En Teatro El Vitral hasta mediados de diciembre se presenta esta obra de un Van Gogh soñador y atormentado, que atraviesa todos los tiempos hasta el presente.
Por Marvel Aguilera.
Martín Heidegger decía que el origen del tiempo está en el concepto de la temporalidad, una unidad en la cual el pasado, el presente y el futuro están entrelazados, y que no puede ser medida como si fuera una acumulación adaptable a cualquier reloj de mano. Es una proyección en la que el hombre orientará su futuro de acuerdo a las posibilidades que el mundo en el que fue arrojado le ha ofrecido. Un éxtasis.
En Vincent en libertad, Van Gogh es un artista atormentado por sus fantasmas que amenazan con llevarlo al borde de la locura o a un premeditado final en negro. Sin embargo, la existencia en la que aflora su notable obra parece mimetizarse con una noción de un tiempo distinto, uno que no reconoce una linealidad, sino que transita una secuencia en donde su genio trasciende los propios esquemas que la civilización le ha impuesto. La libertad del hombre adaptado es una trampa, la del genio puede volar por encima de esos laberintos.
“La agonía de Vincent que retrata la obra es la inevitable gesta de un nuevo nacimiento que está al caer, una caída que es un ascenso, en donde la libertad no está entrelazada a juicios de valor social e ideológico, sino a un sentir puro, una sensibilidad permeable con la naturaleza, con el origen de los que somos como condición humana, al ser”.
En compañía de una suerte de conciencia muda, encarnada en la figura del mítico Charles Chaplin, Vang Gogh atravesará sus días creando una naturaleza humana más tangible, en la que destilan las virtudes y miserias de aquellos que circulan e intervienen su realidad alterada. De la tormentosa amistad con Paul Gauguin al desparpajo sentimental de los vendedores de chucherías. De la melancolía de su hermano Theo a la sabiduría de un árbol. Todo cruza por la mirada de un Vang Gogh que deja a un lado la distinción entre lo real y lo ilusorio.
La agonía de Vincent que retrata la obra es la inevitable gesta de un nuevo nacimiento que está al caer, una caída que es un ascenso, en donde la libertad no está entrelazada a juicios de valor social e ideológico, sino a un sentir puro, una sensibilidad permeable con la naturaleza, con el origen de los que somos como condición humana, al ser.
Sebastián Olano escribe, dirige y protagoniza esta pieza en la que la naturaleza humana se ve puesta al desnudo: el terror de la soledad, la incomprensión de lo distinto, la calidez de los pequeños gestos de amor que pocos observan, pero que hilan formas alternativas de vida.
Sobre una puesta minimalista que aprovecha la intimidad que el ambiente del Teatro El Vitral construye, la obra gana en consistencia a medida que ese éxtasis de Vincent despega, contagiando al resto de elenco en un juego de roles que potencia el desarrollo de la trama, con una selección musical que juega no solo con los tonos de las escenas sino con el contrapunto temporal en el que está inmerso el protagonista.
Con algo de experimentación y con mucho de escritura poética, la que por momentos es más fuerte en el dirimir de las acciones que en el decir, Vincent en Libertad ofrece un espectáculo de profunda introspección que invita más que a la reflexión, a un ejercicio espiritual acerca de nuestro lugar en el mundo y de cómo hacemos uso del tiempo para validar las identidades que construimos a través de nuestras elecciones.
Ficha técnico-artística
Actúan: Sebastián Olano, Jonatan Arioli, Silvina Marotta, Dany Red, Lucas Maiz, Jorge Luis Borge, Rosina Soto, Ramiro Doello
Iluminación: Raúl Antonio Fernández
Sonido: Florencia Berlingieri
Fotografía y videos: Graciela Berlengieri, Camila Pelassi, Milena Thomas
Prensa: Valeria Franchi
Co-Dirección: Roberto Grunberg
Dirección y Dramaturgia: Sebastián Olano
Duración: 90 minutos
Todos los jueves a las 20hs en Teatro El Vitral (Rodríguez Peña 344)
