Feminismos

Una feminista caleidoscópica | Una década sin María Elena Walsh

María Elena Walsh es, por supuesto, una de las voces centrales del mapa cultural argentino. Tras una década de su partida física, que sucedió el 10 de enero de 2011, su obra, vasta y diversa, de indudable raigambre feminista, muestra una contundente vigencia luego de la marea verde que, en diciembre, obtuvo una de sus máximas victorias.


Por Marina Cavalletti.

Poeta, cantautora, dramaturga y lectora voraz, Walsh admiró a Virginia Woolf, Doris Lessing y Victoria Ocampo. Mostró su impronta de género con diferentes notas periodísticas como “Feminismo y no-violencia”, de 1979, o “Sepa por qué es usted machista”, una ácida y lúcida enumeración para la revista Humor, en 1980.

Además, unos años antes, en 1973, en el contexto de la dictadura de Lanusse y a pocos días de las elecciones, escribió el artículo “Carta para una compatriota”,  publicado en la Revista Extra. Allí, entre otras cosas, expresó: “El Movimiento de Liberación Femenina es una ideología revolucionaria, no exprimida de libracos apolillados sino del cotidiano martirio de la mitad de la humanidad. Nace en las ferias y junto a las bateas, a la vera de las camillas de ginecólogos carniceros y a contrapelo de los viejitos célibes del Vaticano que vienen diagramando la conducta sexual según conviene a los intereses de los capitales y a las fluctuaciones del mercado bélico”.

Decime cuántos no verían con malos ojos que una mujer se niegue a la maternidad y diga: ‘Me revienta ser madre y tener hijos’. La verdad, muy pocos. Y ahí es donde se nota que en nuestro país no ha habido feminismo” dijo en 2008, sin saber cómo crecería el movimiento años después.


Por otra parte, es evidente que en su poesía, como en toda su obra, hay una fuerte crítica al patriarcado y un profundo espíritu de empoderamiento: “Las que cantan”, “Oda Doméstica” o “Con tambor”, son algunos ejemplos de eso. Y entre los versos de “La feminista” se lee: “Me tomaste por tu abuela/que aguantó sin pestañear./ Si tenés el monopolio/del acierto universal/yo te dejo vía libre/pero vos, dejame en paz./ Y cuando las papas quemen/¡arreglate sin mamá!”

La palabra feminista asusta a muchas personas. Sobre todo a las que temen al ridículo”, sentenció alguna vez. Y con honestidad brutal, en una entrevista de 2008 publicada en Página 12, declaró: “Decime cuántos no verían con malos ojos que una mujer se niegue a la maternidad y diga: ‘Me revienta ser madre y tener hijos’. La verdad, muy pocos. Y ahí es donde se nota que en nuestro país no ha habido feminismo. O que si lo ha habido, ha sido una versión tímida, blandengue, autoencerrada por miedo, por pudor, por lo que sea”, opinó María Elena.

Como sea, la producción de Walsh puede revisitarse en clave verde y queda claro que, entre sus páginas y canciones, la hacedora de “El país de nomeacuerdo” no está caduca, sino más bien, todo lo contrario.

La voz que nos convoca a seguir

Para ampliar el itinerario sobre el universo walshiano, Blanca Correa, poeta, docente y piscopedadoga tucumana radicada en CABA, se refirió a la creadora bonaerense con estas líneas:


Juguemos al amor profundo. / La voz leal, el ojo sano. /Vamos a visitar el mundo/ Mis amigos me dan la mano.

-Los amigos

Cuántas de nosotras hemos escuchado las canciones de María Elena Walsh y nos hemos reído y divertido; creímos habitar el mismo territorio donde la poesía y la infancia fueron cómplices.

Cuánto admiro la influencia en la renovación de la música folklórica argentina y en la música infantil. Quizás quienes transitamos la docencia en todos los niveles, podemos dar cuenta de que el deseo de María Elena se cumple al ver cada rostro de esos niños y niñas que escuchan su música y luego juegan con rimas que tanto Leda Valladares como ella incorporaron a las canciones. Así empecé a transitar la enorme herencia que nos dejó María Elena, fue muy bondadosa en esa entrega desinteresada.

Yo me nazco, yo misma me levanto, /organizo mi forma y determino /mi cantidad, mi número divino/mi régimen de paz, mi azar de llanto

-Asunción de la poesía

Es ella misma, en estos versos, es un manifiesto que nos permite llegar al fondo y conocerla y valorar la palabra firme, valiente. La poesía es la autorizada para mostrarnos la mujer que es, no puedo hablar en pasado cuando la presencia es cada vez más fuerte en la lucha diaria que estamos dando las mujeres en todos los ámbitos y regiones, en el mundo .

Hay una insinuación de primavera/ en inminentes pájaros librada. / ¿No la ves ya rondar tu calendario?/ Mi vida no la ve, pero la espera con/ vestido de fiesta y demorada/ en un acontecer imaginario.

Leo y releo estos últimos versos del libro Otoño Imperdonable con el que María Elena Walsh se dio a conocer como poeta. Lo escribió cuando tenía 15 años y lo publicó en 1947 en una edición que pagó ella misma.

María Elena transita todas las edades juntas y habilita la valoración por la inclusión y la lucha por nuestros derechos; es la voz que nos convoca a seguir y sostener nuestras conquistas desde un lugar nuevo, con alegría y firmeza. Tantas veces me mataron/ tantas veces me morí/ Sin embargo, estoy aquí/ Resucitando. . .

Ahora mismo la imagino celebrando con nosotras esos pequeños y grandes logros que vamos tejiendo las mujeres como una gran manta de colores.

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