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Los Tiempos | Un ensamblaje de fragmentos humanos

La obra de Federico León se permite una retrospectiva de su trabajo para armar una nueva trama que reflexiona alrededor de las distintas vidas de nuestra existencia. Una alegoría sobre el paso de los años y los límites que nuestra memoria construye entre lo real y lo imaginario.


Por Marvel Aguilera. Fotos: Ignacio Lasparra

El soñador, cuya mirada estremecida cae sobre el fragmento que sostiene en su mano, viene a transformarse en alegórico, decía Benjamin. Es que los objetos, las imágenes y los cuerpos remiten al pasado. Nos invitan a conectarnos con ideas que fueron y quedaron a tientas, esperando ser hiladas para resignificarse. Buena parte del arte en sí, presente en el cine y la literatura, se comprende desde ese andamiaje de superposiciones de conceptos e imágenes, enlazadas una y otra vez. La creación es asimismo confrontación con lo creado. Hoy, la fugacidad del presente nos invita a imágenes sin duración: scrolleos que se desvanecen, informaciones que pierden efecto en cuestión de segundos. ¿Cómo se construye un tiempo sin memoria, cuando lo único vigente son variaciones infinitas sin duración? ¿Es este presente, repleto de filtros, una mamushka de aquellos pasados que nos quedaron en tensión?

En Los Tiempos, escrita y dirigida por Federico León, hay una búsqueda auténtica por visibilizar los engranajes del tiempo: la acción ordenadora que construye nuestros vínculos, la noción de la realidad, los estímulos de esperanza y frustración, la pulsión de muerte y resistencia frente a lo sombrío. Como un collage de su propia obra, el director y dramaturgo construye una trama que atraviesa el propio tiempo de su creación para ubicarla en una nueva perspectiva. ¿La vida de las obras termina? ¿Son nuestros hechos artísticos esbozos de una puesta mayor en permanente construcción? ¿Vemos acaso en las ruinas el vestigio de un futuro irremediable?

Personajes expuestos al paso de los años, escenarios que confluyen con otros, pincelazos de obras ajenas recordadas por el autor. En Los Tiempos hay una retrospectiva que al ponerse en acción se transforma. El concepto de la celebrada obra Yo en el futuro se conjuga y articula alrededor de otras piezas –El adolescente, Las multitudes, entre otras-. Recortes, imágenes y figuras que configuran un universo mayor. Uno que no refiere únicamente a Federico León, sino al público que experimentó su obra a lo largo de los años, pero también el que lo desconoce. Lo viejo puede ser nuevo, y lo nuevo envejece en el acto. Y eso está presente en los cuerpos, en los modos, en la tecnología, en la puesta estética de esta creación.

“En este ensamblado de fragmentos, que no es otra cosa que la dinámica de lo real, lo que trasluce no es un texto lineal, sino una alegoría que representa a la condición humana misma”.


Una obra que nos sumerge en una reflexión alrededor de la ficción en tiempos de apariencias, donde lo real ya no se edifica por narrativas sino por impulsos y emociones. Los Tiempos nos permite pensar en la fragilidad de los recuerdos, donde lo que pervive es o no parte de lo acontecido. Porque si la memoria reconstruye sobre hechos imaginarios, expone una realidad que en su imperfección se torna más humana y menos tecnicista.

En este ensamblado de fragmentos, que no es otra cosa que la dinámica de lo real, lo que trasluce no es un texto lineal, sino una alegoría que representa a la condición humana misma. El decir no está en los diálogos, sino en las acciones; en el montaje de personajes recortados, como de revistas de papel que se pegan en cuadernos; en la forma misma de representación de un pasado y presente entremezclado. Allí donde transita una partida de ajedrez, unos acordes guitarreros de fogata, y una señora que realiza movimientos gimnásticos; todo es posible. Lo real es, a fin de cuentas, una invención de quien se anima a cuestionar sus propias condiciones de posibilidad.

Mucho de la esencia de Los Tiempos va en sintonía con una lógica onírica. Una recreación de los dislates alrededor del soñar, de lo inconcebible, de las represiones liberadas que se tornan paraísos efímeros o extrañas pesadillas. Con actuaciones comprometidas con la impronta lúdica de León, la obra avanza como una ruleta sin freno, evocando las vidas de una vida: las transgresiones pueriles de la juventud, los laberintos racionales de la adultez. Todo retorna, pero nuevo, edificando un rascacielos imperfecto. Un retrato sobre los rostros de la existencia y de las complejidades de estar en un presente moldeado por los algoritmos.

Federico León recrea en su última obra un proyecto que trasciende los márgenes del ejercicio teatral para pensar, desde esos bordes, nuevas maneras de comprender el tiempo en nuestras vidas. Los Tiempos es una pieza sobre aquellas ficciones dentro de la ficción misma. Esas que descansan en las subjetividades de los actores, en quienes construyen la puesta, y en los que alguna vez, desde el público, se sintieron parte de ese universo tan abierto.

Ficha técnica y artística

Elenco: Jimena Anganuzzi, Ignacio Rogers, Miguel Ángel Olivera, Emanuel Torres, Federico León, Gastón Frías, Daniel Cosentino, Pablo Brignoccoli, Vicente Correa, Pablo Cernadas, Sergio Faya, Leandro Orellano, Ariel Bar-On, Ariel Ragusa, Stella Maris Isoldi, Marcelo Silva, Pablo Trimarchi, Agustín Chenaut, Santiago Zarba, Rubén Galarce, Nahuel Galarce y Leonardo Vitale.

Actores en video: Elizabeth Bagnes, Julián Tello, Luis Ziembrowski, Maitina De Marco, Pablo Gasloli, Alejandro Ini, Bárbara Irisarri, Ana María Monti, Patricia Russo, María Laura Santos, José Maria Seoane, Alfredo Staffolani, Martín Tchira, Emanuel Torres, Antonella Querzoli y Gabriel Zayat.

Música y diseño de sonido: Diego Vainer. Diseño de iluminación: Alejandro Le Roux. Asistencia de iluminación: Damián Monzón. Diseño de video: Matías Iaccarino. Técnico de video: Daniel Tirado. Asistencia de video: Lihuel Formento. Vestuario: Paola Delgado. Asistencia de vestuario: Bianca Pujia Levy. Escenografía y objetos: Ariel Vaccaro. Casting: María Laura Berch y Mariana Berch. Fotografía: Ignacio Iasparra. Actor en ensayos: Ariel Bar-On. Asistencia general: Valentina Santelli. Asistencia de dirección: Carla Grella. Asistencia artística: Juan Francisco Reato. Coordinación técnica: Laura Copertino. Videos: cámara y fotografía: Guillermo Nieto. Dirección de arte: Mariela Rípodas. Edición: Andrés Pepe Estrada. Post producción: Alejandro Soler. Composición canción “Tal vez”: Carmen Baliero. Prensa Zelaya: Marisol Cambre. Producción general: Melisa Santoro. Dirección: Federico León.

Teatro SarmientoAvenida Sarmiento 2715, CABA.
Funciones: Miércoles a domingos a las 20:00 hs.

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