
Por Marvel Aguilera. Fotos: Eloy Rodríguez Tale.
Nos vienen a exterminar. No tienen pruritos ni empatía. Los viejos siempre son y serán el eslabón más fino de una cadena social que tiene como fin la destrucción total de nuestra identidad como pueblo. Los viejos están, como en el 2001, cuando pusieron el cuerpo en una Argentina avasallada. Vaciada por los mismos que hoy vuelven a ocupar lugares de poder en este gobierno cipayo.
Le sacan los medicamentos, pulverizan sus ingresos, los obligan a una humillación sin igual por un mísero puñado de pesos tras décadas de laburo.
Hoy pasaron todos los límites. Y van a seguir tensándolos. Porque su plan macabro no puede aprobarse sin represión y muerte. Y sin la complicidad de los miserables que en el Congreso, a pocos metros de donde gatillaban a los jubilados argentinos, juegan al circo de la correlación de fuerza.

“Los viejos están, como en el 2001, cuando pusieron el cuerpo en una Argentina avasallada. Vaciada por los mismos que hoy vuelven a ocupar lugares de poder en este gobierno cipayo”
Estamos en una anomia, carente de toda representación. Pero peor aún, en un tobogán de decadencia humana. Con medios de comunicación que camuflan una realidad que se filtra en la sangre de nuestro pueblo, en los balazos y gases que nos persiguen por advertir este siniestro programa de aniquilación nacional. Con poderes judiciales puestos a dedo para negar la corrupción y aprobar la venta de nuestra patria.

La violencia de esta tarde tiene que ser el inicio de una organización masiva, sino estaremos en tierra arrasada. Porque este gobierno de ocupación no parará hasta que no haya nada: ni recursos, ni soberanía, ni democracia, ni justicia ni paz.
Mientras el acuerdo con el FMI se aproxima, empujándonos a una pobreza extrema por decenas de años, el pueblo organizado tiene que dar el paso en las calles para terminar con esta lógica de muerte y saqueo.
Hoy, más que nunca, hay que ser muy cagón para no defender a los jubilados y para no dar la cara por nuestra bandera, lamentablemente pisoteada por las botas de esta dictadura de hecho.
