Música

Piero: “En vez de arreglar el mundo en el café, cuando uno tiene la posibilidad lo mejor es hacer”

El músico y creador de la Fundación Buenas Ondas brindará este domingo un show virtual para todo el planeta. Conversamos sobre sus proyectos recientes y pendientes.


Por Marina Cavalletti.

“Hacer canciones no tiene sentido, si en cada palabra, en cada nota no estamos todos. Lo importante es sentirse bien, pero de adentro. Si estamos bien podemos estar juntos y mirar para afuera. El asunto es cambiar y darlo vuelta, pero sin violencia, con amor, con ganas de sumarnos en paz”. Este es el mensaje que queda en cada estadio, teatro o club al finalizar el show que brinda Piero. Y estas palabras resultan tan centrales que figuran en su web oficial.

Probablemente ese mensaje resuene también este domingo 2 de agosto en miles de pantallas a lo largo del mundo: el músico ofrecerá un show vía streaming a las 20 hs (hora argentina).


Vas a ofrecer un concierto virtual en el contexto de la pandemia. ¿Qué particularidades tiene para vos este recital sin la presencia del público?

Bueno, esa es una incógnita que voy a poder responder el domingo a la noche cuando termine el show. Así como a vos te llama la atención, acá también. Tenemos muy pocas probabilidades de hacer algo antes y -como digo yo- como no hay sonido del otro lado, no sabés si te están puteando o te están vivando, así que eso lo iremos viendo. Son canciones y hacemos un concierto de canciones donde hay un poco de todo.

Hablando de canciones, en este show vas a presentar “Esperanza”, canción que hiciste junto al poeta Alexis Valdés. La letra refiere a lo que estamos viviendo, a ser sobrevivientes de un naufragio colectivo. Vos tenés tu propia poética, ¿por qué sentiste la necesidad de musicalizar esas palabras?

Porque me apareció una mañana la letra, viendo una revista. Y la verdad es que me encantó. Dije “quiero ponerle música a esta poesía”. Me fui a ver el autor y decía “Luis Landriscina”. Pensé que no podía ser, pero yo conozco a Luis y le comenté lo que pasaba. Él me confirmó que no era suya y que creía que podía ser de Alexis, a quien conocía. Mientras él averiguaba, se decía que era de Mario Benedetti, de Eduardo Galeano… La cosa es que consigo la dirección de Alexis y me contactó con él. Lo llamo y le digo “tu poesía me encanta, tiene una profundidad increíble y hay que desparramarla. Ese texto es muy importante para la gente”.

Después estuvimos un tiempo en la nebulosa, volví a decirle que quería grabarla pero él me comentó que era músico y que ya estaban haciendo el video del tema. Entonces le dije que le deseaba mucha suerte, que la canción era un fenómeno, al igual que la poesía. Otra vez será y me fui medio contrariado. Pasan unas semanas y me llama Alexis para proponerme que la cantemos juntos. Yo lo respeto mucho. En el interín estuve averiguando quién era y el tipo es muy capaz, muy capo en muchas cosas. Entonces le expliqué que yo ya había hecho una melodía y que no podía meterme a cantar otra. Le dije: “seamos sinceros, a mí me encantaría grabarla. Si vos estás en mi lugar, ¿qué hacés?”. Y me contestó: “Hacelo, la canción es toda tuya. Si tiene que ser, que sea”. Y bueno, me quedé libre. Hicimos un video en el techo de la casa, porque no hay lugar en estos días. Y salió. Y es una canción que no es mérito de nadie. Es una canción que tiene su fuerza propia y hay que desparramarla. Esa fuerza tiene que entrar en la calle, la gente.

“‘Esperanza’ es una canción que tiene su fuerza propia y hay que desparramarla. Esa fuerza tiene que entrar en la calle, la gente”.


A lo largo de tu carrera siempre tuviste mucha empatía con el contexto. El hecho de oponerte al uso de agrotóxicos es un ejemplo. Y también grabaste la canción “Fuera Monsanto” con Anita Gómez. ¿Cómo te vinculaste con el cuidado de la naturaleza y el medio ambiente?

Bueno, yo tuve una granja ecológica con 70 pibes, que eran “ni-ni”, que ni trabajaban ni estudiaban. En vez de charlar y arreglar el mundo en el café, uno tiene un poco de posibilidades y lo hace. Lo hice y hubo de todo un poco. Fue un exitazo y sigue siéndolo para mí. Lo estamos haciendo en Colombia y en otros lados. Lo seguiremos haciendo porque yo creo en eso. Como dice mi hijo: “el que la sigue, la sigue y la consigue”. Y esa es un poco la que va.

La canción contra Monsanto está en Colombia, una piba la cantó, la vi y la llamé para hacerle unas voces y vendió bastante con eso. Yo siempre hago esas cosas y me meto donde no me llaman. Y a veces me hago llamar, cuando me gusta la idea o cuando la veo potable o se puede hacer. Hay mucho por corregir, por mejorar y por hacer. Y creo que hicimos lo mejor, que es mi frase favorita.

Esa convicción de que siempre hay mucho por hacer y por corregir es la que tenía de alguna manera a seguir haciendo, desde lo más íntimo hasta en tus canciones o tu parte más pública?

Sí yo creo que sí. Hay que hacer. Y se puede hacer mil veces más. Nosotros con la fundación Buenas Ondas ya tenemos hechas treinta guarderías. Las primeras quince estaban paradas sin plata y no las podían seguir edificando. Las otras quince, las hicimos de cero: invitando a los músicos, mangueando a Dios y a María Santísima. Es mucho más lindo que la mediocridad que hay, eso no me lo saca nadie de la cabeza y eso es de cada uno. Así que cada uno lo puede poner en movimiento, ¿no? Tampoco hay que hacer alharaca de lo que hacemos porque eso trae desconfianza. Somos un país lleno de vicios y hay que ir ordenando de a poco lo que se pueda.

Decís que hay que ir ordenando. Tus canciones, tan emblemáticas para la historia de nuestro país, como “Para el pueblo lo que es del pueblo” e incluso “Mi viejo”, ¿marcan, de alguna manera, un orden, una forma de entender el mundo?

No sé. A mí me sale del alma, del momento. Lo bueno es si somos muchos los que estamos siempre buscándole las vueltas. Es como desahogarse, es como intentarlo. Como decía recién, en el café arreglas todo. Después cada uno se va a su casa y no pasa nada. Yo me equivoqué con un montón de cosas, pero las intenté, y las seguiré intentando. Hicimos muchas cosas por acá, pero también en otros países. No importa dónde, importa que se hagan. Es cada vez más Quijote, más utópico, pero es así. Y yo creo que todavía no hicimos lo mejor, así que hay que darle.

¿Entonces qué cosas te quedan pendientes y cuáles despiertan tu fe en otros Quijotes?

Me falta nada más y nada menos que lo mejor. Respecto de qué es lo que me sigue despertando, hay una frase -que no sé de quién es-: “si me muero mañana, hoy planto un árbol”. Es una cuestión de que no queden dudas de que tiramos cosas a la basura, algo por el estilo. Pero es muy lindo cuando las cosas salen. Nosotros hemos tenido épocas gloriosas con los chicos, con los atorrantes de los “ni-nís”. Y es gratificante, no es ninguna religión ni nada, es una manera.

El concierto del domingo se anuncia como un recorrido por tus grandes éxitos. ¿Cuáles son estos temas para vos, aquellos que disfrutás y aquellos que, por el contrario, has descartado con el paso del tiempo?

Agarramos un manojo de canciones, porque mi banda no toca, sino que el concierto será con un guitarrista que invité. Vamos a hacer algunas cosas nuevas que nos gustan y otras que están ahí colgadas pero no son los grandes éxitos. Hay más grandes y más chicos, no importa eso. Si canto una canción es porque me gusta en general. Hay algunas que ya no, o algo así. Es raro lo de cantar la misma canción, hay que ponerle otra onda. Yo siento que canto una canción, canto “Mi viejo” y lo hago por primera vez, es un juego, un ejercicio. Hay bastantes y hay para jugar. El otro día estábamos en Colombia y sacamos una canción que habíamos hecho con Alejandro Lerner hace 30 años. Tres décadas estuvo en un cajón y ahora pegó muchísimo, “La guerra del amor”. Todavía estamos a tiempo de hacer lo mejor y falta, hay cuerda todavía

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