Música

Juan Tranier: “Todos le cantan a un tiempo pasado idílico y se olvidan de la realidad de mierda que estamos viviendo”

A comienzos de año revisamos la escena musical independiente con Juan Tranier, músico integrante de Excursionistas y solista en Le Perdant y colaborador del sello BPM Discos.


Texto y fotos por Dante Fernández

En un mediodía caluroso, atravesados por el desempleo y el sol de Flores, Juan Tranier dispuso su hogar para una charla sincera sobre las realidades de los trabajadores, de la escena y la producción artística durante el macrismo. Un par de meses luego del cambio de gobierno pudo dotarnos de una cierta distancia para analizar cuán duro fueron estos últimos cuatro años, no sólo por la realidad económica, sino también por los propios movimientos del campo musical independiente, los cambios culturales de la sociedad y la evolución de la tecnología de la comunicación. Escraches, producción de contenido, distanciamiento de los artistas la realidad política y social, fueron algunos de los temas expuestos.


Tocas y gestionas espacios hace nueve años. Con esa experiencia, ¿cómo podrías describir estos cuatro años macristas para la escena en general?

Cuando arranqué quería tener una banda de punk rock. Tuve un trío de punk, y sucedió Cromañón. Ahí la escena se reconfiguró, comenzaron a aparecer las casas culturales: Casa Brandon, San Nicolás, montones de lugares que desaparecieron, menos Brandon. Se tocaba en lugares chicos, y se reconfiguró todo a una escena más acústica. La banda que más prosperó en todo esto fue Onda Vaga, que se curtió en esa escena y la pegó, le fue bien (hasta que sabemos lo que sucedió). Entonces yo también me reconfiguré como músico, estábamos con la banda de punk rock y no encontrábamos lugares para tocar, todo estaba cerrando. Caían montones de inspecciones todo el tiempo, todos los lugares se clausuraban, si no te faltaba un matafuego, una salida de emergencia, y estaba bien que sucediera eso. Después de Cromañon vivíamos en una nebulosa en el que todo era peligro constante y no lo sabíamos. Entonces, ahí formé una banda que se llamaba Rayo Verde, que era una banda acústica, con la que tocamos en todos los lugares. Después empezaron a abrirse de vuelta los lugares, a adaptarse mejor a las normas para las habilitaciones. En ese momento se separó la banda acústica, y dije: es hora del rock, y armé Excursionistas. Estos fueron los años del kirchnerismo… y después Macri. Volvieron a cerrarse los lugares, montones están cerrando todavía. También en parte por la falta de plata para consumo de la gente. La mayoría de las fechas que ves hoy en una agenda cultural son gratuitas y nadie gana plata, los lugares tampoco, se solventan con las barras. Cortar entradas sigue siendo bastante utópico. Una que corte cien tickets en la escena ya es una banda exitosa. Macri nos arruinó a todos, básicamente. No solo desde la parte económica, de lo difícil que es gestionarse, si no que destruye las bandas, destruye las personas. Montones de bandas se han separado estos años, sostenerse sin un mango es un problema.

También está otra parte del tejido de la escena, las salas, las productoras, los sellos.

Es que producís, producís y producís y nunca ves algo. Se va gestando algo, pero uno no lo ve. Cuando estás tan metido cuesta ver que va avanzando, lento pero avanza. Estás tan metido en los problemas diarios que no ves que está creciendo, muy lentamente.

“En la adversidad uno se pone ingenioso, pero nosotros, como argentinos, tenemos que sobrevivir todo el tiempo (…) grabar sin plata, tocar sin una estructura atrás, siempre sorteando obstáculos. No sé si es bueno para la creatividad, porque en un momento eso te desgasta.”


Cuando llegué a Capital hace cuatro años me pareció inmensa la cantidad de lugares para ver bandas, salía de miércoles a domingos. Había dos lugares a los que iba siempre que eran Naranja Verde y Mi Casa. Este último está en un stand by...

No creo que vuelva Mi Casa. Funciona como talleres de sintetizadores y otras cosas. Nadia se fue a vivir a otro lado, y no creo que quiera volver a abrir el espacio. Naranja fue desapareciendo también. Le pasaba lo mismo que a Mi Casa, hacían un montón de fechas, estaban abiertos a muchas propuestas, que está buenísimo, pero, a la vez, en estos períodos de crisis hay que filtrar más, ellos no filtraban nada. A veces habían dos o tres personas, eventos de cine y éramos cinco, ya ni se justifica que abra el espacio, eran cinco trabajando. Esas personas se merecen cobrar algo también, la luz, y todos los costos. Fueron a pérdida y asumo que decidieron cerrar. En un momento esos dos lugares albergaban una pequeña escena que estaba emergiendo, muchas bandas fueron ahí. En Mi Casa tocaron Sentidos Alterados, Riel, Tobogán Andaluz hacía doble fecha, todas esas bandas crecieron ahí.

Creo que también Atrás Hay Truenos, Prietto, no sé si Shaman Herrera.

Prietto tocaba mucho en Plasma, por ejemplo.

Bueno, Prietto…

Prietto, otro también que… tampoco vamos a negar lo que construyó. Luego pasó lo que pasó, lo que él destruyó terminó destruyéndolo.

Pero sigue tocando

Volvió, Los Espíritus siguen tocando. La gente parece que no hizo acuse de recibo. Se ha calmado bastante igual el tema de los escraches, en un momento no llegaban a nada. Está bien el escrache pero ¿cómo sigue? Lo escrachamos y ¿el tipo sigue dando vueltas? Depende mucho de la víctima, lo que quiera hacer. Todo esto también reconfiguró la escena. Ahora estoy mal de memoria, lo de Aldana fue en el traspaso de gobierno. Eso hizo que la escena se retrajera a lo esencial. Por un lado está bien, es raro esto, no sé si todos, como sociedad, tenemos la distancia justa para analizar más fríamente, el tiempo te da eso. Excursionistas se mueve en una escena muy chiquita que es el punk, el garage, hay un circuito muy pequeño, Salón Pueyrredón, Club V, Strummer. Las bandas con las que compartimos raramente llegan a La Tangente, o lugares más indies, o más populares. Estas bandas con las que compartimos no tocan en Camping, por ejemplo. Es un circuito muy chiquito, que también tuvo sus escraches. Este circuito que un momento estuvo muy cohesionado también se fue rompiendo. Porque vos decís: ‘aquel, ojo, no’, por ejemplo Sentidos Alterados, los escracharon. Les estaba yendo muy bien, estaba el Pájaro Rainoldi, un genio, uno de los ingenieros de sonido más grosos que hay. Tuvieron un problema con el guitarrista, las Kumbia Queers los escracharon y la banda se separó. Era una banda que estaba muy metida en el circuito, y todos compartíamos, y de repente: ‘con esta banda no, y con aquella banda tampoco’. Entonces esa escena que estaba nucleada se empezó a desmembrar, que está bien, se fue rompiendo sanamente o se fue purificando, si querés.

Los consumidores también van depurando la escucha por ese lado.

Yo voy por el lado de la escena. Llevó años construir en la escena una cierta hermandad entre bandas, ir avanzando todos juntos y de repente sucede esto (que está muy bien) y la escena empieza a romperse y se retrotrae. Lo que construiste hay que reconstruirlo por otro lado, estamos todos aprendiendo. Por un lado está bien, nos sacamos de encima el lastre que no suma, sobre todo para estas épocas. Es hora de cambiar la cabeza. ¿Estamos a la altura? ¿Estamos para hacerlo?

¿Cuál es el estado de los músicos en la escena? De aquellos verdaderamente under, no de los que cortan muchos tickets

Dentro de ese pseudomainstream, esa fase intermedia en la que pueden estar Mi Amigo Invencible, Los Besos, Paula Maffia… Son bandas que colaboran mucho entre ellas, que ya dejaron el under, están a un paso de ser más masivos. Están tras la sombra de Marilina Bertoldi, Louta, Bándalos Chinos, las bandas que accedieron a contratos con sellos mainstream. Para todos nosotros, que estamos en el under, sigue siendo difícil. Excursionistas está ahí tocando, tocamos mucho. Por suerte recibimos invitaciones, ya no salimos a buscar fechas, entonces cambió un poco el panorama. Lleva mucho tiempo, años. Tenes que tener perseverancia, ganas y constancia de llevar adelante esto, porque tenemos todo en contra, todo literalmente. Todos tenemos dificultades económicas, dificultades personales. En los últimos dos años del macrismo percibo dificultades personales, emocionales, en montones de amigos; nos afectó emocionalmente a todos. Desde lo básico, peleas de pareja, separaciones, hasta depresión, problemas de ansiedad, adicciones. ¿Cómo llegamos a esto, cómo nos degradamos tanto? ¿Qué pasó? Yo no puedo separar lo político de lo personal, algo tiene que ver, algo dentro nuestro se rompió. Eso hace que uno pierda el interés en seguir tocando o produciendo.

Recuerdo una especie de dicho (pero no su autor) que dice “en tiempos de crisis es cuando surgen más y mejores artistas, porque en tiempos bienaventurados hubieran tenido la posibilidad de estudiar alguna carrera clásica, cosa que aleja a los jóvenes del arte”.

Voy a ver bandas de miércoles a sábados, todas las noches. Hay bandas interesantísimas, pero todavía no escucho obras maestras. Montones de bandas que me fascinan, que los voy a ver y me vuelven loco: Los Cvlos, Tobogan Andalúz, muchas bandas que están muy bien. Pero no tienen obras maestras todavía. Todos tienen canciones buenísimas, pero decir “hicieron un disco que definieron la época” es polémico, porque es un tema muy subjetivo. Está bien que en la adversidad uno se pone creativo, ingenioso, pero nosotros, como argentinos, tenemos que sobrevivir todo el tiempo. Debemos aplicarlo a la música, por ejemplo como grabar sin plata, como tocar sin una estructura atrás, siempre sorteando obstáculos. No sé si es bueno para la creatividad, porque en un momento eso te desgasta. A veces me canso, estoy todo el tiempo pensando en toda la producción extra más que en lo estrictamente artístico. Siento que no le dedico tanto a la parte artística, pero estoy organizando agenda de la banda, manejando las redes, ya eso me quema la cabeza. Tengo que generar contenido todo el tiempo y no quiero subir nada, y ¿por qué tengo que subir algo a instagram?

En esa línea, el de la producción de contenido, los artistas mainstream ganan mucho más en ese terreno que en el vivo.

Para los independientes jóvenes es importante porque saben hablarle a los de su edad. Yo soy una persona grande y no sé cómo hablarles. Estoy fuera de eso. Nosotros estamos en el sello llamado BPM, el catálogo es bastante heterogéneo y hay muchos chicos muy jovencitos. Está Penny Peligro, Ampli Labial, los Gay Gay Guys, son todas bandas de pibes que tienen entre 25 y 28 años y los veo que publican cosas y está muy bien lo que publican. Yo me quedo porque no domino el lenguaje. Estamos quedando afuera de un lenguaje que no hablamos. También tengo que aceptar que lo que hace Excursionistas, y montones de las bandas con las que compartimos, es rock y los chicos no escuchan rock, los chicos están en otra cosa. Está perfecto que sea así, que suceda eso, el rock está atravesando otra etapa, más de clasismo, ortodoxia y conservadurismo. En el trap hay un desparpajo. El trap es el nuevo punk y no hay prejuicios, no hay preconceptos, hay estructuras, obviamente, que en veinte años van a quedar vetustas, o menos tal vez. Hoy en día los chicos se relacionan con eso.

La gente de Camping compartió en sus redes que organizaron una fecha en 2018 con Ca7riel y no fueron más de 100 personas. Y un año después, con Paco Amoroso, llena Obras.

¿Qué pasó? Hay un fenómeno social alrededor. Estos chicos saben cómo hablarle a su generación. Los chicos se identifican con esta figuras, ya no buscan una que se cuelgue una guitarra eléctrica y se conecte a un amplificador. Quieren identificarse, ¿cómo se identifica un pibe con Charly García? Imposible. Si te gusta la música, vas a llegar a Charly en algún momento. Si sos joven está bien que rechaces a Charly, que rechaces al rock.

“Tener un trabajo estable te permite solventar el en principio hobby, y después la pasión, que es crear arte. Es un medio, está bueno y es una mierda que sea así. Estamos esclavizados a un trabajo de ocho horas para poder hacer lo que realmente queremos hacer”.


Tener que trabajar en un espacio no artístico para subsistir, ¿es contraproducente a tu producción artística?

Conocí hace muchos años a Gus, de Utopians (quién también fue denunciado). En ese momento, Utopians estaba ahí, era una banda del under, tocaban mucho y les costaba. Pero estaban ahí, tocando mucho, rotando en radios e invitándolos a festivales. Lo que me había dicho es que en ese momento a la banda le estaba yendo bien, y ellos sabían que estaban por pegar el salto pero tuvieron que dejar sus trabajos, dejar todo, para dedicarse full time a eso. Estaban en ese momento en el que si la banda está por pegar el salto hay que dedicarle todo al proyecto. A la vez no tenés ingresos, la banda sigue tocando, las fechas van a pérdida, ¿cómo sobrevivís a eso? Utopians llegó, y luego pasó lo que pasó. Barbi se cortó sola, armó Goza Records, se asociaron con FutuRock, quedó bien parada Barbi. Nosotros estamos en un punto en el que dependemos de otras cosas, como la mayoría de los músicos y artistas, es muy raro ver un peso. Tenes que estar en el lugar justo y en el momento indicado. El año pasado hicimos tres shows con Antisociales, la obra de Guille Aquino, a sala llena, mil personas. Nos pagaron muy bien. Caímos justo en ese lugar, nos invitaron, paramos ahí y estuvo buenísimo, fue hermoso, nos pagaron un flete para ir y volver con los equipos, nos pasaron a buscar, comimos. Fue el ideal. Así debería funcionar todo el tiempo, pero no pasa. Después aceptamos otras fechas que sabemos que van a servir para generar un ida y vuelta, tejiendo lazos, fortaleciendo la escena. Ahora [NdE: se refiere a enero 2020] todas las fechas que tenemos son en conurbano: Padua, La Plata, Quilmes. Sabemos que no va a haber plata, pero los lugares y la gente sabemos que están buenos, gente que labura bien, que quiere hacer cosas. No es un viernes a la noche “voy a salir a tocar”. Nosotros ya salimos de esa etapa de reventarnos y hacer rocanrol, eso está buenísimo, pero tiene que haber algo más para que el proyecto sobreviva. Hay que invertir tiempo y la plata que no tenes, conseguir sustento donde sea para sobrevivir. Si no a la larga te come la escena.

Tener que trabajar para subsistir, como vos en la fábrica, ¿puede aportar algo que no podrías encontrar en otros lados?

Supongo que aporta desde la creación artística, sobre qué vas a escribir, sobre qué vas a hablar. Pero también desde el concepto que querés manejar. Mi realidad fue esa, trabajé 16 años en una fábrica y el primer disco de Excursionistas, pienso yo, habla del trabajo. En contra del mercado laboral, las condiciones de trabajo, a lo que nos sometemos para conseguir equis cantidad de plata a fin de mes. Define que tipo de persona sos, que tipo de artista sos. Soy hijo de obreros, nunca tuve plata, siempre trabajé. Eso te posiciona en un lugar de seguir, o desarrollar una conciencia de clase, entre comillas, porque tener conciencia de clase es un poco más complejo. Del lado económico tener un trabajo estable te permite solventar el, en principio hobby, y después la pasión, que es crear arte. En principio es un medio, está bueno y es una mierda que sea así. Estamos esclavizados a un trabajo de ocho horas para poder hacer lo que realmente queremos hacer. Tenemos que dedicarle una tercera parte de nuestras vidas a algo que no nos identifica, que no nos representa, para poder dedicarle dos, tres, cuatro o cinco horas por día a eso que te gusta, si tenés el tiempo y la suerte.

El año pasado fue el cierre de la fábrica donde laburabas. Pienso en el laburo en la fábrica, la exposición que elegiste, la organización con tus compañeros… Se me ocurrió catalogarte como el “proletario” de la escena. Hay una cierta desconexión entre una parte de la escena indie porteña con las clases obreras o laburantes.

Las bandas no suelen pronunciarse políticamente. Hoy en día, imagino, todo el mundo se identifica con el peronismo. Y lo entiendo, yo nunca me definí como peronista, pero en algún momento he votado a Cristina, y con el tiempo mi visión se fue volcando hacia la izquierda, mi visión política y del mundo. Yo no lo separo, pero tampoco lo hablamos en Excursionistas o Le Perdant, puntualmente de política, pero trato de que esté ahí dando vueltas.

¿Crees que hace falta una relación más estrecha entre los artistas de la escena indie con la realidad política?

Yo siempre pataleo en contra (acá me voy a ganar el odio de todos) de una cosa medio naive y tonta. Muchas bandas cantan “te extraño amigo” o “vamos juntos a la cancha”, o están muy aniñadas, son pibes de 30 años. Todos le cantan a una nostalgia, a un tiempo pasado idílico, y se olvidan de la realidad de mierda que estamos viviendo o no piensan la música en el contexto que estamos viviendo. Esta bien cantarle a eso, pero los tiempos piden que apretemos un poco los dientes y que miremos las cosas de frente.

Tal vez eso es un indicador de la merma del público, una cierta falta de identificación.

No sé, porque El Mató metió ocho mil personas en el Malvinas Argentinas, que hasta donde yo sé, todo bien con el Mató, pero nunca vas a encontrar una mirada política. Podes encontrar una mirada de un pibe del conurbano, en los primeros discos sobre todo, como en Navidad de Reserva, que hablan de la realidad del conurbano, pero en un tono más desapegado. Diferente era 2 Minutos, por ejemplo, que habla de Valentín Alsina, de la realidad del conurbano, gente desempleada, que se caga a piñas, que va a la cancha, que no tiene mucho futuro. Es el No Future de los Pistols pero trasladado a zona sur del conurbano, pero heavy. Sin olvidarse de cantarle a la birra, porque no hay otra cosa para cantarle, porque el mundo no te está ofreciendo otra cosa, “le vamos a cantar a la birra”. Me parece que ahí hay una mirada más cruda de la realidad.

Es tal vez esto que le sobra al “rock chabón” lo que le falta al indie.

Al rock chabón le falta la sutileza, la sonoridad, y al indie le falta esa visceralidad, un poco de eso. Podes estar en contra de la cumbia villera, pero cuenta la realidad como es. Hoy en día Damas Gratis están bien posicionados, pero en su momento también cantaban sobre la marginalidad. A nosotros nos parecerá misógino, pero “Laura se te ve la tanga” son los pibes que van al boliche y no tienen ahí otra cosa. A veces se subestima esta música pero están contando mejor las cosas que nosotros. Así y todo, yo vivo en Capital, estoy acomodado, pero gracias a la militancia hemos tocado en fábricas ocupadas, he tocado en Kimberly, juntando plata para familiares de víctimas de gatillo fácil. También me muevo solo, estoy yendo mucho a la Matanza, González Catán, Laferrere, donde hay marginalidad de verdad, desempleo real. Nosotros estamos desempleados pero viajamos en subte con aire acondicionado. Por ahí todo esto no se refleja en la música de Excursionistas o Le Perdant, pero quiero creer que por ahí algo está dando vueltas. Después eso de ser el proletario, la vida me tiró acá, no elegí.

Pero antes de ser músico fuiste un obrero.

Toda la vida lo fui, desde los 20 años trabajé en fábricas. Tampoco es una elección, el pibe que está en Recoleta, que no trabaja, tampoco elige ser eso, es hijo de y le tocó esa realidad. Como haces que ese pibe entienda a alguien que vive en el conurbano profundo, que se compra las zapatillas de segunda selección en la feria del barrio. Son realidades diferentes y no se pueden entender mutuamente. Puede haber empatía, desde el pibe de Recoleta pero no al revés. El que nace con todas las dificultades del mundo oprimiéndolo cómo le podes pedir entendimiento.

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