secuestro. Ellos le llaman “extradición de facto” (los críticos). Entonces , me digo “cómo puede ser”, la DEA no empezó a trabajar en la Argentina en la década del ochenta, sino que como mínimo su primera participación es en abril de 1976.

Entonces, lo que hago es contactarme con Michael Levine. Él tiene 84 años, está muy lucido, y aparte no es solamente alguien que tuvo un rol destacado dentro de la DEA sino que es alguien muy crítico. Y Levine me cuenta que no, que en realidad la DEA empezó a trabajar en la Argentina desde el momento cero de su creación, el 1 de julio de 1973. Pero con una particularidad, Argentina se había convertido para la DEA en una base ilegal de operaciones de cara a su verdadero objetivo, que era lo que pasaba en Bolivia.

¿Y eso fue facilitado por la última dictadura?

Sí, eso fue facilitado por la dictadura. Pero hay algo anterior, que responde a cómo funciona el proceso de investigación. Había diferentes maneras, yo podía llegar por un testimonio directo como el de Michael Levine, y efectivamente fue así. Y otra forma de llegar es por expedientes judiciales. En la causa por la cual termina detenido y condenado Julio César Pose, que es el informante más importante de la DEA a lo largo de veinte años, y es el primer informante oficialmente reconocido por la DEA y condenado en la Argentina en octubre de 2020, en esa causa declara René Abraham Tenembaum.

Cuando va a declarar cuenta -tuve acceso a esa declaración- que su primera contratación por parte de la embajada, para que trabaje para la DEA inicialmente como pinche, es en 1970, es decir, en la organización previa a la DEA. Y que cuando se crea la DEA, que aglutina una serie de agentes de diferentes tipos de agencias americanas, él pasa a trabajar para la DEA. ¿Por qué es importante eso? Porque la DEA desde el comienzo sostiene algo que al día de hoy, más allá de haberlo emprolijado, se mantiene, que es contratar en cada país a una especie de “GPS” o de baqueanos que puedan orientar a los agentes que no conocen la idiosincrasia local y desembarcan en el país en cuestión, en este caso Argentina.

El primero en cumplir esa cuestión es René Abraham Tenembaum. El segundo, que es el más importante y que del 97 al presente perdura, es Guillermo González. Es importante la salvedad porque generalmente se comete un error de considerarlos agentes de la DEA y en realidad son argentinos contratados como empleados por la embajada para determinada función. Porque los agentes de la DEA, que son norteamericanos formados en instituciones policiales, tienen inmunidad diplomática. En cambio, los argentinos contratados como empleados de la embajada no la tienen.

Por eso, cuando la justicia, como por ejemplo en el caso de Pose, cita a declarar a los agentes norteamericanos, la embajada dice “nono, tienen inmunidad diplomática”. El único estamento que puede abrir una investigación y obligarlos a declarar es la Corte Suprema de Justicia de la Nación. En cambio, los argentinos empleados por la embajada están obligados a declarar.

¿Estos contratados son lo que se llama “informantes”?

No, el empleado de la embajada cumple el rol de orientar con quién tiene que reunirse: el fiscal amigo, el juez amigo, el jefe del área de drogas peligrosas amigo; qué funcionarios nacionales o provinciales reciben a la DEA; cómo se debe mover, pero aparte es el que le va decodificando, por ejemplo, lo que va saliendo en los diarios locales para tratar de ubicarlo. Le arma como un mapa.

El informante es aquel que está en la compraventa de información. Lo que hace es ofrecer, en el caso del narcotráfico puede ser a la DEA, puede ser a alguna de las fuerzas federales de seguridad, a alguna de las fuerzas provinciales de seguridad, determinada información a cambio de plata. A los informantes, en el caso de la DEA, se los va registrando a través de un código alfanumérico, el cual Argentina no tiene acceso. Por eso yo sostengo que a lo largo de las décadas es tal la desregulación con la que se mueve la DEA en nuestro país, que Argentina no tiene acceso a quiénes son los informantes. Y en eso pueden entrar policiales, ex policías, espías, ex espías, lúmpenes, quebrados de determinadas bandas.

También puede entrar un policía o un gendarme que obtenga una información de manera irregular y la venda, pero como Argentina no sabe quién se la da, lo que hace la DEA es blanquearlo. ¿Por qué? Porque si Gendarmería o la Policía Federal o la Policía de Seguridad Aeroportuaria o Prefectura presenta una nota al juez, el juez está obligado a preguntar de dónde sale la información. Si lo presenta la DEA, no. Te dicen “che, llega tal cargamento” y listo. No los podés citar a declarar, tienen una cobertura. Entonces vos te encontrás que la Policía Federal o Gendarmería u otras fuerzas terminan usando a la DEA con ese fin, que es blanquear información que fue obtenida de manera espuria, por ejemplo, a través de espionaje ilegal.

“Vos te encontrás que la Policía Federal o Gendarmería u otras fuerzas terminan usando a la DEA con ese fin, que es blanquear información que fue obtenida de manera espuria, por ejemplo, a través de espionaje ilegal”.

Después, tenés el informante que es un quebrado de una banda. Y a los profesionales que se convierten en informantes, y ahí vamos de vuelta al caso de Julio César Pose, porque es un caso paradigmático. Pose tuvo carrera dentro del Batallón 601 de la inteligencia durante la dictadura, después pasó a trabajar en la Policía Federal, se enrola detrás del “Fino” Palacios, ingresa a la SIDE en la línea de Patricio Pfinnen, que es la línea que se enfrenta con Horacio Antonio Stiuso. Ahí empieza a trabajar con la DEA. Según él -lo entrevisté seis veces para el libro- realizó más de 300 trabajos para la DEA en todo el continente, muy pocos en la Argentina. En 2003 forma parte de una operación muy irregular y muy torpe para un profesional, donde lo que hace es ingresar en una trama en la que un ex juez que trabajaba para la SIDE y un ex militar que trabajaba como cuentapropista, al ser él canal con la DEA, le ofrecen el dato de un cargamento que entraba por el NOA para que la DEA termine pagándoles como informantes y cayendo sobre ellos. Termina saliendo todo muy mal, pero lo cierto es que los detienen. ¿Qué sucede? Después de varios meses, terminan deteniéndolos y Pose lo que hace es subirse a un auto donde lo esperaban René Abraham Tenembaum, el argentino contratado por la embajada, y Arthur Staples, un agente de la DEA. Pose termina detenido, porque está acusado y luego condenado por instigación del delito de narcotráfico. La DEA presenta un certificado, es la segunda vez que lo hace (antes lo había hecho con Carlos Savignon Belgrano), en el que dicen “no, es un informante nuestro que cumplió un rol tan importante que permitió que hagamos estas incautaciones”. El juez de instrucción en ese momento, Bonadio, sostuvo que era instigación de narcotráfico. Pose terminó preso. Y en octubre de 2020 termina convirtiéndose en el primer informante oficializado por la DEA condenado en la Argentina.

Y hay un hecho de color, ese día en Clarín sale una nota de que Pose supuestamente sería “La morsa” del triple crimen de General Rodríguez, una nota firmada por Virginia Messi, una periodista destacada del diario. Agarra esa nota Alberto Fernández, ya presidente de la Nación, y la tuitea señalando de que todo formaba parte de una operación mediática para afectar a Aníbal Fernández y demás. Por la grieta que se vive en la Argentina, el presidente pierde de vista que esa causa expresaba como ninguna que la DEA se mueve a su antojo en la Argentina: poniendo cajas en negro de dólares a disposición, algo que ocurría en el 73, en la década del noventa y ocurre en el presente, contratando otro tipo de argentinos.

Un tipo es el que cumple este rol de “GPS” para los agentes, pero también hay otro tipo, argentinos que cumplieron un rol muy importante en investigaciones en materia de narcotráfico en fuerzas federales de seguridad y que en un momento pasan a retiro, y la DEA los absorbe bajo el rol de investigadores. Una función que no existe y que básicamente lo que hacen es establecer enlaces con aquellos que conocen de las fuerzas de seguridad. En esa causa de Julio César Pose, declara Carlos Gutiérrez, un ex gendarme que estuvo a cargo del programa “Frontera Norte” del NOA, con base en Salta, en el cual él oficiaba el rol de enlace entre Gendarmería y la DEA. Y el propio Gutiérrez cuenta en la causa cómo la DEA financiaba y patrocinaba los movimientos de “Frontera Norte”, ya sea para gastos de caja chica como para pago de informantes. Eso está en la causa, y eso pierde de vista el presidente de la Nación.

Yendo a la figura de René Abraham Tenembaum, un caso particular por ser un personaje de Titanes en el ring, ¿cómo es que logra transformarse en empleado de la embajada?

Eso me resultó imposible de construirlo. Lo pregunté, pero nadie me lo supo explicar, porque no hay nadie vivo de ese momento y porque la principal explicación me la tienen que dar los norteamericanos. Lo que me dicen es que las primeras conformaciones de la DEA en la Argentina, y esto me lo explica Abel Reynoso que es el único argentino que se convirtió en jefe de la estación Buenos Aires, eran bastante amateurs, al punto tal que la DEA no tenía oficina en la embajada. Les alquilaban una casa en algún barrio de la zona norte de Buenos Aires. Porque no estaban pensando en la Argentina, al punto que las incautaciones en la década del setenta en la Argentina (esto figura en los cables diplomáticos) llegaban a un kilo y medio. Ellos estaban apuntando principalmente a Perú y a Bolivia. Argentina era en la década del setenta una oficina de estatus regional. Duró un año eso, más que nada por la violencia política. Hoy es una oficina estatus país. ¿Qué significa? Argentina era la base que nucleaba a toda la región.

¿Por qué le das ese rol a un país que para vos es de tránsito? Se los das porque en la Argentina la DEA podía hacer lo que quería, enfocando sus principales objetivos, en este caso -como cuenta Michael Levine- en Bolivia. Al punto de formar parte del golpe del 79 contra Lidia Gueiler. Ahora, más allá de eso, lo que me cuenta Reynoso es que esas primeras conformaciones eran muy amateurs, por eso contratan a alguien que en simultáneo en la década del setenta era integrante de Titanes en el ring, con mucha posibilidad. Y hay algo más, lo utilizaban al propio Tenembaum cada vez que Titanes salía de gira (porque era un ciclo exitoso en Latinoamérica) para cumplir el rol de agente en el exterior. Todo irregular.

¿Cuándo arranca la profesionalización de la DEA en la Argentina?

En la década del noventa, cuando contratan a Guillermo González. Es actualmente el tipo más importante de la DEA en el país. González llega a trabajar para la DEA -siempre como empleado, incluso él declara en la causa de Pose- siendo discípulo de Mario Naldi, ex comisario de la Policía Bonaerense. Un Naldi de muy buena relación son Stiuso. González, de un perfil muy bajo, conoce a la DEA en el “Café Blanco” primero, que es la foto que yo publico en el libro, la única foto que anda dando vueltas sobre él. La foto es en Catamarca con Stiuso, Mario Naldi y Guillermo González. No aparece la DEA porque no tiene autorización, si la tiene en México, Colombia, y no en Argentina. Pero había un agente de la DEA ahí, a punto de que el informante en Café Blanco se lleva 200 mil dólares y eso no aparece en ningún lado. Con González empieza la etapa más profesional de los argentinos que trabajan para la DEA.

¿Cuál es el rol que cumple Guillermo González?

En febrero llegó John Wallace a la Argentina desde México, es el nuevo jefe de la DEA en el país. El rol de González es recibirlo y empezarle a abrir las puertas de gobernadores, ministros nacionales y provinciales, fiscales, jueces, integrantes del área de drogas peligrosas de las cuatro fuerzas federales de seguridad. Es el que le va indicando con quién. Y a su vez, es el que le decodifica el mensaje del interlocutor. Vos pensá que Wallace no tiene ni idea de la Argentina. Le entregan un mapa, le explican cuáles son las principales fragilidades del sistema. No conoce realmente la idiosincrasia local, por eso es importante el rol del argentino. Y es importante que hayan tomado la decisión de profesionalizarlo contratando a un policía.

Con González hablé, me dijo “la DEA no me permite hablar” y me bloqueó. Es alguien que pasa permanentemente desapercibido. Incluso, ese es el motivo por el cual lo contratan a él. Ahora, es alguien que a medida que uno va charlando con las contrapartes locales, lo conocen todos, está siempre presente.

Si hay un fiscal que tiene determinadas dificultades para financiar cursos de capacitación o tiene dificultades para acceder a determinados estudios para identificar de qué sustancia se trata, es el que hace el puente para financiar todo eso. Un fusible fundamental. El tipo que genera las condiciones para que cuando esté una reunión entre un agente de la DEA o el jefe y la contraparte local que le interesa, esté todo perfecto, porque previamente pasó González. Es el que alisa el camino. Y es invisible, esa es la particularidad de González.

Operativo Café Blanco: Horacio Stiuso, Guillermo González y Mario Naldi.

¿Cómo se conectó esa lógica ya en los noventa con la figura de Lestelle y la conformación de la SEDRONAR?

Es la única conformación de la SEDRONAR que trabajó casi como una DEA argentina. En simultáneo, Lestelle, y esto me lo reconoce él mismo, se convierte a nivel regional en alguien muy importante para la DEA, más en la década del noventa que estaba todo muy vivo. La injerencia norteamericana en diferentes países de la región -veníamos de 20 años del Plan Condor- generaba mucho rechazo. Un argentino, peronista, con una enorme capacidad de crear instancias de diálogo y aprovecharlas, era alguien que no despertaba rechazo. Entonces, a través de Lestelle, Estados Unidos, y la DEA particularmente, desembarcó en muchos países de la región, incluso en Cuba.

Porque lo que busca Estados Unidos en todos lados es homogeneizar legislaciones, formaciones policiales, encuadres teóricos, y para eso utilizan distintos tipos de organizaciones regionales. Son Ong’s, no son otra cosa. Lo que sucede es qué hay debajo del cascarón. Lo que vos veías en el cascarón era a Lestelle, y lo que no te dabas cuenta era que Lestelle estaba puesto ahí por la DEA.

“Porque lo que busca Estados Unidos en todos lados es homogeneizar legislaciones, formaciones policiales, encuadres teóricos, y para eso utilizan distintos tipos de organizaciones regionales”.

Lestelle reconoce que su relación con la DEA fue excelente. Hoy la SEDRONAR cumple una función totalmente diferente, pero en ese momento la idea era que fuese una especie de DEA en Argentina, y fracasó. Él tuvo un perfil muy alto. Se fue después de hacer unas declaraciones sobre que en el Congreso se daban “nariguetazos” de cocaína en el baño. La DEA con Menem se llevó muy bien al principio, y muy mal al final. Al punto tal de que cuando llega Abel Reynoso al país, lo primero que hace es difundir a través de la prensa que había conexiones del menemismo con el narcotráfico a nivel regional. Lo raro era que lo dijera a través de la prensa.

Si yo preguntase a periodistas o gente especializada en narcotráfico quiénes son los últimos jefes de la DEA en la Argentina, la mayoría no los conocen. Abel Reynoso aparecía en la tapa de los diarios. Duró un año y medio y se tuvo que ir. Era el ocaso del menemismo y el final de una relación muy cambiante entre Estados Unidos y Menem, que arrancó muy bien, con esas “relaciones carnales” que lo sintetizaban, y terminó muy mal.

¿Por qué terminó mal?

Imagino que por cuestiones políticas. Y porque en un momento Menem cuando empezó a trabajar en la idea de la “re-re”, que al final no le dio, Estados Unidos le soltó la mano. Los últimos tres años de Menem eran años de muchos enfrentamientos con todos, con la prensa de manera transversal, y en muchos casos por corrupción. Y si hay algo que entienden los diplomáticos estadounidenses es que “no te acompañamos, tampoco te entorpecemos, cuando te podemos usar, te usamos, pero cuando te caíste, te caíste solo”. Posiblemente, Menem habrá solicitado una ayuda que no tuvo y a partir de no obtenerla habrá pensado en las relaciones bilaterales.

En esto la DEA entiende a la perfección su juego. A la DEA no le interesa la problemática local, le interesa todo aquello que ocurra en la Argentina, en Bolivia, Perú, que pueda afectar a Estados Unidos. Eso es lo que no entienden muchos de los funcionarios o presidentes que terminan encolumnándose, bajando la guardia, sin ningún tipo de exigencia, y le permiten hacer lo que se les antoje. Sin darse cuenta de que no les interesa lo que pasa en la Argentina. No les interesan “Los monos”, el surgimiento de determinadas bandas en el conurbano. Lo que le interesa es lo que ocurre acá en relación con Estados Unidos.

¿Los Monos para ellos son un fenómeno local?

Exactamente. Hasta que se pueden complejizar y pueden integrarse, por ejemplo, al “Primer Comando Capital” o algún tipo de cartel regional en expansión. El Primer Comando Capital, más allá de haber nacido en San Pablo, está expandiéndose, por ejemplo, en Asunción. Ahí a la DEA si le preocupa, porque tanto Argentina como Brasil y Paraguay, comparten vías que más allá de la producción permiten un tráfico hacia Estados Unidos. Por eso la DEA trabaja muy bien con la SENAD en Paraguay, incluso con un acuerdo para trabajar en territorio, que es algo que en Argentina se estudió, pero no se aplicó.

Argentina no tiene carteles. No hay un especialista serio que diga que los tiene. Tiene organizaciones locales con una escasísima complejización. Los carteles tienen gente con posgrados, con másteres. Están pensando en todo momento formas sofisticadas para blanquear su dinero. Bueno, un grupo como Los monos no. Son fenómenos locales, entonces eso no les interesa. No quita que la DEA pueda aprovecharse de esos fenómenos locales para empezar a construir los vínculos que necesita, que es lo que está haciendo en Santa Fe ahora. Una problemática local, con una policía corrompida, con muchas dificultades para avanzar en lo que es inteligencia criminal, lleva a que la DEA interesada en la hidrovía del Río Paraná, empiece a construir un vínculo con la provincia de Santa Fe; abra una oficina informal, como ya tiene en Zárate-Campana, y apoye la creación y formación de la unidad de elite que anunció Omar Perotti.

“Argentina no tiene carteles. No hay un especialista serio que diga que los tiene. Tiene organizaciones locales con una escasísima complejización. Los carteles tienen gente con posgrados, con másteres. Están pensando en todo momento formas sofisticadas para blanquear su dinero”.

La DEA utiliza la problemática local para construir vínculos informales. Es una fórmula que alguien que conoce a la DEA me lo explicó. Usan excusas formales, como pueden ser los cursos de capacitación, con fines informales para trabajar vínculos y acceder a información de manera directa. Como vuelto, la DEA te puede ofrecer información que a vos te pueda servir. En Argentina son muy poquitos los que animaron a obligar a la DEA para que cumpla los acuerdos bilaterales. Porque los acuerdos desde la década del 80, en donde instituye uno Alfonsin, obligan a la DEA a que solamente pueda colaborar a través donaciones, financiar cursos, llevarte a capacitar afuera, y compartir información. Es lo único que puede hacer la DEA legalmente. Después están los grupos operativos conjuntos.

¿Cuál sería la función de esos grupos?

Los GOC fueron creados por resolución de Patricia Bullrich en 2017. Son una especie de unidades de elite dedicada a la inteligencia criminal. Pequeñas estructuras de 20, 21 agentes, que están compuestas por diferentes fuerzas federales y provinciales de seguridad según la región. Bullrich crea dos, en NEA y en NOA. Se asientan en el NOA en Salta y en el NEA en Misiones. La DEA les impone dos condiciones, una legal y otra que no figura en ningún lado. La legal figura en la resolución, que es la utilización de polígrafos, como hacía la DEA y el FBI, para medir la idoneidad de los que querían aspirar (un gendarme, un policía provincial) a formar parte de esos grupos de elite. Y a su vez le impone, una vez terminado el proceso, una reunión a solas.

¿Qué significa? A gente de la DEA aspirante a integrar esos GOC, que son agentes de seguridad argentinos, formados en agencias argentinas para actuar en territorio argentino, ser comandados en las sombras por la DEA. ¿Qué les pone a disposición? Cajas de dólares en negro. Uno me podría decir “largá la película”. Lo cierto es que accedí a informes de inteligencia de seguridad de la Nación en los cuales eso consta. Pero hay algo más grave, que los jefes de las fuerzas de origen le piden al Ministerio de Seguridad que les informen, casi a modo de ruego, qué están haciendo sus agentes con la DEA, porque ellos no están al tanto. Un desmanejo total.

Uno podría pensar que es cosa de Patricia Bullrich. Pero llega el gobierno de Alberto Fernández, primero con Sabina Frederic y luego con Anibal, y yo entrevisto a Valentina Novick. Ella tuvo a su cargo entre 2019 y 2021 la relación del Ministerio de Seguridad Nacional con la DEA. No solo ella lo confirma (está en on) sino que aparte, ya con pesar, como no conocía la historia de la DEA y quiso emprolijar la gestión, impulsa a que estos GOC, que inicialmente actúan desde 2017, se expandan de estos puntos a siete más: AMBA, Córdoba, Santa Fe, el Cuyo y la región patagónica. Es decir, la injerencia de la DEA sobre estas microestructuras que supuestamente son la elite de la inteligencia argentina es total. Esto lo sabía el gobierno anterior y lo sabe el actual, no se enteran por mí. Hay una condescendencia, vaya a saber sobre qué objetivos, de las contrapartes locales para que la DEA se mueva a discreción en nuestro país. La mayoría lo explica políticamente de esta manera: lo que no quiere ninguno de los políticos argentinos es que cada vez que sale un informe anual de la DEA aparezcan las críticas al gobierno, porque eso automáticamente tiene un rebote en los medios de comunicación.

¿Y qué injerencia tienen los servicios de inteligencia en este circuito?

En realidad la DEA no necesita a los servicios de inteligencia argentinos, que son bastante endebles, porque tiene su propia estructura de inteligencia. La DEA, fundamentalmente, construye vínculos en países como Argentina sobre la base de dos canales: uno son los recursos, que muchas veces no es que la Argentina no los tenga, sino que, por ejemplo, para acceder a determinada tecnología tenés que llamar a un proceso licitatorio y tarda un año y pico. Llamás a la DEA, firmás un acuerdo, y en un mes lo tenés. Y están los recursos económicos. Siempre doy un mismo ejemplo, que me lo dio un policía jujeño a cargo del área de drogas peligrosas a poco de cerrar la investigación. Me cuenta que en 2016 la DEA convoca a gente del área de drogas peligrosas de las fuerzas provinciales a un curso de capacitación de 5 estrellas en Buenos Aires a lo largo de una semana, con todo pago. Pero aparte, a todos ellos cuando vinieron, les dio 1000 dólares para gastos. Me dice que no solo fue una semana con todo pago a Buenos Aires a “pasear”, porque la verdad es que el curso no sirve de nada, sino que se llevó un ahorro. Y cuando volvió a Jujuy y le contó a sus pares, hacían cola para relacionarse con la DEA.

Aparte, lo que tiene la DEA es una estructura global de inteligencia, de modo tal de que si tiene un juez o un fiscal al que quiere hacer lucir le entrega un dato sobre determinado cargamento. Acaba de pasar en Rosario, y en “Bobinas Blancas”. No casualmente es el mismo juez de Zárate-Campana. No casualmente aparece Néstor Roncaglia en “Bobinas Blancas” y Marcelo Giuffra en Rosario, que es discípulo de Roncaglia. Roncaglia fue jefe de la federal con Bullrich, y Giuffra hoy es el jefe del área de drogas peligrosas de la federal. Los dos son a partir de notas de la DEA. La DEA construye vínculos a partir del acceso a la información de inteligencia, por tener oficinas en todo el mundo. Argentina no tiene nada de eso. Y aparte es una inteligencia muy débil.

Te doy un ejemplo que me lo dio la PROCUNAR. En 2018, ellos a partir de determinadas informaciones que estaban dando vueltas solicitan a la AFI, en su momento conducida por Gustavo Arribas, un informe de inteligencia sobre si efectivamente el Primer Comando Capital estaba entrando por Misiones y empezando a trabajar orgánicamente en la Argentina. La AFI le devuelve un informe sobre la base de Google. La PROCUNAR conducida por el fiscal Diego Iglesias estuvo obligado a pedirle lo mismo a la DEA. Ellos le devuelven un informe muy detallado, que demuestra que el PCC no estaba trabajando orgánicamente en la Argentina, sino que eran células de cuentapropistas. Por eso digo que no necesita a los organismos de inteligencia.

Eso no significa que haya habido etapas, por ejemplo la de Stiuso en medio de la causa AMIA, cuando se enfrenta la línea de Patricio Pfinnen con la de Stiuso. Pfinnen no quería trabajar con la DEA. Stiuso trabajaba con la DEA y la CIA, y es la línea que se termina imponiendo. Ahora, no los necesita. Si los tiene a favor, mejor. Y por todo lo que ya es público, Argentina no tiene una estructura de inteligencia para ostentar.

¿Hoy es la DEA la unica estructura de inteligencia criminalística en la Argentina?

No, no es la única, pero es la que tiene mayor complejidad. En la Argentina hay símiles de la DEA, de China, de Francia, de Italia, de España. Ninguna paga informantes. Ninguna tiene reuniones discrecionales con jueces, con fiscales, con jefes de área de drogas peligrosas. No construyen poder desde ahí. La DEA es la que se inserta y empieza tener injerencia a punto tal de que en las 12 provincias que le interesan a la DEA en la Argentina, tienen como mínimo tres informantes en cada una de ellas. Ellos corroboran que esa información sea verosímil, y a partir de ahí pagan. Ese pago no aparece en ningún lado. No hay ninguna organización de otro país que ponga cajas de dólares en negro a disposición de las fuerzas oficiales de seguridad.

Quisiera consultarte sobre el rol de los medios a partir del caso D’alessio, quien se mostraba como alguien con vínculos con la DEA, pero que a su vez se relacionaba con periodistas para suministrarles información.

Cuando aparece el caso de Marcelo D’alessio, se comete un error, con ese error aparece la nota de Verbitsky, y se lo menciona a partir de cómo se presentaba el propio D’alessio. Él se presentaba en algunos lugares como director regional de la DEA. Él no puede ser de la DEA, porque se tendría que haber formado en las fuerzas de seguridad estadounidenses. Ahora bien, lo que hice yo fue contactar a fuentes de la DEA, entre ellas Abel Reynoso. Muchas de las respuestas que me dan aparecen mencionadas en el libro. Lo que me dicen ellos es que tiene la apariencia de ser un informante desbocado. Que puede ser de las fuerzas de seguridad nacional, que tienen pesos para pagar. O de la DEA, que tienen dólares. Eso es lo que me dice por ejemplo Reynoso.

Acá se activa el otro tema. Me contacto con los que estaban a cargo de la causa allá en Dolores, y les pregunto si ellos solicitaron información sobre si D’alessio era informante de la DEA. Porque si es informante, tiene ingresada una ficha con código alfanumérico en la base de datos de la DEA, donde Argentina no tiene acceso. Ellos me dicen que no. Pero la embajada de Estados Unidos se contactó para decir que D’alessio no es empleado de ellos. Eso ya lo sabíamos todos. Lo que no sabemos es si efectivamente era un informante de la DEA. Es lo que aparenta ser, por sus movimientos. A eso se le agrega otro problema. D’alessio manejaba muy bien su visibilidad como forma de legitimarse.

Todo lo contrario al espíritu de la DEA.

Sí, por eso tiene que llamar la atención. Carlos Savignon Belgrano fue corrido de la DEA y hoy trabaja en otra agencia a sus ochenta y pico de años por su visibilidad. Lo peor que le puede pasar a alguien que trabaja de espía es ser visible. Por eso se enojaron que yo publiqué los nombres, porque ellos se presentan oficialmente como policías. Cuando vos ingresás a la página de la embajada aparece un solo nombre, que es el jefe de la DEA en Buenos Aires. No aparecen el resto de los agentes. Porque efectivamente están haciendo inteligencia en la Argentina. Solo que a la Argentina no le interesa limitar eso.

D’alessio lo que hacía era legitimarse a partir de sus apariciones públicas como especialista en narcotráfico. Al punto que aparece un nombre muy importante en la causa de Dolores que es el de Mario Montoto. El dueño de Taeda, más allá de ser uno de los lobbystas de modelo securitario de Israel en Argentina y ser el presidente de la Cámara de Comercio Argentino-Israelí. Montoto lo que cuenta es que D’alessio lo busca para que lo entrevisten en su revista. Y su revista, por la amistad, cada una de las notas que publican son replicadas en Infobae. Vos entrás a la revista de Montoto y está la entrevista de D’alessio. Yo me animo hasta ahí. Hay otras cosas que no se saben. Principalmente, porque la justicia argentina enfocó algo y no se movió de ahí. Y es ver si efectivamente D’alessio tenía algunas conexiones con agencias norteamericanas que le permitían actuar de la manera que actuaba y acceder a información de la manera en cómo accedía. No tengo manera de saber si había una relación orgánica y si D’alessio formaba parte de esta ficha de informantes de la DEA en el país.

Hay otro rol que cumplen los medios que es difundir aquello que la embajada quiere, no solamente la DEA, para presionar a políticos argentinos que no están haciendo lo que la embajada desea. Efectivamente, eso ocurre. Hay medios argentinos que generalmente lo hacen, en algún momento fue La Nación, hoy es Infobae, que cumple ese rol. Pero sinceramente, es lo de menos.

¿El rol de la DEA en los últimos años sigue siendo el mismo?

Sigue siendo el acceso a información privilegiada. Ahora, por supuesto, se presentan de manera distinta. No sirve que la DEA se presente con su fin real, de crear esta trama de vínculos y manejarlos cuál titiritero. Lo que les sirve es hacer lo que hicieron en Santa Fe, decir “estamos involucrados en la problemática local” y para eso este grupo de elite que crea Perotti, conducido por Maximiliano Bertolotti, que se lo lleva para formarlo en el plan USCAP de Bogotá, cuya formación es militarizada. ¿Qué hace la Argentina formándose en cursos de militarización para el enfrentamiento del narcotráfico si esto no es Sinaloa o Bogotá? El plan USCAP se crea en 2013, pero la Argentina recién envía sus primeros agentes en 2017, en simultáneo cuando se forman los GOC, que recibieron formación militarizada pero en Estados Unidos, en la sede de la DEA. Y eso sí tuvo una réplica en territorio, porque más de uno de ellos tuvieron una intervención violenta en territorio. Como si la Argentina tuviera zonas en donde hubiera comportamiento o reacciones criminales similares a las que pasan en México o Colombia, pero no hay un especialista que diga que más allá de la escalada de violencia en Rosario, diga que la Argentina es Sinaloa, Cali o Bogotá. Ningún especialista serio lo sostiene.

Más allá de eso, hay formación de agentes de seguridad de las diferentes fuerzas argentinas que están recibiendo una formación militarizada. Y nadie lo explica. Ahí lo que hace la DEA es empezar el proceso de cooptación. Es algo que se realiza de manera permanente.

Esa dinámica que contás que se viene realizando en Santa Fe con un grupo de elite, ¿cuál es la amenaza de que se expandan por todo el territorio?

Eso está. Los GOC ya están en expansión en este momento. Por eso sostengo que para la DEA no hay grieta. Para la DEA sos funcional o no lo sos. El momento más crítico de la DEA en la Argentina es 2012. En ese momento, Nilda Garré le dice a la DEA “vamos a empezar a trabajar según los convenios”. Es decir, operar y compartir información, no más. Como reprimenda, lo que hace la DEA es levantar Frontera Norte, levanta otros programas, y reduce al mínimo la cantidad de agentes en la Argentina y se los lleva a Chile y Uruguay.

Torpemente, la prensa empieza a decir “apagón de la DEA en la Argentina”, cuando en realidad lo que no se dieron cuenta es que lo que había hecho la DEA en simultáneo, a lo largo de treinta años, es producir relaciones con los gobiernos provinciales para evitar la coyuntura. Me llevo mal con gobierno “x”, no importa, tengo una relación directa con gobiernos provinciales. Si me llevo bien con los gobiernos nacionales, mejor, pero si no no importa, Entonces vos podés empezar a ver provincia por provincia y en simultáneo, cuando se hablaba del “apagón de la DEA”, ellos estaban rubricando convenios con gobiernos provinciales, incluso con los kirchneristas, como en Mendoza o Tucumán. Esto ocurre y ocurrió, crear relaciones de excepción con los gobiernos provinciales que te permitan evitar la coyuntura, porque si hubiera un alineamiento, perdiste. El Gobierno Nacional te cierra las puertas, te dice “hay que cumplir los acuerdos” y cagaste. Pero no cumplís los convenios y seguís llegando a los gobiernos provinciales, sin importar cómo es tu vínculo con los gobiernos nacionales. Eso no lo entendieron y no hay manera de que lo entiendan.



Julián Maradeo
La DEA en la Argentina
Planeta
2022

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