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Remedios Varo | Pintora, hechicera, visionaria

Obra: Simpatía (La rabia del gato)

Remedios Varo fue pintora, hechicera, escritora y artista gráfica. La muestra Constelaciones permite explorar los núcleos del proceso creativo de esta artista surrealista y continúa en exposición en el MALBA hasta el 15 de febrero con protocolos sanitarios. En esta nota nos sumergimos en las raíces de su simbología pictórica.


Por Laura Bravo.

“Llegué a México buscando la paz que no había encontrado, ni en la España de la revolución, ni en Europa la de la terrible contienda, para mí era imposible pintar entre tanta inquietud”.

Remedios Varo

La exposición retrospectiva Constelaciones, de Remedios Varo, comenzó en marzo de 2020, en aquellos primeros días de aislamiento que impuso la pandemia de Covid-19. Luego de las ponencias inaugurales, la única alternativa fue seguirla desde las actividades de la página web, el canal de YouTube y las redes sociales del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA).

Remedios Varo fue pintora, hechicera, escritora, artista gráfica, visionaria. Nació en España en 1908, se educó en un colegio católico, a los quince años ingresó en la Academia San Fernando de Madrid donde se enamoró del también pintor Gerardo Lizarraga, su primer marido, con quien se estableció en París durante un año. Año frustrante en el que se derrumban las expectativas que ambos habían depositado en la vida pareja.

De regreso vive en Barcelona, allí se separa de Lizarraga, se integra al espíritu de la ciudad, se suma al surrealismo catalán y adhiere a la causa republicana. Así conoce al poeta Benjamin Péret con quien se muda de nuevo a París huyendo del franquismo, en esa ciudad vivirá hasta la Segunda Guerra Mundial cuando la persecución del nazismo determina el viaje a México.

Le faltaba otra separación, otro matrimonio, más viajes, una expedición científica entomológica por Venezuela. En los movimientos geográficos referidos es donde se decide su suerte; causa y efecto de una obra surrealista con potente impronta americana impregnada de su interés por lo esotérico. Gran paradoja para una persona a la que no le gustaba viajar.

En Francia conoció a André Breton, Max Ernst, Wolfgang Paalen, Dora Maar y Leonora Carrington. Allí se introdujo en prácticas artísticas, como el uso del azar objetivo o el automatismo, calificados por Breton como los verdaderos secretos del arte mágico surrealista. Por entonces, el surrealismo francés estaba permeado de la fascinación por los sueños, el psicoanálisis y la hipnosis; también por la alquimia, el espiritismo, la mediumnidad.

Paraíso de los gatos, 1955

Toda esa experiencia y su gusto por el tarot, por la simbología de oculto, por los enigmas de los arquetipos, se traslada a su pintura que irrumpe con fuerza en la etapa mexicana, donde se instala gracias a la política de asilo a refugiados españoles del presidente Lázaro Cárdenas. La exposición del Malba es la primera dedicada a la artista en Argentina. El recorte temporal se extiende de 1938 a 1963 y hace hincapié en este exilio. Se trata de 35 pinturas, 11 dibujos preliminares y 60 bocetos.

Una de las piezas en exhibición es Ícono (ver al final) que pertenece a la colección del museo. Asegura Eugenia Macías: “Hay un carácter ritual y/o sagrado en Ícono (1945), derivado de su estructura a la usanza bizantina, a la manera de un ícono, referido en el propio título de la pieza, que aloja la imagen en un pequeño altar con dos puertas que la resguardan, pintadas por fuera con un árbol y una guía. El sentido de devoción en Ícono rememora cuando, en tiempos de la transición del arte medieval al cristiano, la imagen era percibida como la presencia de algo trascendental, y el ícono fue una alternativa portátil para activar esta dimensión religiosa de las imágenes”.

La caja fue realizada por encargo de uno de los seguidores de Gurdjieff en Sudamérica como homenaje al místico ruso. En el diminuto retablo se aprecian instrumentos, construcciones, alas ingenieriles. Los especialistas enfatizan que los trabajos de Varo no son solo dibujos que reflejan hobbies esotéricos sino que sintetizan ideas como el vínculo entre lo humano y lo universal, la correlación entre ciencia y espíritu y el despertar de la conciencia como encuentro entre las energías cósmicas y humanas.

Creación de las aves

Asegura Gurdjieff: “La fórmula ‘Como es arriba es abajo,’ de las Tablas esmeralda de Hermes Trismegisto […] es una analogía entre el hombre microcosmos y el macrocosmos: el universo. Las leyes fundamentales de las tríadas y las octavas que penetran todo deben estudiarse simultáneamente tanto en el mundo como en el hombre”. Tal vez este hermetismo sobrevuela las obras de Varo pero no captura por completo su esencia, una alquimia propia que, si bien se nutre de lo espiritual, también se mimetiza con sus estudios y búsquedas artísticas.

Algo en el orden de los artefactos remite a su padre. Al minerólogo e ingeniero hidráulico que la introdujo en la precisión del dibujo técnico, en las perspectivas y en las proyecciones, en la sincronicidad de las proporciones que estuvieron entre sus primeros juegos.

Esto también se aprecia, entre otras obras, en Creación de las aves, mix de surrealismo y fantasía. Allí, un extraño ser transita una aparente normalidad donde la ciencia, las artes y la magia operan como dispositivos para fabricar aves. Por esto, luces divinas, herramientas, prismas y pinceles confluyen en un escenario minucioso de donde brotará la vida. Alegoría de la soledad del artista, reducción del génesis a un espacio que, pese a esto, es desmadre.

A su vez, en Mujer saliendo del psicoanalista, expresa su humor al unir en la chapa de entrada las iniciales de Freud, Jung y Adler. Arroja la cabeza del padre que, en realidad, es un retrato de Péret. Claro que no es suficiente, quedan otros objetos que deberían arrojarse al pozo por eso la mujer sigue vistiendo velos. Es que el psicoanálisis también trata de símbolos pero son de otra especie.

Octavio Paz le escribió en una carta: “Es maravilloso, después de todo, tener amigos como tú y Leonora [Carrington]. Mejor dicho: tener amigas. La mujer –algunas mujeres, algunos corazones de mujer- me reconcilian con la vida y también -¿por qué no?- con la idea de la muerte. Elisa [Breton] -supongo que te habrá escrito- te recuerda mucho y con gran cariño. Y todos los demás. Y todo lo demás”. Esto da cuenta de que su densidad/intensidad/complejidad no pasó desapercibida, es una artista de renombre, es por eso que merece ser explorada, no rescatada.

Mujer saliendo del psicoanalista

A propósito de Leonora, mucho se ha hablado de la amistad entre Varo y Carrington; a juicio de Janet Kaplan, biógrafa de Varo, las unía el gusto por lo sobrenatural. A raíz de esto fueron confidentes y compartieron impresiones respecto a la vida, el trabajo, el amor. Se encontraban casi a diario para intercambiar lecturas, recetas y hasta se dijo que incursionaron en la brujería práctica.

Tenían diferencias, a Varo le fascinaba lo mexicano, Carrington tomaba distancia del culto a los muertos. Sin embargo, ambas sentían atracción por los talismanes, por las plantas mágicas, por todo aquello que probara que hay fuerzas que trascienden lo humano. Aunque Carrington añoraba Europa, no extrañaba el lugar que ocupaban en aquella cofradía de artistas, al respecto aseguraba: “Ser una mujer surrealista quería decir ser la que cocinaba la cena para los hombres surrealistas”.

Constelar, a grandes rasgos, es un verbo que alude al proceso terapéutico que busca resolver un dilema vincular o conocer su origen para abordarlo o aceptarlo. Estos vínculos pueden ser sanguíneos o no. Lo que la constelación saca a la luz son las dinámicas que operan dentro de un sistema. La muestra constela los núcleos de su proceso creativo, los periplos de los dibujos que luego Remedios calca en tela o madera. Además constela a Varo con otros emigrados, celebridades y artistas como la mencionada Leonora Carrington, Kati Horna, Eva Sulzer, Benjamin Péret, Óscar Domínguez, Gunther Gerzso, Octavio Paz, Ígor Stravinski, entre otros.

La muestra también aspira a que el surrealismo mexicano no sea percibido como subsidiario del surrealismo francés sino que se lo reconozca como un movimiento rico, vital, con exponentes y personalidad propia. Gracias al MAM de México, el préstamo de las obras se extenderá hasta el 15 de febrero de 2021, y desde el 5 de noviembre el MALBA retomó su actividad con protocolos, por lo que se puede recorrer la muestra.

Ícono, 1945

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