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Plan para Buenos Aires | Una ciudad atrapada en su laberinto

El documental de Gerardo Panero retrata cómo la visita del arquitecto Le Corbusier a la capital porteña devendrá en un obsesivo plan por modernizar la ciudad, que atravesará los devaneos de la política, las transformaciones sociales y las deslealtades personales.


Por Marvel Aguilera.

La arquitectura ha sido, en cierta forma, una búsqueda de equilibrio entre la materia y el espacio. Ya desde los antiguos griegos, pasando por los romanos, la construcción de ciudades implicaba una puesta empírica que nos empujaba a involucrarnos en los modos que la humanidad tenía de representar su condición. Un modelo de pensamiento que era espejado en la forma de habitar que decidíamos erigir.

Pero qué sucede cuando esa acción arquitectónica, la representación colectiva de nuestra cultura, deja de prestar atención a quienes conforman su causa. Cuando se empieza a perder la sintonía que nos conecta como seres sociales y se delinean maneras individuales del estar; automatismos basados en la eficiencia que reflejan un antropomorfismo abstracto, alienado del entorno y su naturaleza, que nos dificultan generar ese arraigo que nos hacía pensar haber hallado “un lugar en el mundo” del que nunca nos íbamos a desprender.

En Plan para Buenos Aires, Gerardo Panero describe cómo la visita del célebre arquitecto suizo francés Le Corbusier a la capital porteña en 1929, será el punto de partida de una planificación urbanística a gran escala para sanar a una “ciudad enferma” y transformarla en un polo económico que sea el faro de América del Sur, en contraste con la refulgente Nueva York, para volver a mirar de frente ese río al que tanto se le dio la espalda desde sus orígenes.

“Plan para Buenos Aires es un documental certero que pone sobre la mesa la urgencia de una mirada reflexiva sobre el bienestar urbano”.


Luego de su paso por el país, donde brindó una serie de conferencias, que sirvieron asimismo para ausentarse de las críticas del Congreso de Arquitectura Moderna, Le Corbusier terminará hallando en Buenos Aires un atractivo inesperado para su gran plan urbano: la posibilidad de plasmar sus ideas de una ciudad moderna.

Un plan donde entren en juego los intereses económicos del mundo de los negocios, pero también una búsqueda estética con miras al futuro de Buenos Aires. El salto necesario para dejar atrás la lógica colonial de su incipiente fundación y la puesta en valor de su proximidad con el Río de la Plata.

Pese al entusiasmo del arquitecto europeo, los intentos por acercar sus ideas a las altas esferas nunca hallarían respuesta. Desde su vínculo con la aristocracia de la mano de Victoria Ocampo, sus afinidades ideológicas con los militares que derrocaron a Hipólito Yrigoyen, hasta el posterior funcionamiento del Grupo Austral de la mano de Juan Kurchan y Jorge Ferrari Hardoy; todas serán batallas perdidas.

La falta de apoyo a lo largo de las décadas reflejará, en líneas generales, una negligencia persistente que cruzará tanto gobiernos como climas sociales. Un vacío que, a pesar de la obsesión de Le Corbusier por reavivar la llama de su plan, evitará poner en perspectiva las necesidades de una reestructuración de Buenos Aires. Una ciudad cosmopolita que hasta el día de hoy parece no tener un respiro en medio de la plaga de cemento que brota de entre sus raíces.

Plan para Buenos Aires es un documental certero que pone sobre la mesa la urgencia de una mirada reflexiva sobre el bienestar urbano. En una ciudad hacinada y repleta de desigualdades, donde el norte de la capital presupuesta casi el doble que el sur en términos de infraestructura y servicios, la falta de un planteamiento urbano que piense el futuro de la población porteña expone la desidia y la mezquindad política que ha pervivido durante décadas en la ciudad más rica y poblada de la Argentina.

Las tomas aéreas sobre la ciudad, que muestran el mapa urbano que supo ver Le Corbusier hace casi cien años, funcionan como signos de una era donde la primacía del negocio ha superpuesto los cimientos artísticos. Y donde las reformas edilicias, son carne de cañón del negocio inmobiliario que puja sin freno desde un sector concentrado del mercado, donde el único atisbo estético es aquel que puede suponer un margen de rentabilidad para una pequeña élite.

Es que esa mirada al horizonte con cierta impronta poética que veía la unión del río con la llanura pampeana se ha diluido en pos del narcisismo de una Buenos Aires que se cierra a sí misma, que al dejar de contemplar su entorno ha perdido la noción de su identidad colectiva, que ya no se reconoce en el espejo.

Un documental que nos habla de la importancia de la pertenencia histórica en los territorios, de lo que elegimos ser a partir de dónde vivimos, y de cómo muchas de las incertidumbres futuras tienen una posible ancla en el pasado, en las decisiones que hemos dejado que unos pocos tomen sobre nuestra vida en comunidad.


Plan para Buenos Aires (Argentina, 2022).
Dirección: Gerardo Panero Guion: Gerardo Panero. Fotografía: Daniel Hermo. Montaje: Emiliano Fardaus (SAE). Sonido: Gino Gelsi (ASA). Música: Nicolás Aimo. Arte: Laura M. Faccinelli. Corrección de color: Javier Hick. Duración: 79 minutos.

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