El lunes 8 de junio se expandió la alarma en el mundo de los libros y la literatura a raíz de una noticia. El Grupo Editorial Planeta, compuesto por los sellos: Planeta, Tusquets, Seix Barral, Minotauro, Emecé, Espasa, Booket, y varios más, abrió su canal de venta directa online en la plataforma monopólica Mercadolibre. Los libreros, al verse puenteados por semejante maniobra, salieron al cruce de esta decisión.
Foto: Librería La Libre (Rosario, Santa Fe)
La situación de las librerías, luego del contexto de pandemia y el consecuente aislamiento preventivo social y obligatorio, es bastante delicada. No es que vinieran tirando manteca al techo, porque la baja de las ventas ya era alarmante desde hacía varios años. Ezequiel Lender Kremer, vicepresidente de la Cámara Argentina de Papelerías, Librerías y afines (CAPLA), declaraba que en 2019 hubo una caída en las ventas del orden del 30%. La caída en las tiradas de libros del 2014 al 2018 fue de un 66% según la Cámara Argentina del Libro (CAL). Y la cosa no fue mejorando en absoluto. Decenas de librerías cerradas solo en CABA. Sucursales y librerías pequeñas, cerradas. Ya en marzo de este año la Cámara Argentina de Librerías alertaba acerca de una sustancial caída en las ventas, el 70%, la peor de la historia.
En este contexto, las librerías pequeñas, de barrio, fueron las habilitadas para empezar las ventas online y envíos por cadetería, bicicleta, o lo que sea. Se habló de “los héroes de la industria”, de “los grandes aliados de las editoriales”. Se intensificó el pedido online de ejemplares. Las librerías habían empezado a reactivar las ventas de libros en Argentina, sobre todo en el AMBA.
Luego, la mañana del 8 de junio, ocurrió este revés desleal por parte de uno de los grupos editoriales más grandes del país, y del mundo. Esta acción hizo levantar las voces de las librerías que estuvieron peleando por acercar los libros a sus lectores. Los portales de la inmediatez hablaron con los mismos representantes de siempre, lo cual no está mal, ya que son representativos de un grupo de librerías. Pero el problema era más amplio, implicaba pensar un poco, medir la situación. Por eso fue necesario hablar con otro tipo de libreros y libreras, acercarse a las provincias, a librerías especializadas. Ellos también tenían mucho para decir, y vaya que lo dijeron.
Imaginen una mesa en la que todos nos pudimos juntar y charlar, aportando diferentes puntos de vista.
¿Qué opinan del trato que hizo el Grupo Planeta con Mercadolibre y la reacción de lxs colegas libreres?
Dannae Abdalla de La Libre (Rosario, Santa Fe): —Lo que genera el acuerdo entre grandes grupos editoriales y monopolios digitales es un grado mayor de concentración editorial y una pérdida de diversidad cultural. El PVP (Precio de Venta al Público) está fijado por ley y es el que da la editorial. Lo que hace este acuerdo es eliminar al intermediario, en este caso las librerías. Pero no lo hace en favor del consumidor (lector) porque el precio no cambia. Lo que hace este acuerdo es eliminar, lisa y llanamente, a las librerías de esa cadena de producción y consumo.
Patricio Rago de Aristipo Libros (CABA): —Creo que la decisión de Planeta también acompaña al proceso de digitalización del mundo. Las librerías fueron siempre el nexo entre el lector y la editorial y este lugar es el que busca ocupar Mercado Libre. Me interesa pensar en cómo cambia la experiencia de comprar un libro en los dos casos. Ir a la librería implica un contacto con el librero, una charla, un estar, la posibilidad de encontrarse también con otras personas, escuchar recomendaciones, etc. En fin, la posibilidad de generar un vínculo humano que muchas veces puede devenir en una amistad; y en el otro caso es un simple click desde tu casa. (…) Me parece que en las épocas de crisis es donde se ven mejor ciertas cosas. Todo se acentúa. Que una gran corporación como Planeta decida puentear a las librerías no me sorprende, así como no me sorprende que las grandes cadenas de librerías no les estén pagando a las pequeñas editoriales la plata que les deben.
Librero Anónimo (prefirió mantenerse así, en las sombras):—Creo que como a la mayoría de mis colegas (aunque no me interesa hablar por ellos) estamos todos muy disconformes con la postura del grupo. Veo cierta tibieza en las reacciones sin embargo. La creación del vínculo con Mercado Libre está aparentemente justificada por la caída de ventas en los grandes centros comerciales, que por la situación actual de pandemia están cerrados o tienen prohibición de trabajar, al menos esta es la razón que ofrece el CEO del grupo. La solución es por lo menos vaga, en el sentido de que implica una falta de esfuerzo y creatividad. Creo que no cabe en ninguna cabeza que el mismo proveedor sea un competidor. No es una novedad que las librerías dependemos en gran parte de la modalidad de consigna y que nuestro negocio se sostiene en gran parte gracias a ello, quien diga que no miente, o tiene los recursos suficientes como para sostenerse por otro lado que no sean los ingresos de la librería.
Karina de Librería Ritualito (especialidad en ESI) (Liniers):— Desde que se implementó el aislamiento, Planeta dejó de entregar libros, empezó a cerrar cuentas, a levantar los libros de las librerías, a no reponer, a no vender, a exigir pagos a las librerías pequeñas, y cerrar las cuentas de quienes no podían pagar. Era lógico que fuera a suceder esto, además es el modelo Amazon. Planeta dice que esta decisión la toma por el cierre de las grandes cadenas y que necesita sostener esas ventas. Sabemos que todo eso es mentira, porque dicen que las librerías pequeñas e independientes son sus grandes aliadas, pero es mentira también porque Planeta no nos está entregando libros, no los vende.
Andrés Rodriguez de De La Mancha libros (CABA):—Lo que hace Planeta es un manotazo de ahogado, porque la facturación se les debe haber bajado un 60% o un 70% en estos tres meses, y agarraron lo que pudieron. Tal vez ya lo tenían planeado, pero la verdad que hacerlo en este momento es algo totalmente fuera de tono y de ética, porque es el momento en que las librerías están a punto de hundirse, hacer esto es como pisarles la cabeza cuando están tratando de llegar a la orilla. Pero bueno, Planeta siempre fue así.
Laura Forni, de La Coop y de Librería Tren Nocturno:—Si bien existe la Ley del libro (que exige, entre otras cosas, un PVP único en todo el país, algo surgido cuando los supermercados vendían libros a precios más bajo, haciendo dumping), no se regula como debiera y lxs que la rompen suelen ser lxs mismos (las texteras hace años que hacen venta directa a colegios sin regulación y con mayores descuentos que las librerías)”
“Planeta no solo es un monopolio editorial y económico, sino que es un formador de opinión y de cultura. Por eso yo planteo de cuán independientes somos cuando no nos podemos escindir de ellos y de su forma de trabajar (…) Hay que correrse de esos lugares, será difícil pero a la larga es lo que nos conviene.” (Karina, de Ritualito)
¿Qué consecuencias creen que puede tener este acuerdo?
Laura Forni: —A mí en particular no me parece que perjudique a las librerías pequeñas. Tal vez sí a las cadenas, pero para mí son parte de lo mismo. Que discutan entre ellos. Pero (…) lo interesante es que una parte del sustrato librerx de Bs. As. y algunas provincias empezó a entablar un diálogo sobre este tema.
Dannae Abdalla: —Si este acuerdo se consolida y esta nueva normalidad post cuarentena trae aparejada una mayor compra virtual, pone en jaque, por lo menos, la posibilidad de sobrevivir a pequeñas y medianas librerías de los barrios. (…) Este es un acuerdo que te invita a consumir solo lo que nos ingresa por los medio masivos de comunicación y por el marketing. Plataformas como Mercado Libre están dominadas por el mercado y la publicidad, y sabemos que el mercado está hecho a medida de los grandes grupos editoriales.
Andrés Rodriguez: — El acuerdo afecta a las librerías chicas pero también a las grandes cadenas porque estas últimas viven de esto. Las librerías chicas tenemos un catálogo más variado, no dependemos de la cosa de Planeta tan exclusivamente como las cadenas. Así que yo creo que les va a ir peor a las grandes cadenas que a las librerías chicas. En esta lucha contra Planeta y Mercado Libre, me parece que será así. Lo que hicieron es una hijaputez, una falta de códigos, pero están dentro de la ley. (…) A los que les compiten es a las cadenas, a las grandes librerías. Por supuesto que compiten contra todos, les van a mellar a todos parte de sus ventas, pero tal vez una librería mediana o pequeña que tenga más diversificada su venta no lo va a sentir tanto. Lo que a mí me preocupa más es MERCADOLIBRE, esta cosa de copar todo, de cobrar un delirio por la venta de un librito, me da más miedo eso que el tema de Planeta.
Patricio Rago: —Puede afectar bastante a las pequeñas librerías. Planeta va a estar compitiendo con ellas en Mercado Libre y eso les va a sacar muchas ventas ya que seguro va a aparecer primero en las búsquedas.
Librero Anónimo:— Va a haber menos material del que hay ahora, que ya de por sí es poquísimo. Las tiradas de ejemplares ya venían reduciéndose ante la crisis que avanzaba y con esto vamos a acceder a aún menos material. Ni hablar que vamos a estar compitiendo con la posibilidad de envío que tiene ML. Está claro que el objetivo de ellos es invertir menos y mantener la tajada. ¿Qué opina un corredor de la editorial ante esto cuya comisión se va a ver disminuida? Hablemos en serio, hay colegas que declaran que hay otras editoriales que tienen la misma modalidad y se atreven a compararlo con la situación de Planeta. ¿Acaso tienen idea como afecta la salud, bastante deteriorada, de nuestro ambiente? Creo que no se toma la dimensión del asunto, y si bien muchas editoriales ya lo hacen (sin duda no ayuda que suceda eso) no tienen el poderío y el peso de Planeta.
Karina:— De alguna manera yo no entiendo la indignación ante un modelo económico que se impuso en todo el mundo y que era lógico que iba a llegar a acá. Es como creer que el capitalismo puede ser acogedor de las pequeñas economías. Eso no va a suceder, es un oxímoron.
Librero Anónimo:— Ahora bien, hay algo que ninguno de los consultados —en otras notas periodísticas— dijo, o ninguno de los periodistas fue a buscar: ¿qué sucede con las cadenas en esta situación? No me preocupa especialmente el destino de sus dueños, sino de la masa empleada por estos monstruos. ¿Ellos no tienen nada para decir que uno de sus dos principales proveedores (grupo Penguin Random House es el otro) empiece a competir con ellos? ¿Qué clase de pacto tienen? Porque algo que muchos no saben es la relación de coexistencia y dependencia mutua que tienen. Casi la mitad de los ingresos de las cadenas es de las ventas del Grupo Planeta. ¿Por qué las cadenas seguirían trabajando con ellos si directamente les quieren competir? Hay muchos interrogantes que surgen de esta situación, me encantaría que alguien fuera a hablar con los CEOS de estas cadenas.”
Démosle paso a Liliana de Librería Utopía, de Saénz Peña, Chaco. Ella tiene todo un testimonio que dar con respecto a la realidad de las provincias.
Liliana:— Esa situación que viven allá en Buenos Aires, en general la vivimos nosotres también. Mucha gente de por aquí elige comprar en Mercado Libre textos que nosotres tenemos o podemos conseguir. En una ciudad-pueblo como la nuestra todo se reduce a caminar unas cuadras nomás, todos estamos cerca. Sin embargo compran por Mercado Libre. Vivimos muchas situaciones, así no sólo de gigantes como Planeta. Hay editoriales escolares que no me aceptan devolución por libros que tengo en los estantes, y que resulta que vendieron sus textos directamente ellos (como en todas las campañas) directamente a las instituciones (para cursos enteros) bajo la excusa de “promos” o “ventas comunitarias”. Nosotros arrancamos ya en desigualdad porque pagamos un flete que nos cuesta carísimo, tenemos una temporada escolar muy corta, y hasta ahora yo compré solo un tercio de lo que compraba para temporadas escolares anteriores. Pagué $16.000 pesos por el flete y todas las distribuidoras dicen “CABA y gran Buenos Aires envíos gratis”. Así arrancamos de desiguales. Esta es una ciudad de 100.000 habitantes. Solo tenemos tres o cuatro librerías. Si hay un lector informado de las novedades nos tiene que esperar porque a la tercera vez que no lo envían y figura como agotado. Y yo compro en firme porque siempre fue mi política. A veces viajo 200 km (estamos a 170 km de Resistencia) paso por los shoppings y las grandes cadenas y tienen pilas de los mismos libros que a mí me están negando cinco ejemplares. Es una relación entre los grandes y los chiquitos que se mantiene. Como librería manejamos pedido online y así, pero sigue siendo igual de despareja la relación. La gente acá se guía por los medio de comunicación. La gran mayoría lee en función de la publicidad y propaganda, ante ellos nosotros no somos la primera opción. (…) Claro que detesto que Planeta haga esto. Es un tiburón para nosotros. Pero quisiera también sirviera el momento para la reflexión. De cuánto reproducimos esas formas de relación, a otras escalas.
Laura Forni:— En particular me interesa lo que generó. Una respuesta colectiva en un grupo heterogéneo de librerías independientes. No pasa por si nos perjudica o no este caso particular (algunxs ni siquiera vendemos libros de ese grupo editorial) sino por la lógicas de mercado que siempre existieron y hoy se evidencian aún más en esta situación extraordinaria. Son relaciones de poder. Mercado Libre también pactó tratos similares con grandes cadenas o grandes librerías, lo que perjudicó a muchxs pequeñxs librerxs virtuales. Los márgenes de ganancia de una librería de por sí no son amplios, más lo que absorbe Mercado Libre hace poco rentable usar esa plataforma. El tema es que es masiva por la posibilidad de difusión, la comodidad, las facilidades con envíos, etc.
Karina:— Las librerías pequeñas, de barrio, se van a ver afectadas por esto mismo, por el volumen y los autores que tiene Planeta. Es un volumen de venta muy grande. Se verán afectadas quienes laburen con Planeta directamente o cuyo porcentaje de ventas de Planeta sean muy grandes. No me parece nada sorpresivo, es el Capital. A mí particularmente me pasa que yo no laburo Planeta ni Random, solo por pedido. Trabajo especialmente sobre Educación Sexual Integral, y hay tres o cuatro títulos que le compro a Planeta, pero nada más. Empezamos a organizarnos con libreres independientes. Planeta no solo es un monopolio editorial y económico, sino que es un formador de opinión y de cultura. Por eso yo planteo de cuán independientes somos cuando no nos podemos escindir de Planeta. Si dependemos de ellos y de su forma de trabajar, bueno, estamos atades a seguir manteniendo un sistema que nos está fagocitando. Hay que correrse de esos lugares, que será difícil pero a la larga es lo que nos conviene. Es más fácil, obvio, poner un libro de Planeta en la vidriera que se vende solo, y trabajar otras cosas cuesta más.
Dannae:— Nosotres acá en Rosario nos juntamos con varias librerías bajo la consigna EL LIBRO ES COMUNIDAD. Pensamos que lo importante son les escritores, las editoriales, les diseñadores, distribuidores, ilustradores. Pensamos que comprar un libro no puede ser hacer clic en una imagen. Comprar un libro es la recomendación que te llevó a elegir ese libro, la sugerencia que podés dejar de una lectura. Sobre todo hay que valorar la charla y ese encuentro amoroso que se da entre lector y librere, que esa belleza de vínculo cultural está en las librerías. Puede ser un nuevo desafío para que pongamos la mirada en otras editoriales, para una profundidad más independiente y autogestiva, y no perdernos entre grandes monstruos editoriales en el camino.
Andrés:— Muchas librerías tienen un 20 o un 30 por ciento de los huevos puestos en esa misma canasta. Y esto terminaría por darles el knock-out. Lo que uno puede desde su negocio es tratar de no venderles nada, pero también tienen buenos autores, es muy difícil.
¿Y qué propondrían ustedes para hacer frente a esta realidad, de cara al futuro?
Patricio:—Tal vez sea hora de que las pequeñas librerías y editoriales nos organicemos y armemos una plataforma de venta de libros con un porcentaje de comisión justo y que busque el encuentro entre los lectores, los libreros, los escritores y los editores. Me parece que a las pequeñas librerías sólo nos queda tratar de fidelizar aún más a los clientes, estableciendo vínculos de confianza y amistad, convocando a los lectores a que busquen en la experiencia de la compra mucho más de lo que ofrece Mercado Libre.
Laura:— Lo interesante sería crear algo paralelo, similar (a Mercadolibre), para el canal editorial/librero. Si bien hoy se vende mucho por Instagram, porque lxs lextorxs también buscan esa librería o editorial con impronta propia, recomendaciones, etc., la red social no soluciona la logística. El tema es discutir entre los actores del sector, entre nosotrxs, tejer redes de afinidad.
Dannae:— Con respecto a nuestra librería en particular, nosotros venimos trabajando la venta digital con una toma de pedidos online y haciendo entregas a través de cadeterías autogestivas. La Libre es un caso bastante particular porque desde nuestros orígenes nos sostenemos en comunidad, somos una librería asociativa, trabajamos con un sistema de socias y socios, y lo que hicimos ni bien pudimos volver a abrir fue estar a disposición de estos socios y socias y no tanto al público en general.
Karina:— Las librerías independientes deben plantearse cuán independientes son y cuál es el concepto de independiente. Si solo quiere decir que no sos una cadena, listo, queda por fuera la gran mayoría de las librerías y eso no significa que seas independientes desde el momento en que si un monopolio te saca los libros de las ventas, y vos te caes, es porque de independiente no tenías mucho. Mi opinión es que Planeta se quede con todo su catálogo, que las librerías de barrio e independientes tomemos una posición clara frente a eso, de boicot si querés, y listo. Planeta quédate con lo tuyo y eso va a empezar a tensionar otros movimientos, por ejemplo de que los autores al momento de editar sean realmente conscientes de quién es Planeta y cómo actúa Planeta y cómo quieren llegar a sus lectores.
Librero Anónimo:— Las librerías pequeñas se van a ver perjudicadas por esta metodología sin duda alguna. ¿Nos vamos a fundir? No creo, todavía hay muchos editores y editoriales que laburan maravillosamente y son leales con el oficio, pero hay que alzar la voz y entender que esto es muy perjudicial. Y arriesgo algo que surge a raíz de este tema y que muchos no quieren pensar, la relación Mercado Libre y la venta de libros, sugiere un panorama muy oscuro para nosotros que somos los pequeños, Planeta no va a ser el último de los grandes que tome este camino si le funciona.
Andrés:— Creo que habría que hacerles un gran apagón: no comprarles ni venderles nada por tres meses, cero. Pero bueno, no es el momento. Una vez saliendo de la pandemia, una vez que las librerías puedan estar abiertas, y con un poco más de aire en los pulmones, habría que hacerles un apagón. Por ejemplo, septiembre, octubre, noviembre y diciembre, no comprar ni vender ni un solo libro de Planeta.
Y en cuanto a la venta online, sé que tu librería no se ha preocupado mucho hasta ahora.
Andrés:— Sí, nunca le dimos mucha bolilla. Como tenemos un catálogo más del ensayo, de la literatura no tan bestsellera, es otra relación con el lector y el librero. Se da por mucha recomendación, la idea es que vengan y vean cosas que no ven en otros lados, es otro tipo de comercio. Pero bueno, nos tuvimos que aggiornar rápidamente. Planeta vende por la prepotencia de la exhibición. Creo que al final se van a morder la propia cola, porque si se largan a la competencia de la venta online van a vender muy poco, y tal vez sea el principio de su fin.
Pero los autores que tal vez interesen más también están en Planeta ¿Qué les dirían ante eso?
Karina:— Si yo soy un autor medianamente reconocido, estoy por firmar contrato con dos editoriales y sé que una de ellas es Planeta, que tiene un modelo solo económico, concentrado, y todo lo que ya sabíamos que era Planeta (y ahora va a serlo más aún), voy a tener que evaluar cómo me quiero posicionar políticamente frente al mercado.
Andrés:— Tendrían que concientizarse en que si firmas para ellos que cagan a las librerías, tratar de no firmar… Pero ¿con quién firmás si no? Es difícil. El hambre y las necesidades no se llevan bien con las reservas morales, o culturales o lo que fuere.”
Algo que puedo pensar como coincidente a la nota anterior sobre cómo recuperar la industria del libro es la idea de la organización. Una constante parece estar ligada a eso: organizarse para crear nuevos canales y sobrevivir.