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Lina de Lima: mujer migrante, diosa marrona

Lina de Lima, primer largometraje de ficción de María Paz González, narra la historia de una mujer peruana que, como tantas otras, trabaja como niñera en un barrio cerrado de Santiago de Chile. Protagonizada por Magaly Solier, retrata las aventuras que impone el encuentro con el deseo.


Por Laura Bravo.

Se acercan las fiestas, Lina se prepara para regresar a su país donde pasará la Navidad con su hijo adolescente. En el interín, atiende a Clara, una preadolescente a la que acompaña a sus clases de natación y con quien descansa al sol en la casa en refacción de sus patrones. La condición de extranjera se extiende al modo en que se mueve en un espacio ajeno, al plástico que recubre el colchón donde duerme, al compromiso que sostiene con una familia que no le pertenece.

La OIT denomina cadena global de cuidado a la relación entre las mujeres nacionales con recursos y las migrantes de países pobres a quienes delegan las tareas de cuidado. Estas, a su vez, transfieren sus tareas a otra mujer de la red de origen. La cadena soluciona problemas en los países ricos pero es causa-consecuencia de desigualdades estructurales y de género en aquellos estados que resignan la fuerza de trabajo.

La película nace como proyecto documental, durante ese proceso la directora descubre la imposibilidad de narrar las vidas de las trabajadoras migrantes en ese formato. La preocupación ante una posible pérdida de matices la lleva a incursionar en la ficción. Como resultado de aquella investigación, la protagonista es la de una mujer real, despojada de clisés.


González se confiesa fan de la idiosincracia peruana: “Ellos tienen algo que admiro mucho. Tienen una conexión muy profunda con sus raíces y eso se ve en la música, los colores, los sabores, el arte popular. Hay vínculos profundos entre esa cultura y el mundo social. Es algo que no le pertenece a una élite sino que es algo transversal”.

La relación de Lina y Clara evidencia cómo mujeres de diferentes edades y estrato social tienen que esforzarse, e incluso mentir, para burlar las expectativas del entorno. Así, la una y la otra soportan el dolor de la depilación o pintura rosa en las paredes de la habitación.

El ejercicio de la maternidad por videollamada muestra sus fisuras, la dependencia económica de los suyos se mantiene pero los lazos emocionales se desvanecen. En paralelo, el ex marido tiene un nuevo hijo y Lina percibe su quietud entre tanto movimiento.

El género dramedy, al que pertenece el filme, está interceptado por musicales: villancicos, cumbia o vals criollo, frutos de la prolífica imaginación de Lina. Con estos mecanismos compensatorios enfrenta sus temores, es diosa marrona, dueña de su cuerpo, reina seductora. La estética de los cuadros es puro colorido; las coreografías, festivas; la iconografía y el vestuario, típicos de la tradición peruana.

La urgencia por reinventarse la lleva hacia un autoconocimiento que deriva en un renacer sexual. Esto sucede en el desarraigo donde todo es tan frágil como libre. Si bien el argumento no esquiva la tristeza, las situaciones se resuelven desde el humor. No desde un humor hilarante sino desde el humor que habita lo doméstico.

Magaly Solier, quien protagonizó La teta asustada (2008), Retablo (2017) y Vivir Ilesos (2019) entre otras producciones, interpreta con maestría a Lina y es cantante y coautora del soundtrack escrito en español y en quechua. Solier, en numerosas ocasiones, se expresó en favor de la preservación de esta lengua originaria que aprendió de su abuela, destaca su persistencia identitaria y su economía de palabras.

Asegura González: “Magaly es madre, y cuando hace películas también debe estar lejos de sus hijos. Eso me hizo ver que ella podía entender al personaje incluso en capas que yo no podría. Me enseñó muchísimo, no solo de las películas y los personajes, sino de la vida”. Sin dudas, de este diálogo entre realizadora y actriz surge un relato a un mismo tiempo poderoso, fresco y entrañable.



Lina de Lima (2019)
Disponible en CINEAR
Dirección y Guión: María Paz González.
Producción: Giancarlo Nasi Cañas y Maite Alberdi.
Dirección de arte: Susana Torres.
Música: Cali Flore, José Manuel Gatica, Magaly Solier, María Paz González.
Elenco: Magaly Solier, Emilia Ossandón, Angie Jijaba, Sebastián Brahm, Antonia Zegers, Javiera Contador.
90 minutos

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