Este año Ediciones Bonaerenses apostó por una antología de poetas mujeres del sur de la provincia de Buenos Aires, bajo la cuidadosa selección de la poeta Roberta Iannamico. Un libro que sobresale entre las antologías, no solo por sus autoras, sino también por el trabajo puesto en la edición y circulación del mismo.
Por Ayelén Rives. Fotos de Ediciones Bonaerenses
Muchas veces se cataloga a les artistas por su lugar de origen o de creación. Clásico es ya pensar en Florida o Boedo, y un poco más reciente, se habla de poetas “del conurbano”. Sin embargo, muchas veces esa territorialización no tiene tanto que ver con la propuesta artística y termina siendo una simple agrupación geográfica.
No es este el caso de Pasajeras esas nubes, antología de poetas mujeres del sur de la provincia de Buenos Aires, a cargo de Roberta Iannamico y publicada este año por Ediciones Bonaerenses. En este caso, la pertenencia al territorio es también la pertenencia a una voz poética, a unas preguntas feministas, que, más que agrupar, hermanan. Sin perder sus características propias, el diálogo que instala cada una en esta antología nos deja ciertamente con un amplio panorama del cielo pampeano de la provincia y las nubes que lo atraviesan y dejan su marca. Las poetas, de diversas ciudades y generaciones, son Lorena Curruhinca, Laura Forchetti, Natalia Molina, Eva Murari, Agostina Paradiso, Carolina Rack y Alejandra Saguí.
La antología se presentó en la Feria del Libro en el stand de la provincia de Buenos Aires y contó con la participación de las autoras recopiladas, su ilustradora, Luciana Roldán, y el escritor Oliverio Coelho. Una ronda de mujeres que dialogaban con los vientos y ritmos del sur bonaerense.
La selección realizada por la también poeta, Roberta Iannamico, aborda distintas voces, generaciones y ciudades del sur bonaerense aunque todas “asumen sutilmente su pertenencia al territorio y a su historia en una lengua íntima”. Hay heterogeneidad en sus temas, en sus estilos y proveniencias, pero también hay un paisaje común, que no tiene que ver con lo natural exclusivamente, sino también con las experiencias atravesadas por la época y también por el feminismo.
“Cada una tiene un apartado propio que permite no solo pasar por distintos momentos y temas en las poéticas personales, sino que también muestra el crecimiento de esas voces poéticas, las temáticas, los intereses particulares por ciertas formas, por ciertas preguntas”.
Este libro tiene dos particularidades que lo hacen una antología especial. La primera es que, a diferencia de la mayor parte de las antologías de poesía, reúne a solos siete escritoras, pero realiza un recorrido por cada una de sus producciones. Cada una tiene un apartado propio que permite no solo pasar por distintos momentos y temas en las poéticas personales, sino que también muestra el crecimiento de esas voces poéticas, las temáticas, los intereses particulares por ciertas formas, por ciertas preguntas. Así, en esta antología no hay un popurrí y nada más. Podemos ingresar a la escritura de cada autora y comprenderla desde otro lugar. Si pudiéramos hacer una comparación, no sólo es la foto del paisaje con las nubes pasajeras, sino que las vemos pasar como en un video, como quien diría, hasta pudiendo sentir el viento.
Por otro lado, esta antología se destaca porque su distribución no fue comercial. Se imprimieron cerca de 36 mil ejemplares y se distribuyeron principalmente en bibliotecas públicas, populares y escolares. Esto es fundamental porque no solo se trata de aportar al fomento a la lectura, sino también de fomentar la circulación de poesía contemporánea y local. El director de la editorial, Guillermo Korn, comentaba tras la cálida presentación en la Feria del Libro, que el objetivo de la editorial es precisamente este, el de hacer llegar a las autoras a un público nuevo, que quizás está alejado de los centros de circulación de la poesía, de las voces contemporáneas. Y qué mejor lugar para contactar con las nuevas generaciones que las escuelas y bibliotecas populares, lugar donde la cultura hace su hueco en barrios de toda la provincia.
Roberta Iannamico es poeta, cantautora y tallerista de Villa Ventana, y transita en su prólogo la voz poética de cada autora, las enlaza destacando cada una como única y complementaria de las demás, como los siete colores del arcoiris.
Lorena Curruhinca, oriunda de Viedma – Carmen de Patagones, vive actualmente en Viedma, donde coordina ferias de libros y la editorial Colectivo Semilla. Su escritura está atravesada por personajes y sucesos de la cultura popular y masiva: desde Barbie y X-Men a Rocky y Julieta Venegas. Sin pudor, atraviesa tanto los juegos y preguntas de la infancia, como los sentimientos y contradicciones de la mujer adulta, en los poemas ProCreAr, Poema-canción cursi por si algún día tengo unx hijx y Me encantan las historias de Instagram.
Laura Forchetti, por su parte, es de Coronel Dorrego, publicó libros de poesía en forma independiente y junto a la artista plástica Graciela San Román. Además conforma la colectiva feminista Y que los platos los lave otro. En sus distintos poemarios encontramos una lírica de trazos breves pero concretos: las flores, el cuerpo y sus formas, los lazos familiares, los lugares quietos. Poemas como el pastizal, que se deja crecer.
Desde Sierra de la Ventana llega Natalia Molina, que como una Muñeca Brava no se queda en el lugar común y transforma canciones, cuentos e imágenes cotidianos en otras versiones y otras lecturas. Aporta también un compilado de Poemas Peronchos, en los que recorre lugares y figuras tradicionales a través de las mujeres (madre, abuela, Evita) y cierra la compilación con poemas inéditos, exuberantes de amor y vida.
“Esta antología se destaca porque su distribución no fue comercial. Se imprimieron cerca de 36 mil ejemplares y se distribuyeron principalmente en bibliotecas públicas, populares y escolares. Esto es fundamental porque no solo se trata de aportar al fomento a la lectura, sino también de fomentar la circulación de poesía contemporánea y local”.
Eva Murari, de Bahía Blanca, es docente y publicó cuatro libros propios. Su poesía rebosa de flores y plantas que aparecen y estallan ante nuestros ojos. Con versos breves y poemas cortos visitamos ese paisaje del sentimiento. Luego llega El dibujo del sol en las persianas y empezamos a movernos en la historia de mujeres, de placares y habitaciones, de ciudades y de playas. Cierran, con más verde, flores y paisajes, un conjunto de poemas inéditos, algunos de ellos escritos durante la cuarentena de 2020-2021.
Agostina Paradiso nació en La Pampa, pero creció en Tres Arroyos y ahora vive en Ing. Maschwitz. Integrante del colectivo F.U.R.I.A., tiene dos libros de poesía publicados. En sus poemas encontramos historias atravesadas por una mirada que no es inocente. La rebeldía y el feminismo son temas que brillan en su poesía sin convertirla en panfleto. Su poesía es mensaje tanto en su contenido como en la forma: escritura atravesada por el lenguaje inclusivo, por el mapuzungun, y seguramente también por su experiencia como docente y recreóloga; todos estos elementos aparecen en los poemas de forma lúdica y auténtica.
Carolina Rack, de Coronel Suárez, explora lo cotidiano y lo épico. En Rubias naturales, emergen las imágenes de su ciudad natal, de casas con jardines y patios, de chismes y rumores en voz baja de las chicas de pueblo. En su segundo libro de poesía, sin embargo, se aleja de lo urbano y recrea en cantos su propia épica pampeana con dos personajes: Upé y Epú, y su Epopeya en once cantos y un encanto. Luego se añaden poemas inéditos que demuestran que la autora continúa explorando nuevos territorios: retratos y recuerdos, reflexiones sobre la bondad o sobre el dolor.
Cierra esta antología Alejandra Saguí, de Bahía Blanca, autora de dos libros de poemas y de un tercero que verá la luz en 2022. En los poemas de Alejandra, la lengua hablada borronea los límites de las reglas de escritura, y las palabras se unen y se separan construyendo una voz a la que casi podemos escuchar. Ya sea por los tópicos cotidianos (el pueblo, el patio, el heladero) o por los dichos populares que florecen entre los poemas, la lírica nos traslada. De uno de sus poemas surge el título del libro,
“pasajeras son esas nubes
eso lo sé
en casa, cuatro chinitos
comen uno
está ya en la univer si dá
hay que pagar departamento”
En los poemas inéditos (o próximos a publicarse) este trabajo se acentúa, deconstruyendo todavía más las frases y las palabras del habla cotidiana, haciendo hueco para que entre el aire, construyendo poema en toda la hoja.
Un libro con una cuidada edición, con arte de tapa propio y una calidez para atesorar, que nos invita a conocer a siete poetas que, con sus diferencias y similitudes, recorren el escenario poético bonaerense.
Lorena Curruhinca, Laura Forchetti, Natalia Molina, Eva Murari, Agostina Paradiso, Carolina Rack y Alejandra Saguí.
Compilación y prólogo: Roberta Iannamico.
Arte de tapa e interiores de la ilustradora, diseñadora y serigrafista: Luciana Roldán
Pasajeras esas nubes. 7 poetas bonaerenses
Ediciones Bonaerenses
2022