Literaturas

Todo lo que toca de Rogelio Lart | La violencia solapada

En su nuevo libro editado por Paradiso, el politólogo y escritor retrata en doce cuentos los dispositivos de poder enquistados en la sociedad, y cómo la violencia se ha transformado en una herramienta natural de supervivencia y dominación a lo largo de la historia.


Por Marvel Aguilera.

El filósofo francés Jacques Rancière postuló hace algunas décadas que el Estado no era ese brazo pedagógico que venía a equilibrar las fuerzas de la violencia humana, de las acciones políticas que hombres y mujeres despliegan en su puesta en común de subjetividades, sino que el Estado en su conformación (policial) era la violencia misma. Por lo tanto, la política, siempre para Rancière, venía a ser ese espacio que podía irrumpir -en forma de “relámpago”- el orden de violencia natural de nuestra conformación social. Esos lazos invisibles de dominación y desigualdades que hacen a nuestra vida y a lo que proyectamos ser, en definitiva, como individuos en sociedad.

En Todo lo que toca (Paradiso), el segundo libro de cuentos de Rogelio Lart, la violencia se manifiesta en su bagaje invisible, en las acciones de daño que hacen a nuestra memoria histórica, pero también en las presiones, estereotipos y actos morales que nos infligen un padecimiento naturalizado. Historias que nos hablan de la violencia como forma de vinculación social, como axiomas de supervivencia y a su vez como ruptura de una cotidianidad ilusoria.

La nostalgia y la pesadumbre atraviesan relatos como “Bajamar” y “El que avisa”. La pérdida de un ser querido, pero también el timón de una vida escurrida entre aconteceres: expectativas truncas, resabios mentales y una sensación de desamparo generalizado.

“Historias que nos hablan de la violencia como forma de vinculación social, como axiomas de supervivencia y a su vez como ruptura de una cotidianidad ilusoria”.


La soledad, tanto para quien debe rehacer su vida tras una muerte abrupta como para un empleado de seguridad bancario, gris, al que nadie parece prestar mayor atención, se tornan una situación insoportable. Un dolor existencial. Un laberinto sin escapatoria. En el mismo sentido que supo cimentar en La máquina de matar ilusos, Lart escribe a partir de poner el ojo en personajes secundarios para desde allí contar el cuadro principal de la condición humana. Está en los detalles, en las muecas, en los soliloquios de quienes simbolizan a una sociedad atrofiada de malestares, de mentiras, de silencios sin retorno.

Por otro lado, los hechos que hacen a la historia argentina son puestos en perspectiva en “Esa noche”, “Viejas costumbres” y “¿Quién salvó a Rodolfo?”. Es que la realidad es una elaboración permanente del pasado, presente y futuro; y Lart construye desde su literatura un mundo en donde la violencia que nos edificó, como pueblo y Nación, está latente en las acciones de un presente cada vez más insensible: en las incertidumbres económicas, en las grietas ideológicas, en las desigualdades estructurales, en la impunidad que surca entre las décadas.

“Porque el poder en los relatos de Lart es el que está en disputa, en un tironeo que determina el destino entre mártires y villanos, entre asesinos y víctimas”.

El tono de cuentos como “A quemarropa” bien podría ilustrarnos esa porteñidad en sepia que parece haberse disuelto: el de cafés porteños, el de estafas y chantajes, el de sicarios de traje y corbata que nos hacen recordar al Federico Luppi de Últimos días de la víctima. Es que en Todo lo que toca, el tiempo es circular, hay una exploración de una violencia que persiste, que maniata los destinos individuales, pero también el horizonte de la patria y de sus oportunidades.

Porque el poder en los relatos de Lart es el que está en disputa, en un tironeo que determina el destino entre mártires y villanos, entre asesinos y víctimas. Personajes que arrojan su vida como moneda para arriesgar una trascendencia mayor; un último aliento entre tanta identidad ficticia, aun a costa de perderlo todo. Porque tanto en dramas íntimos como en acontecimientos de carácter público, las farsas están a la orden del día, carcomen el sentido de los relatos, se aggiornan a las conveniencias del clima social, a los estándares morales.

En ese sentido, el personaje de “Erizo”, un hombre con un complejo síndrome para vincularse con las personas, excluido de todo futuro plausible, encuentra en la casa de los vecinos que debe cuidar un aroma que lo transporta a esa libertad que nunca supo tener. Una trampa que lo lleva una vez más a caer, desde su culposa inocencia, en los tentáculos de la perversidad a la que tanto había escapado. Porque en el juego de una vida signada por las reglas de la dominación, el que no se anima a cazar termina siendo presa del propio sistema.

Todo lo que toca es un libro que pone de manifiesto los daños colaterales de una realidad elaborada a base de luchas intestinales, a sangre derramada, a verdades impuestas desde la traición más artera. Una ficción escrita con prestancia y sutilezas para dar cuenta de los dispositivos de poder que, desde los subterfugios, siguen direccionando el destino de nuestras vidas.



Rogelio Lart
Todo lo que toca
Paradiso
2022

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