Por Marvel Aguilera.
Las declaraciones del ex presidente Eduardo Duhalde no pueden ser tomadas a la ligera. Son una amenaza clara. Ni un exabrupto mediático ni una opinión personal desde el resentimiento de estar excluido del escenario político. Duhalde es un operador conocido en el mercado. No por nada el presidente Alberto Fernández lo ha recibido en más de una ocasión. Un perro de presa del grupo Techint y de Héctor Magnetto, los factores de poder del establishment. Azuzar una posible anulación de las elecciones del año que viene y advertir sobre un golpe de estado contra el gobierno democrático de Alberto Fernández forma parte de un mensaje directo y sin tapujos por parte de los grupos de poder, que ven afectados sus intereses con la reforma judicial y con la regulación de los servicios de comunicación.
En ese mismo marco, el agite por parte del monopolio Clarín para que se multipliquen las marchas anticuarentena, el retorno de la noción antipolítica del “que se vayan todos” de la que han empezado a hablar a través de sus periodistas estrella, y la compra compulsiva de dólares mediante sus empresas para generar un shock inflacionario, son parte de una estrategia del mercado para presionar al gobierno y convertirlo en un títere político, alguien que cumpla con los requerimientos que venían desarrollándose con detalle de la mano de Mauricio Macri.
La intención está a la vista, seguir generando pánico en la sociedad, con particular énfasis en los sectores medios. Invertir la carga de los conceptos de “democracia”, para así poder justificar acciones ilegítimas contra el gobierno nacional. El golpe, en ese sentido, sería tomado por los sectores inyectados de odio como un acto de justicia contra el “autoritarismo” y la amenaza de un país “chavista”.
Lo que nos queda es la defensa de nuestra democracia, de nuestra voluntad popular. En las calles o en cualquier ámbito posible. Dejar que los grupos de poder le tuerzan la mano a las decisiones populares será el primer paso para el decantamiento de un clima destituyente ante la “debilidad del gobierno”. Reforzar las acciones políticas es el objetivo clave para desarticular los intentos de crear incertidumbre social y miedo generalizado. Poner el cuerpo para que el pueblo tenga los derechos y la justicia social que merece y que tantas veces ya nos han arrebatado.
