Visuales

Ema: un híbrido cargado de desmesura

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Dirigida por Pablo Larraín, estrenada en el Festival Internacional de Cine de Venecia, Ema es la primera aproximación del realizador al Chile contemporáneo. Protagonizada por Mariana di Girolamo y Gael García Bernal, narra el después de una decisión polémica: la marcha atrás en una adopción.


Por Laura Bravo

Ema y Gastón, bailarina y coreógrafo, miembros activos de un espacio comunitario, literalmente devuelven el hijo que tenían en su casa. Aparece la hipotética justificación, un accidente doméstico en el que la tía termina hospitalizada con el rostro quemado, pero ¿es esa la causa del cambio de idea?

La pareja se flagela en cada diálogo, se odian, se maltratan, todo está sujeto a cuestionamiento. ¿Por qué no pudieron seguir adelante sin que importara nada? ¿Es que acaso se puede retroceder en el proceso de devenir en padres? Ambos intentan seguir con sus historias, la música, la cultura popular, funcionan como apoyos. Ema, por su parte, encuentra hermandad y contención en las pibas de su grupo de danza.

La pérdida dispara un duelo que los protagonistas transitan de diferente manera. Mientras Gastón se desespera por no perder la relación, Ema deja que el reggaeton le atraviese el cuerpo. Este atravesamiento constituye una mecánica narrativa que el director utiliza para plantarla en la escena.

El personaje de Ema es insondable, sabemos que desea un hijo pero no estamos seguros de que sea el que resignaron. Gastón es estéril y unos años mayor, tal vez no puede comprender ni concebir el tipo de maternidad que su compañera está deseando. O quizás la sociedad toda se deba una reflexión acerca de aquello que define como familia porque, si bien los formatos se ampliaron, las expectativas acerca de su dinámica así como las sanciones para quienes no las satisfacen se mantienen estancas.

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La riqueza visual y la fotografía son tan contundentes como la temática. Ema baila en un parque de diversiones, en una cancha de fútbol, en las calles de Valparaíso, en un Chile febril musicalizado por el compositor y productor chileno-estadounidense Nicolas Jaar. Las luces iluminan la costanera, el fuego se apodera del cielo. La apuesta es audaz, dentro de Ema se agazapan toda la sexualidad y toda la violencia del mundo, cada quiebre de cadera, cada expresión de goce comunica esa verdad.

Explica José Luis Brea (2009) que estamos ante un: “nuevo ciclo civilizatorio, no logocéntrico: un escenario en el que el principio organizador dominante no sería ya más la palabra, sino acaso lo visual”. Es en la hibridez entre clip y película donde las virtudes de esta obra se potencian porque destacan la ausencia de elementos normalizadores para con la protagonista.

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Pese a ese andamiaje estético, este trabajo podría no estar tan lejos de la filmografía de Larraín como se aseguró en su paso por los festivales europeos de 2019. Después de todo, siempre rodeó o abordó cuestiones político-sociales y jamás faltó una cuidada paleta de colores en sus trabajos, aunque, es cierto, nunca esta desmesura.

El guión pertenece al director junto a Guillermo Calderón y Alejandro Moreno. Los actores aseguran que nunca lo tuvieron completo en sus manos sino que recibían la escena a trabajar en cada jornada de filmación. No se trata de una improvisación, sí de un avance sin certezas en la ya desordenada cronología que imponen los rodajes.

Cuesta permanecer indiferente, esa es la razón por la que entramos en un espectáculo de una belleza que, por desmadrada, de a ratos nos expulsa. No obstante, la crudeza de la propuesta y la intensidad de Ema nos conducen a intuir que estamos a las puertas de problemáticas que ninguna otra generación experimentó con anterioridad, que requerirán estrategias de resolución pertinentes y originales.

Por fin, el proyecto acontece en el marco de un Chile que levantaba temperatura al calor de las demandas sociales. Eso llena el filme de connotaciones y símbolos, lo rodea de un aura de premonición, le imprime su furia latente, sus preguntas, su inocultable incendio.


Ema (2019)
Director: Pablo Larraín.
Guión: Pablo Larraín, Guillermo Calderón y Alejandro Moreno.
Intérpretes: Mariana Di Girolamo, Gael García Bernal, Santiago Cabrera, Giannina Fruttero

106 minutos

Disponible en MUBI

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