Música

Unas vacaciones raras de El Mató | Generaciones desencantadas

En julio de este año Okupas se reestrenó en la conocida plataforma de streaming. La serie de culto de Bruno Stagnaro se revitaliza con la banda sonora de El mató a un policía motorizado y vuelve a convocar a las generaciones desencantadas.


Por Marvel Aguilera.

Es difícil que alguien que haya visto Okupas allá por comienzos del 2000 en el viejo Canal Siete se pudiera olvidar, incluso tras una era de sobredosis de entretenimiento audiovisual, de muchas de las imágenes que la serie de Bruno Stagnaro proyectó sobre esa Argentina previa al estallido. Nuestra conexión con el comienzo de ese milenio siempre persistió, y cada tanto vuelve, mucho más cuando todavía hoy resuenan los ecos de una crisis económica y política. Lo que retorna es ese imaginario de zozobra, de un clima gris, frágil y risueño, de miseria y cierto desenfado, con resquicios de amor en medio del colapso. Una sociedad sin brújula, eyectada a un campo de batalla de unos contra otros. Allí un grupo de jóvenes, plasmados como espejo de muchos de nosotrxs, caminaban errantes en busca de un hogar que ya no existía, que había sido vedado no solo para ellos sino para toda una generación crecida en el fragor del neoliberalismo de los años noventa.

La restauración de la miniserie para su emisión en Netflix tal vez haya roto algo épico que la obra protagonizada por Rodrigo de la Serna, Diego Alonso, Ariel Staltari y Franco Tirri tenía: ese devenir de culto que le daba el estar abroquelada a un antiguo VHS en algún estante, en el disco duro de un enorme gabinete de Pentium II olvidado en la casa de tus viejos o, como en los últimos años, dividida en pedazos entre distintos canales de YouTube con una calidad peor que la de los primeros celulares con tapa. Sin embargo, la necesidad de incorporar parte de una nueva banda sonora musical al reestreno aportó algo valioso a la tira: el desafío de conectar parte de nuestros recuerdos más empáticos hacia la caja boba con melodías y letras que pudieran dar cuenta de ese sentimentalismo híbrido que tanto causaba y causa aun Okupas, esa mezcla de alegría y dolor en cada episodio, de felicidad agria; una nostalgia viciosa imposible de borrar que nos traslada siempre al momento exacto de nuestras vidas de la época en que transitan los personajes.

Unas vacaciones raras es la puesta que Él mató a un policía motorizado desarrolló para satisfacer esa empatía, y el resultado es más que grato. Lo curioso es que muchas de esas canciones ya estaban hechas, salvo por la iniciática “La otra Ciudad”, una melodía triste pero alentadora de otro mundo posible, congraciada por el video con Dante Mastropierro -el emblemático Negro Pablo. Desde la reconocida “Yoni B”, un infaltable en cada show de la banda platense, hasta “Día de los muertos”, en una versión algo más pulcra que la original del disco homónimo; el EP condensa mucho de la esencia y la filosofía de la banda. Sin embargo, la razón de buena parte de esa conexión entre la agrupación y la serie de comienzos del 2000 va más allá del posible fanatismo de El Mató por la cinematografía o la cultura pop, sino que pareciera estar en mucho de lo que ambas representan para su público, en ese hilo invisible que las ata con generaciones desencantadas, con cientos de jóvenes corridxs del eje de tener que ser el faro presuroso del mañana; con generaciones que aceptan la realidad de este presente líquido, sin molde, para avizorar algo más que aquello que el tiempo pone, como un cigarro consumiéndose, frente de sus narices cada día.

Así como Okupas parece ser un gran corredor de sombras y “noches negras” hacia un final mortuorio que parece inevitable, la banda sonora de El Mató proyecta sus reconocidas guitarras yendo del frenetismo a la depresión hasta caer en ese loop ensoñado que entona Santiago Motorizado en “Noche de los muertos”: Noche de los muertos/ En la ciudad el infierno / El caos para mi mente no puedo pensar/ La noche de los muertos/ Noche de los muertos/ En la ciudad el infierno.

Unas vacaciones raras es la demostración cabal de que la música no siempre tiene un único destino, sino que fluye muchas veces hasta encajar en aquello que es parte de nosotros, en este caso revitalizando y dando una nueva interpretación a aquella vieja serie de culto que tanto parecía habernos dicho pero que siempre parece encontrar nuevas formas de seguir transmitiéndonos sensaciones.

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