El nuevo film de Eduardo Pinto, con guion de Pablo Bucca, retrata el vínculo de un hijo con su padre criminal en medio de la anomia social de los años noventa. Un policial conurbanense sobre los mandatos heredados y las elecciones que uno está dispuesto a dar aún a riesgo de su propia vida.
Por Laura Bravo.
El problema de mi padre era que no amaba al diablo,
dejaba que el diablo lo amara a él.
Truman Capote
La película La educación de los cerdos, escrita por Pablo Bucca y dirigida por Eduardo Pinto, retrata la cotidianidad de una familia bonaerense sometida al temple inestable de un padre ladrón y violento, en el marco de la crisis socioeconómica del final de los años ’90.
Por aquella década, el neoliberalismo produce un aumento de la desocupación y falta de oportunidades. La desigualdad, la precariedad y la exclusión generan un clima de desesperanza que queda al descubierto en la chatura del pueblo, en la participación del padre en una banda de delincuentes, en las remiserías y los emprendimientos, en la deriva del hijo (Martín) que abandona la escuela para buscar trabajo.
A su vez, la madre es víctima de violencia de género de manera sistemática. En una abulia tensa, de escasas palabras en voz alta, la familia subsiste con recursos mínimos dado que el padre les retacea aportes financieros. En tanto, el hijo sobrevive con la venta de dibujos a un negocio de tatuajes.
“Con paisaje y estética de western, el filme de Pinto dialoga con la morosidad polvorienta de la pampa, con sus oficios, con sus animales, con sus tiempos, con las formas de enfrentar la vida en un contexto condicionado por el corrimiento del Estado”.
Martín debe elegir, esta es su verdadera prueba iniciática, entre acompañar al padre a un atraco en la ciudad o construir la propia vida. En el interín, conoce a una chica que trabaja como cajera en un supermercado, atravesada por sus propias pérdidas y soledades.
El relato, escrito por Bucca cuando era adolescente, plantea el clásico dilema de la lealtad hacia el padre malo o la toma de distancia que, en este caso, es percibida como traición. El vínculo disfuncional de sometimiento que propone el padre es compensado, a medias, por la relación de cuidado y ternura que unen al protagonista con la madre y la hermana.
Con paisaje y estética de western, el filme de Pinto dialoga con la morosidad polvorienta de la pampa (se filmó en 25 de Mayo y Daireaux), con sus oficios, con sus animales, con sus tiempos, con las formas de enfrentar la vida en un contexto condicionado por el corrimiento del Estado. La banda sonora opera como síntesis de una historia previsible aunque inquisidora.
Pinto transita los conflictos adolescentes en Caño Dorado, la violencia en Corralón y el paisaje pampeano en La Sabiduría. En su cine, las locaciones interactúan con el argumento y la mirada social imprime una reflexión ineludible. Así, La educación de los cerdos no es la excepción, es otro mojón en la misma búsqueda artística.
Ficha Técnica
Dirección: Eduardo Pinto. Producción Límbico Films, Corralón Films. Guion: Pablo Bucca. Reparto: Luciano Cáceres, Tupac Larriera, Pasta Dioguardi, Cumelen Sanz, Paula Rebagliati, Pablo Pinto. Fotografía: Alejandro Del Campo. Dirección de Arte: Mariana Ron. Sonido: Pablo Isola. Montaje: Cecilia Pinotti. Música: Estelares, Víctor Bertamoni Productores ejecutivos: Pablo Bucca, Pablo Pinto, Pasta Dioguardi, Eduardo Pinto.