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Mariquita | El amor revolucionario

La obra de Nora Inés Schiavoni retrata cómo Mariquita Sánchez de Thompson luchó por su destino amoroso y construyó, a partir de su coraje y lucidez, un camino de afrenta contra los mandatos impuestos hacia las mujeres.


Por Marvel Aguilera.

Dicen los historiadores que en la lucha por los relatos, los hechos carecen de importancia. Es que nuestra historia universal siempre se ocupó de transformar los acontecimientos de la esfera pública en “lo objetivo”. Narraciones que, en realidad, solo se limitaron a contar el rol de los hombres. Las mujeres, en esa lógica, funcionaron como acompañantes.

La vida de Mariquita Sánchez de Thompson bien podría simbolizar ese “uso” del relato hegemónico. El de esas mujeres (excepcionales) que han hecho un “aporte” a la vida pública. Sin embargo, la historia de Mariquita va más allá de una contribución. Se desborda entre los límites que el relato nos ha querido imponer: el de la mujer de las tertulias y la “Marcha Patriótica”.

Es que su vida, desde los inicios, ha implicado una ruptura. Un cambio de perspectiva de las libertades políticas y sociales de la época. Su historia es el reflejo de las grandes transformaciones que empezaron en el seno familiar, en los vínculos de clase, en los usos y costumbres del sistema. Son esos hitos que escasean en los libros de historia. Y que, como toda gran revolución, comenzaron por aquellos que se animaron a correrse, tal como hizo Mariquita, del relato oficial.

En Mariquita, la verdadera revolución, la rebeldía de una joven que rechaza los mandatos será el punto de partida de una revolución más amplia, el cambio de rumbo respecto del rol de las mujeres en la esfera pública y en las decisiones que hicieron a la consolidación de una patria en proceso de emancipación.

“La rebeldía de una joven que rechaza los mandatos, será el punto de partida de una revolución más amplia, el cambio de rumbo respecto del rol de las mujeres en la esfera pública y en las decisiones que hicieron a la consolidación de una patria en proceso de emancipación”.


Mariquita, una adolescente de 14 años, nacida en una familia de renombre, decide enfrentarse a su padre, Cecilio Sánchez, y rechazar el matrimonio por conveniencia que este dispuso para ella.

Inspirada por la defensa de su auténtico amor (Martín Thompson) pero principalmente por ese sentimiento de libertad que había germinado dentro suyo durante su crianza, la joven decide enviarle una carta al virrey Sobremonte para interrumpir el casamiento con su prometido y sentar, de esa forma, las bases de un nuevo paradigma. Uno donde los asuntos privados no se resuelven puertas para adentro, sino que también se discuten en el ámbito público, forman parte de la vida política.

Con una puesta minimalista, donde la fortaleza del texto de Nora Schiavoni se condensa en las interpretaciones de las dos actrices en escena, “Mariquita” pone de manifiesto las raíces patriarcales de una civilización que hoy, aunque perimida por una lucha que está vigente en cada estrato social, consolida una lógica desigual donde persisten los actos de injusticia, las violencias sistematizadas y el sometimiento como forma de vinculación natural.

Bernardita Orengo se pone en la piel de Mariquita dejando traslucir las capas sentimentales de una joven lúcida, soñadora y adelantada a los tiempos que corrían. Asimismo, Susana Giannone se luce a través de diferentes personajes (la madre, la amiga y la criada), mostrando la facultad ecléctica de sus caracterizaciones, y aportando los tamices de hilaridad, picardía y coloquialismo que desestructuran el clima de solemnidad de la obra.

“Mariquita” es una pieza donde los mecanismos del poder son expuestos, en que las decisiones son de unos pocos -repleta de varones de alta alcurnia- y las dinámicas familiares, endogámicas, se reproducen con miras al sostenimiento de un estándar económico de privilegios y dominaciones.

Un texto sobre los pequeños triunfos, las victorias pírricas olvidadas por la historiografía que visibilizan la pregnancia de las mujeres en el escenario político; en esa batalla intestinal por la igualdad de oportunidades y la construcción de un horizonte donde las mujeres dejen de ser una extensión masculina y ocupen lugares de autoridad en el destino de nuestra nación.

Mariquita, la verdadera revolución, ilustra un acontecimiento “privado” de nuestra historia que expuso las perversiones del orden público. La audacia de una joven que marcó punto de partida importante dentro de una serie de transformaciones sociales que hoy configuran el movimiento político más importante de las últimas décadas.

FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA


Autoría: Nora Inés Schiavoni
Intérpretes: Susana Giannone, Bernardita Orengo
Vestuario: Macarena Santamaría
Iluminación: Gustavo Lista
Diseño de escenografía: Agustin Justo Yoshimoto
Realización de escenografia: Agustin Justo Yoshimoto
Música: Valerio Rinaldi
Sonido: Valerio Rinaldi
Diseño gráfico: Franco Pogo
Asesoramiento histórico: Mariana Paganini
Asistencia de dirección: Florencia Danza
Dirección: Marcela Grasso

Nun Teatro Bar: Juan Ramirez de Velasco 419, CABA.
Función: Sábado 18:30 hs.

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