El cuarto largometraje de la directora cordobesa Inés Barrionuevo, interpretado por Nina Dziembrowski, propone un relato generacional y vincular donde la construcción de la identidad es atravesada por la marea verde y las reivindicaciones feministas.
Por Laura Bravo.
Solo piensa, decide, habla
y le avisa a todos
que a partir de ahora
será
una mujer.
Shirley Campbell Barr
Camila, su hermana y su madre, se mudan de La Plata a Buenos Aires por la grave enfermedad de la abuela. Esta mudanza implica cambios en las rutinas de la joven quien debe vivir en un departamento en zona norte, asistir a un colegio religioso, vincularse con nuevos compañeros.
Como adolescente que habita su tiempo, Camila es feminista, participa en marchas y se involucra en luchas diarias que van desde la libre expresión de ideas y la defensa de la diversidad hasta la visibilización del abuso sexual. La aridez del nuevo contexto muestra una Camila demasiado taxativa, impregnada de la vehemencia propia de la edad.
La cámara sigue los movimientos de la protagonista que sale a bailar, recorre las calles, tiene sexo, va a una pista de skate, revuelve fotos familiares. En esos movimientos el filme encuentra su dinámica, su pulso narrativo, su velocidad. Es Camila invitándonos a su cotidianidad, a sus derroteros jóvenes y también a sus incursiones en aquel mundo que perteneció a sus mayores.
“La aridez del nuevo contexto muestra una Camila demasiado taxativa, impregnada de la vehemencia propia de la edad”.
La casa de la abuela internada está llena de fundas de plástico que protegen muebles que deberían estar en uso: colchones, sillones, respaldos de sillas. Esa metáfora pone en evidencia una actitud conservadora que invade como pátina otras áreas de su vida y que la ubican en las antípodas de lo que la joven proclama.
Como asegura Marina Tomasini (2020) respecto a las marchas feministas como ejercicio de crítica social: «Los cuerpos se mueven en el espacio físico pero fundamentalmente se mueven de las normatividades que los han constituido». En este orden, los desplazamientos de Camila en la nueva ciudad (marchando y caminando) son tanto un reconocimiento del nuevo territorio como un corrimiento de las viejas normas.
Las cajas de lentes de la óptica de la abuela, los viejos vasos labrados y las vitrinas marrones construyen un esqueleto visual que no se parece en nada a la ropa brillante de los nuevos amigos de la adolescente, al poderoso rojo del labial, al ritmo que imprime la música.
Sin embargo, las tres generaciones de mujeres: la abuela, la madre y Camila dan cuenta de patrones que existen y persisten en la sociedad, de tensiones y tracciones no exentas de momentos de encuentro, de posibles intersecciones factibles de acontecer tanto en el dolor de las pérdidas como en la alegría de las batallas ganadas.
Dirección: Inés Barrionuevo. Guion: Inés Barrionuevo, Andrés Aloi. Música: Rivera Música. Montaje: Sebastían Schajaer, Inés Barrionuevo. Dirección de fotografía: Constanza Sandoval. Intérpretes: Nina Dziembrowski, Diego Sanchez, Adriana Ferrer, Carolina Rojas, Maite Valero. Distribuidora: Cinetren. Duración: 103 minutos.