El Pregonero

Parar la venta de la patria con organización


Por Marvel Aguilera.

El paro general de este miércoles debe ser un punto de partida. Un encuentro que, más allá de impulsar un mensaje contundente a la clase política que está tratando la Ley Ómnibus en el Congreso, vea la posibilidad de reconstruir los lazos organizativos del pueblo trabajador.

Los años de falta de representación política han tenido sus consecuencias profundas: un desamparo que llevó a que muchos sectores de la población, incluso en situaciones vulnerables, optaran por refugiarse en discursos destructivos e individualistas con tal de hallar una salida a la falta de respuesta política. Muchos de esos votantes arrepentidos son los que ayer manifestaron su bronca y angustia, no solo por la inestabilidad económica que les toca vivir, sino por la amenaza latente a las bases culturales de nuestra patria que tanto los forjaron.

El tiempo corre y la organización popular es sin duda la medida que va a determinar el avance o no contra los derechos de los trabajadores. La era que nos toca vivir está signada por dictaduras blandas y estados de excepción que, como señala Agamben, buscan generar vidas desprovistas de herramientas de lucha y alejadas del sentido de soberanía. El primer paso para frenar esa dinámica es la recuperación de la política como herramienta que nos permita sostener el modelo democrático. Pero no hablamos de un modelo partidocrático como el de estos años, que provocó una brecha muy honda entre las elites dirigenciales y el pueblo trabajador, sino de la política como acción ordenadora de la realidad.

“El tiempo corre y la organización popular es sin duda la medida que va a determinar el avance o no contra los derechos de los trabajadores. La era que nos toca vivir está signada por dictaduras blandas y estados de excepción que, como señala Agamben, buscan generar vidas desprovistas de herramientas de lucha y alejadas del sentido de soberanía”.


Hoy padecemos un contexto en que los trabajadores no cuentan con los marcos de organización necesarios para generar una comprensión cabal de las medidas políticas a llevar adelante. Hay una necesidad imperiosa de participación, pero carente de dirigentes aptos para generar espacios de diálogo, discusión y militancia territorial. Escasean. El peronismo dejó de hacerse de abajo para arriba y se conglomeró en una burbuja de burócratas que buscan iluminarle el camino a los sectores populares que dicen representar. Una superestructura que hoy está agotada y necesita dar lugar a quienes pujan desde espacios silvestres, ahí abajo, por una sincera representación de los laburantes.

El paro de ayer puede ser ese eslabón necesario de organización, esa confluencia de sectores: gremios, trabajadores, organizaciones sociales, autoconvocados y militancia. Esto requiere aunarnos como movimiento bajo las ideas de solidaridad, pluralismo y humanismo. Primero la patria, segundo el movimiento, tercero los hombres y las mujeres. Desde ese lugar, podemos empezar a pensar en sortear tanto el caos programado del gobierno de Javier Milei, así como los vacíos de representación de parte de la dirigencia política.

Lo que estamos enfrentando no es improvisación ni impericia, sino una planificación del desorden que, paradójicamente, busca generar las condiciones para que el pueblo no se organice y naturalice las imposiciones coloniales de los grupos de poder detrás del presidente. La patria no está a la venta únicamente por la imposición de una Ley de Tierras que pueda favorecer a los amigos de Macri como Elztain, Lewis o el Emir de Qatar, estamos hablando de la pérdida del concepto de comunidad a cambio de una vida sin expectativas, posibilidades de ascenso social y compromiso con el otro.

Foto: Anita Pouchard Serra para El País

Para pensar en una patria más justa es necesario primero seguir dando pasos al frente. Encuentros horizontales donde el actor protagónico sea el pueblo trabajador, un pueblo concentrado en un movimiento que proponga nuevas formas de compromiso y acción por nuestra patria. Desde allí, en todo caso, podrán sentarse las bases para que nuevos dirigentes y referentes territoriales puedan encabezar un proyecto político con intenciones de gobernar.

Es probable que casos como los de los tres diputados tucumanos, quienes votaron a favor en el dictamen de la ley, vuelvan a ocurrir. Habrá que estar preparados. El foco del peronismo está en otro lado: en los barrios, en las asambleas vecinales, en los sindicatos; en cada trabajador que comprenda que la única posibilidad de enfrentar el desorden neoliberal es recuperando el espesor político y esa asimilación de la clase trabajadora con el movimiento peronista.

En este contexto en donde se pone en vilo el rol del Estado por el pseudo anarquismo que pregona Milei, la unidad del pueblo trabajador pone en perspectiva que más que defender a un Estado presente, lo que está en juego es la organización popular que ha sabido impulsar al propio Estado a promover los derechos necesarios para los trabajadores. Es esa organización la que vence al tiempo y la que va a sostener, más que nunca, la verdadera libertad de nuestra patria.

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