Este sábado 7 de marzo a las 21 hs Teresa Parodi y Ana Prada darán un concierto íntimo, con localidades agotadas, donde explorarán la interpretación de otras melodías, habrá estrenos y un intenso viaje por el repertorio de ambas.
Por Marina Cavalletti. Fotos Prensa Ana Prada
Hace ocho años, cuando la palabra sororidad estaba lejos del léxico revolucionario y poderoso de hoy, Teresa Parodi y Ana Prada emprendían un proyecto juntas que en 2013 se cristalizó en el disco de profundas canciones Y qué más. Se reencontraron en diversos escenarios de Argentina y Uruguay, de orilla a orilla. Este sábado 7 de marzo a las 21 hs darán un concierto íntimo, con localidades agotadas, donde explorarán la interpretación de otras melodías, habrá estrenos y un intenso viaje por el repertorio de ambas.
Antes del encuentro con el público, Ruda se reunió con Ana Prada, esa mujer del litoral uruguayo, cantante y compositora, que con su tríptico de trabajos solistas Soy sola, Soy pecadora y Soy otra marcó a la música popular con huella propia, sutileza y hondura.
La alianza musical con Teresa se inició en 2012 con los conciertos Cosido a mano y a medida, pero sucedieron otros escenarios a lo largo del tiempo. En este sentido, ¿de dónde nace esa necesidad de reincidir?
De la necesidad de decir, de encontrarse con personas con quien compartir una manera de ver al amor y al mundo, que en mi caso siempre es más cómodo entre canciones, y superador con Teresa al lado.
“Creo que la música nos transforma, nos hace conectar con otras cosas, es un potente canal de expresión que, cuando se hace colectivo, se amplifica”.
En 2013 coincidieron en el disco “Y qué más” con composiciones de ambas, ¿cuáles canciones de esa placa son más significativas, más actuales para ustedes?
Es difícil siempre elegir canciones. Todas son desde una genuina colaboración y generosidad compositiva que siempre se resignifican. Quizás Y qué más siga siendo la que condensa nuestros sentires y no en vano dio título al disco. Pero la canción La otra orilla es un poco síntesis del proceso que vivimos y muestra de algún modo que las mujeres pueden estar unidas, aunque separadas en el espacio (e incluso en el mismo tiempo), por una misma lucha.
¿Creen
que habrá otra reunión en estudio, nuevos temas y cosas por
decir?
No
lo sabemos aún, pero ojalá.
En ese trabajo aparece la libertad como una suerte de constante, además de una gran profundidad poética en las letras. ¿Cómo trabajan desde la composición y con la palabra como materia?
Desde la honestidad. Disfrutando del proceso. Respetándonos desde el cariño y la admiración y jamás subestimar a quienes elijan escuchar. Igual preferiría que me corrija Teresa, que es la gran maestra de la palabra.
¿Consideran que sus canciones, las de colegas, pueden trasformar en algún punto la realidad?
Creo que la música nos transforma, nos hace conectar con otras cosas, es un potente canal de expresión que, cuando se hace colectivo, se amplifica. No sé, creo que nunca se sabe, cuánto ni cuándo permean en quiénes. A mí me alcanza saber que acompañan.
El concierto del ND Ateneo se dará a horas del 8 de marzo, ¿cómo las interpela esta fecha en particular, como mujeres, cantoras, transmisoras, sobre un escenario?
No solo es la previa del 8 de marzo, el 7 es el día de la visibilidad lésbica. Es muy importante ya subirse al escenario para simplemente hacer lo que hacemos. La lucha se construye día a día y quizás el mayor logro es que cada vez seamos más las que sabemos que no estamos solas.
“La lucha se construye día a día y cada vez somos más las que sabemos que no estamos solas”.
Tienen diferentes procedencias y pertenecen a distintas generaciones. En ese sentido ¿qué aprenden de las experiencias, del recorrido individual y conjunto, la una de la otra?
La vida de Teresa para mí es un ejemplo, no solo en lo musical. Su fuerza, su generosidad, su sabiduría, son constantes. Yo me siento una privilegiada y aprendo lo que puedo, sabiendo que hay muchas enseñanzas que se me escapan.
El contexto mundial ha cambiado mucho desde el comienzo de la dupla. ¿Cómo vivieron esas instancias, en lo personal y en lo musical, entonces. ¿Y cómo las viven hoy?
Los contextos cambian, pero lo que nos conmueve – y por lo tanto nos mueve – no tanto. El mundo es de una amplitud angustiante, los migrantes, las mujeres, la pobreza, la desigualdad, el consumismo, niños y niñas, un mundo que empieza a no sostenerse, derechos y retrocesos. Frente a tal magnitud mi resguardo es lo colectivo, las personas, sus artes y sus ciencias. La búsqueda es esperanza. La lucha es herramienta.
