El Pregonero

Legislativas 2021 | Tomar el toro por las astas


Por Marvel Aguilera.

El casi empate pírrico del Frente de Todxs en la provincia de Buenos Aires fue un viento de aire fresco para un gobierno que esperaba sobre la esquina del cuadrilátero la trompada del nocaut. Ahora el panorama es otro, y eso es innegable. Más si uno recuerda los ecos que las PASO habían dejado al interior de la propia coalición, entre internas feroces y fantasmas sobre la gobernabilidad. La euforia y algarabía, aún en un escenario de clara derrota nacional, pueden leerse como un grito de vida en medio de tantas frustraciones. Un desahogo. Sin embargo, el horizonte está a pocos metros, y espera. El partido todavía se juega en cancha nuestra y ya pasó el entretiempo. Hay que parar con los firuletes. Las demandas populares ya son enormes, y van a crecer más en estos meses. El gobierno tiene que tener la mano quirúrgica, sin titubeos, para poner en práctica una serie de acciones que cambien profundamente el rumbo de millones de personas que todavía parecen apostar por una representación nacional y popular, en medio de un clima regional donde el Estado benefactor está en peligro de extinción.

Si el gobierno no toma esto como un envión para la iniciativa política, la misma dinámica que hoy lo vuelve a poner en carrera lo dejará en poco tiempo pedaleando en la banquina.

El remanido discurso del gobierno afectado por la pandemia llegó a su fin. El mismo Alberto Fernández se encargó de aclarar que eso quedó atrás, y esa es una declaración que expondrá aún más las decisiones que se lleven adelante no solo ante el pueblo sino ante un mercado que no está dispuesto a ninguna tregua. Lo que es claro es que no hay victoria posible si el equipo no patea al arco con convicción. Si el gobierno no crea las condiciones de su propio destino. Y, principalmente, si no entiende que el problema en estos años no fue netamente económico, sino también de voluntad política.

“Es necesario cambiar la mirada progresista hacia los necesitados y abrirles las puertas como actores partícipes del cambio de rumbo económico y productivo del país. De eso se trata el peronismo”.


Vivimos en una sociedad del presente, pero que anhela una guía hacia el futuro. Un gobierno que deje de oficiar como padre protector y se calce el ropaje de transformador de la calidad de vida de millones de corporalidades sufrientes, las que han construido sus propias redes de contención durante esta pandemia y esperan que esas estructuras puedan virar hacia algo más que la mera subsistencia. Hacia una forma de existencia que mejore su andar en términos económicos, sociales y culturales. Para ello es necesario cambiar la mirada progresista hacia los necesitados y abrirles las puertas como actores partícipes del cambio de rumbo económico y productivo del país. De eso se trata el peronismo.

El movimiento peronista lejos está de haberse disuelto, pero transita mayormente sin banderías, silvestre, en cada territorio, en cada barrio, aguardando oportunidades reales que prestigien su rol de ciudadanos de primera, de combatientes de un país que deambula entre paradigmas ideológicos inconciliables. Las bases, los trabajadores, los comerciantes. Todos ellos construyen su destino en base a las expectativas, las cuales han ido en creciente degradación en estos últimos seis años, quedando estancadas en ayudas de contingencia que destruyen el espíritu de ascenso social que atraviesa la espina dorsal peronista.

El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional será una verdadera prueba de fuego para definir cuál es el modelo de país que propone Todxs, y cuál es realmente la fortaleza que esta remontada pudo haber proyectado en sus sienes. De eso estamos seguros. Pero lo fundamental es lo que corre por detrás de esa lógica macroeconómica: la necesidad de refundar este modelo democrático en uno que recupere el valor de la justicia y del trabajo. Un proyecto político, pero sobre todo cultural, donde los actores protagonistas sean propios del territorio; de esa patriada que activa cotidianamente en los barrios y que es observada a través del rabillo del ojo por funcionarios de cartón abroquelados a sus oficinas y a sus planillas de excel.

No hay mayor proyecto peronista que aquel en donde el diseño de las políticas públicas surja de la propia iniciativa popular y en donde el pacto social, antes que con formadores de precios y dueños de la banca, sea con el sujeto popular, pero no el estereotipado por el ceño porteño ni el mistificado por el relato de la épica, sino con el sujeto real postergado por la dirigencia y por ideologismos abstractos. El sujeto trabajador que todavía sueña poder aportar a transformar su realidad y la de su patria.

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