Poéticas

Por ese palpitar

Para celebrar el cumpleaños de Diego Armando Maradona, la poeta y psicoanalista Ana Frandzman, escribió este texto poético, habitado por frases icónicas del ídolo popular. El texto fue leído íntegramente en el Festival en la Calle del Centro Cultural Vuela el Pez.


Por Ana Frandzman.

Por ese palpitar Diego, el de tus piernas, el de tu lengua. El del patio de tierra, el de una habitación para toda la familia.

Por ese pulso arrasador, irrefrenable, en cada uno de los Diegos que te hizo Maradona, por ese olor a césped que emana de tus palabras. Por ese palpitar, el que galopa en todos y cada uno de los partidos que jugaste, dentro y fuera de la cancha, ¿porque qué es jugar, Diego, sino una forma de estar vivo? ¿Sino abrir la boca y querer tragarse el mundo, la pelota, el tiempo? Un partido y otro, y otro más.

No hay números que midan cuántas veces la jugaste. Como tampoco hay números que puedan contar de los tiempos en los que una ausencia significaba la atrocidad y el horror.

¿Cuál fue tu juego, barrilete cósmico, sino el de hacer entrar con tu desparpajo nacido y criado de Villa Fiorito al mundo, la idea de que Dios es Argentino? ¿Para qué te voy a decir a vos, Diego, que no se puede jugar sin creer? ¿Que solo se sobrevive creyendo?

Si vos siempre creíste, en ese sueño de mundial que germinaste de muy chico, en que al cesar lo que es del césar, pero la pelota no se mancha, en Perón, en Néstor, en Cristina, en ese calor que te hacía danzar en el aire, y, más de una vez, te quemo.

Si hasta prendido fuego no dejaste de creer que solo se la juega el que puede equivocarse, que hablar es hacer gambetas para que no se escape la tortuga. Que no es sin crueldad que se hacen los poetas, los artistas, y vos pusiste en la mesa esa que te vino de arriba, y la tuya, la propia, esa que tenemos todos y que no deja de hacer ruido en cada cuerpo. Pero cuando algo hace ruido se trata de ver de dónde viene, que muestra y que se puede pensar, porque todo ruido es también social y cultural.

Con ese palpitar, Diego, deslenguado y transgresor, hiciste humor, y le metiste ese gol a los ingleses. Un gol, que es del fútbol, y es, también, un agujero que el destino le hizo a la historia para devolver algo que se llevaron de su lugar: la fiesta del pueblo.

Si, ya sé, no te gustaban las despedidas, no eras de ir al aeropuerto, tal vez porque quien se despide asume una partida y vos nunca te fuiste de esta fiesta que es, también, tuya.

Pero estas no son más que palabras, letras que se unen a otras en la tarea imposible de agarrar algo de la pelusa que hay en el aire. Y bien sabemos que las palabras son tocuen, y tocuen es cuento.

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