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Senda India: Un camino de identidad y resistencia

El documental de Daniela Seggiaro retrata con material de archivo la lucha y la vida cotidiana de la comunidad wichi en General Mosconi, Salta. A través de videos caseros, el largometraje reconstruye la memoria colectiva y revela cómo la resistencia, la lengua y el vínculo con la naturaleza configuran la identidad de un pueblo frente a décadas de presiones políticas y económicas.


Por Marvel Aguilera.

¿Es necesario validar la lucha de los pueblos originarios? Y en ese caso, ¿quién la valida? La historia reciente nos muestra que muchas corrientes progresistas han abierto los canales con diferentes comunidades, pero muchas veces desde un lugar estereotipado. Con un filtro de correción. Bajo un esquema ideológico. Por medio de un romance idealizado. Corsés que lejos de generar un conocimiento y una apertura real a la voz de los pueblos, los sume en un lugar prefijado: sin capacidad de acción, limitados a ser objeto de estudio del mundo académico, más que un sujeto político con un rol dentro del espacio público.

Un afiche en una básica. Un curso en un centro cultural privado. Una muestra de arte autóctono en un museo de elite. ¿Se puede incluir desde la lógica colonial? ¿En los mismos espacios que sostienen los esquemas de poder y desigualdad hacia los pueblos? Silvia Rivera Cusanqui, la autora boliviana, utiliza el concepto de “indianismo” para diferenciar el tratamiento “estético” de los pueblos, de la transformación fehaciente que las estructuras coloniales de dominación requieren. Una acción que necesariamente tiene que estar en manos de las propias comunidades. En su expresión. En su conocimiento. En la desobediencia. En la capacidad de accionar para que el mundo, más que incluirlas, asimile esas diferencias y aprenda a convivir con ellas.

En Senda India, el documental de Daniela Seggiario, ese concepto parece entenderse desde un primer momento. Allí, la lucha y resistencia de la comunidad Wichi en General Mosconi, en la provincia de Salta, es reproducido por sus propios integrantes a través de un extenso material de archivo fílmico registrado desde 1991. Una historia detrás de la historia, que inicia con una voz en off de un integrante wichi que lanza una pregunta, casi como disparador, acerca de por qué las comunidades ya no vuelven a habitar como antes.

“Lo que parece a priori un largometraje de interpretación del tipo intelectual, rápidamente se expone en su cercanía: allí donde las comunidades recolectan sus frutos, donde recorren el monte con machete en mano, donde se guían por los sonidos de los animales; con una filosofía bajo el brazo hermanada en el cuidado de la naturaleza”


El documental, hilando videos caseros, nos habla de una forma de vida tensionada por el coloniaje. La desaparición del entonces gobernador Miguel Ragone, tras el golpe militar en 1976, abre el paréntesis de un pueblo ancestral. Uno que no solo ve en peligro sus tierras, sino su propia forma de vida: sus costumbres, su filosofía y su lenguaje. La lucha por las tierras, en clave política, también se retroalimenta de una resistencia cultural. El arte como sostén para estar en el mundo.

“Habitamos desde tiempos inmemoriales”, señala un miembro de la comunidad mientras el mapa argentino se balancea en un cuarto que funciona como reunión preliminar. Lo que parece a priori un largometraje de interpretación del tipo intelectual, rápidamente se expone en su cercanía: allí donde las comunidades recolectan sus frutos, donde recorren el monte con machete en mano, donde se guían por los sonidos de los animales; con una filosofía bajo el brazo hermanada en el cuidado de la naturaleza. Un hábitat que, lejos de ser pasajero, forma parte intrínseca de su existencia, de su manera de comprender el tiempo y sus decisiones más personales.

Seggiaro se apoya en los fílmicos para entretejer, con una breve descripción casi aforística entre cada uno, los pasajes de cotidianidad y vida en comunidad. Agua, fuego, aire y tierra parecen moldear buena parte de las acciones del pueblo wichi. Los elementos en su estado más puro. Sin grandes artificios. El camino se hace a través de cada huella pasada, de cada llaga en las manos, de cada arruga en los ojos, de cada recuerdo intuido. El hogar, en contrapartida, se habita desde lo colectivo: allí donde la crianza y lo artesanal es pensado siempre a partir de un otro.

El camino, marcado en mapas y anotaciones, es también un mapa de vida y de utilidades que conforman la identidad aborigen. La lengua originaria se entrevera en el recorrido, como una suerte de acompasamiento del ecosistema del monte, que sirve para profundizar en los detalles, en los orígenes de la flora, en el alma de un terreno que presta sus puertas para ser albergado.

Las ansias de consumo de una época paradigmática en el país, como fueron los años noventa y el auge del neoliberalismo, contrastan con imágenes de austeridad noble y solidaridad, en medio de un terreno que a priori podría parecer hostil, pero que en manos de la comunidad, se mece a través de sus zapatos; en esa tranquilidad que traslucen los diálogos sin prisa, en las miradas de calma, en la concentración que cada uno de los indígenas tiene para con sus decisiones. Todo en medio de una cruzada de litigios y presiones políticas que bien podría caotizar su manera de convivir en sociedad.

La música de Cecilia Castro busca interactuar con esa misma sonoridad de un ambiente que se mimetiza en los rostros de cada poblador wichi. Se observa en las vasijas trabajadas para vender, en el fuego que se prende por la fricción de la madera, en la tensión de los hilos de un arco cazador.

Las ansias de consumo de una época paradigmática en el país, como fueron los años noventa y el auge del neoliberalismo, contrastan con imágenes de austeridad noble y solidaridad, en medio de un terreno que a priori podría parecer hostil, pero que en manos de la comunidad, se mece a través de sus zapatos; en esa tranquilidad que traslucen los diálogos sin prisa, en las miradas de calma, en la concentración que cada uno de los indígenas tiene para con sus decisiones

El genocidio a los pueblos originarios, tan presente en los discursos del 2000 de los gobiernos populares en la región, ya era una realidad interiorizada para los adultos de la comunidad mucho tiempo atrás. Una comunidad que, si bien defiende en sus haceres la forma de vida de sus ancestros, se embandera del celeste y blanco argentino en busca de un reconocimiento que llega a cuenta gotas, casi como pidiendo permiso, y requiere de una lucha paulatina, lenta pero constante.

Senda India es un documental que no requiere de dobles lecturas ni resignificaciones, es una obra que habla por medio de sus protagonistas, que está en los hechos, en los aprendizajes y en cada una de las formas de existencia que desarrollan a lo largo del sendero salteño.

En medio de un clima político actual en que las identidades colectivas se desdibujan en pos de resistencias individuales, estériles y efectistas, la experiencia de la comunidad wichi en Mosconi nos pone de manifiesto la importancia de la organización como bandera de cualquier resistencia. Porque incluso allá, donde los mecanismos jurídicos y los artilugios de la politiquería escasean, sigue triunfando la cohesión de un pueblo avanza porque sabe muy bien desde dónde supo partir.

FUNCIONES SENDA INDIA:

Viernes 5, 12 y 19 de septiembre a las 20:00 hs en MALBA CINE.

Sábado 6 y domingo 7 de septiembre, a las 19:00 hs;
Jueves 11 de septiembre a las 15:00 hs;
Sábado 13 a las 15:00 hs y domingo 14 de septiembre a las 17:00 hs;
Viernes 26 de septiembre a las 17:00 hs,
en el Centro Cultural Borges. Con entrada libre.

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