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Los otros Duarte | La legitimidad popular de Evita

La obra dirigida por Marcelo Velázquez nos sitúa en perspectiva histórica los acontecimientos que marcaron el surgir del peronismo y de la figura de Eva Perón, a través de la mirada ajena y a la vez tan cercana de los hermanos Duarte.


Por Marvel Aguilera.

El pueblo maya en su reconocida sabiduría tenía dos maneras distintas de considerar el tiempo, una “cuenta corta” para los acontecimientos que si bien podían encantar aún no exigían una reflexión mediada sobre la historia, y una “cuenta larga”, por otro lado, para aquellos sucesos que de forma inescindible comenzaban a cambiar el ritmo histórico, haciendo necesaria una acción concreta: ponerse en marcha hasta situarse a lo alto de una montaña para, desde allí, observar el horizonte venidero. Los otros Duarte, la obra de Gastón Quiroga, nos ubica alrededor de los acontecimientos que cambiaron el rumbo de una época: el ascenso del peronismo como movimiento de masas y la aparición de Evita, la jefa espiritual y abanderada de los humildes. Pero ello, es relatado a través de la historia de su “otra familia”, del paso del tiempo entre luces y sombras de aquellos hermanos ignorados por el relato oficial pero que fueron testigos de cómo su apellido transformaba para siempre la historia de nuestra Argentina y, simultáneamente, la de sus propias vidas.

Los tres hermanos Duarte: Cholo, Chichilo y Chacha, parecen inseparables. Su familia está asentada bajo el prestigio que supo construir su padre y los recursos económicos con los que cuentan en su natal pueblo de Chivilcoy. Sin embargo, la muerte del patriarca y la aparición de la familia “ilegítima” de Los Toldos, provocarán un vuelco irremediable en la cotidianidad de los hermanos. Es que en aquella otra familia, carenciada y marcada por la tragedia, hay una única niña pequeña, Evita. Un nombre que con el paso del tiempo volverá a evocarse en ellos, como un eco eterno en sus vidas: a través de las revistas, de los diarios y de los comentarios de los vecinos. Ella pasará a estar presente en sus vidas, como una huella imborrable en cualquiera de los caminos que deban elegir.

Porque Eva Perón, que alguna vez fue La Cholita, será representada por medio de las sensaciones, los ánimos y el juzgamiento de sus hermanos. De su paso como actriz de radioteatro a las primeras planas de la política, de la muerte al surgimiento del mito. En ellos habrá otra cronología personal e indivisible de ella: el salto de la sorpresa al odio, la pena al remordimiento, la nostalgia al amor reprimido. Es que su vínculo como hermanos empezará a girar en torno a la vida de Evita, aquella otra hermana que no ven, que tampoco los recuerda, que tan lejos está, pero que mueve permanentemente sus destinos y el de la patria que los cobija.

“Es que en aquella otra familia, carenciada y marcada por la tragedia, hay una única niña pequeña, Evita. Un nombre que con el paso del tiempo volverá a evocarse en ellos, como un eco eterno en sus vidas: a través de las revistas, de los diarios y de los comentarios de los vecinos”.


La obra de Quiroga, dirigida por Marcelo Velázquez, nos pone en primer plano ese aluvión de sucesos históricos que configuraron la revolución popular más grande de la patria, para meditar desde esa perspectiva, el pasado y el presente latente en nuestra sociedad. Las persecuciones y violencias políticas que regurgitan con el paso de los años, la esperanza dignificadora de los trabajadores, y el odio de clase como motor de división interno. Un estigma presente en las disputas familiares de los hermanos, entre el enfado y la comedia, que simboliza, desde el detalle, la imagen de este país partido al medio.

La escenografía de la obra se amalgama con las luces y oscuridades para configurar la jocosidad y la melancolía que atraviesa a los hermanos Duarte en las diferentes escenas temporales. Es que José Manuel Espeche, Guillermo Flores y Cecilia Sgariglia trabajan de forma notable las aristas emotivas de sus personajes. En sus gestos, en los tonos de voz, en las risas y lágrimas, hay algo personalísimo que conecta naturalmente con los espectadores. Existe en su representación una alusión a los contrastes de toda relación familiar; la tensión del amor y odio que pulsa entre los hermanos; los aires de época que se transmiten con un leve cambio de vestuario; ese tono confesionario al romper la cuarta pared para relatar sus recuerdos al paso, casi como una palabra al oído en medio de la soledad de dos cuerpos.

Los otros Duarte nos invita a una reflexión original para desgranar la historia y comprender los vaivenes políticos y sociales que atraviesan todavía a nuestra sociedad. Ese oleaje popular en el que la Argentina naufragó en la búsqueda de otro horizonte posible, y las tantas opresiones dictatoriales y civiles que contribuyeron a generar un escenario de incertidumbre y terror. Porque lo que está en juego en la obra es esa posibilidad de pensar en “el otro”, en “un otro”. En el paralelismo que plantea la abnegación de Evita con el pueblo argentino y en las tensiones de los otros Duarte entre elegir “ser” o “no ser” parte. Es que la legitimidad a fin de cuentas, así como nuestra identidad, es aquello que se construye siempre con el aval de los otros y no con lo que nosotros creemos por obligación poseer.

FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA

Dramaturgia: Gastón Quiroga
Actúan: Jose Manuel Espeche, Guillermo Flores, Cecilia Sgariglia
Diseño de vestuario: Paula Molina
Diseño de escenografía: Ariel Vaccaro
Realización de escenografia: Ariel Vaccaro
Música original: Matías Macri
Diseño De Iluminación: Alejandro Le Roux
Fotografía: Florencia Laval, Lucas Suryano
Comunicación y Prensa: Valeria Franchi
Asistencia de dirección: Laura Dmitruk
Producción ejecutiva: Cristina Sisca
Dirección: Marcelo Velázquez

Teatro del PuebloLavalle 3636, CABA.
Función: Lunes 20:00 hs.

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