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Diego Yaker: “El negacionismo sobre el horror atraviesa todo el planeta”

En su nueva película, Una jirafa en el balcón, el director argentino revisita la violencia de los años setenta a través de un thriller que busca plasmar el peso de las decisiones, la mirada hacia nuestra historia política reciente y cómo el paso del tiempo hace mella en las identidades.


Por Marina Cavalletti.

Una exiliada de la dictadura recibe, 40 años después de su llegada a España, una citación del Ministerio de Justicia argentino para declarar en el juicio por el secuestro y posterior desaparición de su compañero de entonces, padre de su hija. Así se inicia Una jirafa en el balcón, el thriller dirigido por Diego Yaker, que se estrenará en todo el país este jueves 5 de septiembre, antes de su lanzamiento en streaming. El film se inscribe dentro de la necesaria tradición cinematográfica de plegarse al Nunca Más, entre las que se cuentan La historia Oficial y Argentina 1985, entre otras.

El director, en diálogo con Ruda, explica que su película tiene una focalización inédita hasta ahora. En este marco, asegura que “La historia se revisita porque duele” y agrega: “Nuestro país siempre ha tenido una tradición de revisionarse y repensarse. Es quizás una de las cosas más positivas que tenemos. Nos permitimos esto como sociedad y yo lo siento algo muy sano”.

Revista ruda


Terminaron de rodar Una jirafa en el balcón en noviembre del 23, en otro momento político de nuestro país. ¿Cómo creés que impactará el estreno del film este 5 de septiembre?

Predecir es muy difícil, más en la coyuntura social y política que atraviesa nuestro país actualmente. Jirafa… es una película que no baja línea, que no da respuestas, sino que apunta a que quien lo sienta se haga algunas preguntas. Apostamos a que no te va a dejar indiferente. Si bien es un thriller y te va a tener enganchado a la pantalla hasta el sorprendente final, por supuesto que como artista busco que no sólo te quedes con eso. Que tu experiencia como espectador sea más profunda, una revolución de sentimientos para que vivas el momento del acontecimiento cinematográfico con toda la intensidad posible.

La protagonista vive exiliada en Barcelona y vuelve al país 40 años después para declarar en el juicio por la desaparición de quien fuera su compañero, ¿cómo construiste desde el guión el arco narrativo que traza el personaje de Lidia? ¿Cómo pensaste la diversidad de los otros personajes, que son bien distintos entre sí?

Me interesaba mucho trabajar la humanidad de cada personaje, sus certezas, sus creencias, pero sobre todo sus contradicciones, sus miedos, sus inseguridades. Lidia, la protagonista, es una mujer con un pasado revolucionario, violento, donde la violencia se veía como un instrumento para cambiar la realidad, una mujer muy comprometida con su época, los ’70. Bajo la influencia de las revoluciones sociales, Cuba, el Mayo Francés del ’68, el mismo Cordobazo en nuestro país. Convencida de que otro mundo es posible y estaba al alcance de la mano. La tomo 40 años después, derrotada, con un pasado que no ha querido atravesar o comprender, sino esquivar y esconder. Convertida en una señora de 65 años, jubilada y que sólo espera el nacimiento de su nieto. Pero como nos pasa a todos los seres humanos, si ante una situación traumática o de dolor, no somos capaces de atravesar ese dolor, para aprender, aceptar y convivir con nuestras decisiones del pasado, eso volverá, explotará en algún momento. Eso es lo que define el arco dramático de Lidia.

Los demás personajes se articulan como contraposición a Lidia. Todos, a su manera, han transitado y aceptado las decisiones que tomaron en el pasado y, sobre todo, las decisiones que tomaron los otros y los afectaron. Este pequeño gran matiz es lo que los diferencia de la protagonista y los convierte en un contrapunto que obligarán a Lidia a llevar adelante el eje central del conflicto: aceptar las decisiones de los otros. Ya que la historia no es ni buena ni mala, es historia. Sucedió y no se puede cambiar, sólo tergiversar. Pero si decidimos esto, pagaremos las consecuencias. Nada se puede construir en base a una mentira.

El tópico de la traición es central, pero también aparece con fuerza el ocultamiento de la verdad “para proteger” a otros, también el hecho de no querer saber para evitar el dolor. ¿Qué relación encontrás entre estos ejes, o cómo los pensaste en la escritura y la puesta en escena?

La idea de proteger me parecía muy interesante. Pero desde el punto de vista de que los personajes toman unas decisiones y accionan determinadas cosas a los ventipico de años, sin pensar que eso les afectará de por vida. Aquí intentamos tomar la traición, no tan sólo como tópico que nos da pie al sentimiento de venganza, sino como uno de los aspectos humanos. Todos hemos sufrido una traición o desengaño amoroso, lo vemos y lo sentimos en nuestras carnes. Y al mismo tiempo, el tema de la “delación” entre compañeros. El “quebrado” o el que traiciona, ¿merece el escarnio o la muerte? ¿Cómo reaccionaríamos cada uno de nosotros a la tortura propia o de algún ser querido? Hemos construido una imagen del mártir a lo Hollywood, donde aguanta las peores vejaciones y prefiere la muerte antes que entregar a sus compañeros. Eso está bien y hay muchos ejemplos de personas que lo lograron, pero qué pasa con aquellos que no pudieron, que no aguantaron y que además, fueron “condenados” a vivir.

En Jirafa…, se nota en la puesta en escena que todos los personajes, salvo la hija de Lidia, ocultan algo, esconden alguna información para poder sobrevivir. Al principio de la escritura, me asaltó esta pregunta: ¿Cómo se vuelve de la muerte? Los personajes de esta película, intentan desesperadamente contestarse esa pregunta. Dependerá de cada espectador encontrar o buscar la respuesta.

“Hemos construido una imagen del mártir a lo Hollywood, donde aguanta las peores vejaciones y prefiere la muerte antes que entregar a sus compañeros. Eso está bien y hay muchos ejemplos de personas que lo lograron, pero que pasa con aquellos que no pudieron, que no aguantaron y que además, fueron ‘condenados’ a vivir”. 

Ensayás una serie de cuestionamientos a partir de la película  y afirmás que “Una jirafa en el balcón es un proyecto de largometraje de ficción que nos plantea estas preguntas para que cada uno intente, si no responderse, sí al menos re-preguntarse por un tema que el cine casi no ha tocado: los aparecidos o ex-detenidos desaparecidos; sobre aquellos que volvieron de la muerte”. ¿Por qué decidiste poner el foco sobre ese faltante y cómo fue tu proceso de investigación para hacerlo?

Jirafa… surge a partir de una charla con una persona en Barcelona, que fue exiliada y que 40 y pico de años después la citan a declarar en uno de los Juicios de la verdad. Mientras declara, el Juez le dice si quería conocer su propio expediente, con lo que esta persona queda como en shock, ya que ni se imaginaba que había un expediente con su nombre. Cuando me lo explica, siento que hay una peli en todo esto e inicio una investigación que me llevó, más o menos, año y medio. Entrevisto a ex militantes políticos de todas las banderías y ex miembros de los grupos de resistencia armada a la dictadura cívico militar del ’76, que viven en Europa y América.

Pero tratando de pensar o repensar eso que mencionamos antes, ¿cómo se vuelve de la muerte? ¿Cómo se vive con la sospecha de los otros? ¿Por qué se salvó: habló, colaboró? Esto te empuja a vivir con terror secuestrado y una vez quedás en libertad, el terror continúa.

Otros colegas periodistas me han dicho que es la primera vez que se trata este tema y de esta manera. Inclusive uno en España me dijo una frase que la tomo y te responde de alguna manera tu pregunta: “Es que ya toca hablar de lo que nunca se habló”.

En una escena, hay una película dentro de otra, una metaimagen a partir de un fragmento de El secreto de sus ojos, también vinculada con la dictadura. ¿Qué viene a decirle ese recurso a les espectadores? 

Eso tiene un doble valor, por un lado, el netamente dramático que apunta a que la protagonista reenfoca sus acciones a partir de un pequeño trozo de información que no había tenido en cuenta. El segundo, más interesante, es que toda la película está atravesada por la idea de la justicia. Hacer justicia, o hacer lo que uno cree que es la justicia. Usar ese fragmento y en ese momento particular de esa película, intenta mostrar en acción, hasta dónde Lidia está dispuesta a ir en su accionar. Ella en su cabeza, está convencida que está haciendo lo correcto. Lo que toca hacer. 

En esta línea, tu película se inscribe en una cierta tradición de realizaciones que reflexionan acerca de lo sucedido durante la última dictadura. ¿Qué aportes trae tu punto de vista en tiempos de negacionismo? ¿Por qué el cine argentino revisa los hechos de aquellos tiempos funestos? 

El negacionismo sobre el horror atraviesa todo el planeta. No es sólo una situación argentina. La historia se revisita porque duele. Porque hay aún aspectos a repensar, a re -sentir, pero no desde el odio creo yo. El odio y la división nos ha traído a este presente. Ya hace un tiempo, otros artistas empezaron con este fenómeno, ahora mismo pienso en la novela de Eduardo Sacheri, o Leila Guerrero y su brillante libro “La llamada”. Nuestro país siempre ha tenido una tradición de revisionarse y repensarse. Es quizás una de las cosas más positivas que tenemos. Nos permitimos esto como sociedad y yo lo siento algo muy sano.

No te podría decir qué aporte traemos, lo siento como un tanto soberbio de mi parte enumerar o decir que aportamos tal o cual cosa. Queda eso para quienes vean la película y tengan ganas de debatir sobre ella, les guste o no les guste.

“Nuestro país siempre ha tenido una tradición de revisionarse y re pensarse. Es quizás una de las cosas más positivas que tenemos. Nos permitimos esto como sociedad y yo lo siento algo muy sano”.

La película tiene locaciones en Buenos Aires, La Rioja y Barcelona,  y por momentos se sobreentiende un exilio dentro del exilio, entre las diversas geografías. ¿Qué rol tienen estos paisajes? ¿Cómo creés que será recibido el film en España, donde atravesaron la dictadura franquista?

Los tres lugares están elegidos a propósito. Barcelona en tanto ciudad europea cosmopolita y uno de los lugares que albergó tanto exiliados argentinos durante aquellos años, como hoy polo de atracción para los que emigran buscando un futuro que sienten que aquí no tienen.

Esta ciudad está reflejada en la película como de luz, color, lo que todos conocemos que es Barcelona. Pero nuestra protagonista es todo lo contrario, no tiene luz, viste de forma sencilla, opaca, oscura, arrastrando su historia. Buenos Aires, se divide en dos: la de los ’70 con sus colores apagados y una Lidia joven que sí viste con color, que trata de destacar porque está convencida de sus ideales y la Buenos Aires actual, un poco más oscura, más gigante, de ruidos que a Lidia mayor, le molestan, la agreden, no los tolera.

La Rioja, nos daba el color de la tierra, el rojo, el polvo, las montañas, esa vida completamente alejada de la vida de Lidia y que produce, y lo verbaliza en la película, el choque psicológico en ella, de que sus amigos han podido cambiar de vida y salir adelante, mientras que ella, que se siente víctima de toda la situación, no puede.

En tu ópera prima, Como mariposas a la luz, convencido de que su país no tiene futuro, Diego, un joven argentino de origen catalán, vive obsesionado con recibir la partida de nacimiento de su abuelo para conseguir el pasaporte que le abrirá las puertas de Europa. ¿Encontrás puntos de contacto entre ese film y éste? ¿Qué se ha mantenido y qué ha mutado en tu mirada a veinte años de aquel debut en la pantalla grande?

Por supuesto que hay puntos de contacto ya que Lidia, aunque llegase a Barcelona como exiliada, no deja de ser una inmigrante sudamericana en Europa. Tiene que adaptarse a una cultura diferente, a una forma distinta de relacionarse y de ver la vida. El inmigrante pasa a una especie de limbo, cuando está en su país, es el que se fue, el que ya no está, mientras que en su país de residencia nunca dejará de ser el extranjero.

Para responder a la segunda pregunta y sin ánimo alguno de sonar soberbio, siento que Jirafa… llegó en un momento justo, estando yo más maduro como persona, como inmigrante y como artista. Lo que me permitió escribir desde otro ángulo, abriéndome en canal, como dicen los españoles, para ¿por qué no?, yo también sanar ciertas heridas y dolores del pasado. Lidia, y todos los demás personajes, son pequeñas partes de mis contradicciones: errores, certezas, idas y venidas, y por eso siento que son muy humanos y de ahí la empatía con los espectadores.

FICHA TÉCNICA

Dirección: Diego Yaker
Cast: Andrea Frigerio, Fini Bocchino, Juan Leyrado, Diana Gómez, Elisabet Casanovas, Mimí Ardu, Mirta Busnelli, Claudio Gallardou,
Género: Thriller.
Duración: 90min.
Producido por: Balance media entertainment, Buen destino SRL, Bourke lms.
Productores: España: Miguel Torrente.
Argentina: Nicolas Touzzo, Patricio Di Salvio y Rodolfo Lamboglia.
Productores asociados: Andrea Frigerio, Diego Yaker
Productora ejecutiva: Marta Figueras
Distribución: STAR DISTRIBUTION LA.

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