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Samurai Punk: Una oda a las pequeñas grandes obras

La ópera prima de Santiago Pedrero Estevez retrata el camino de dos amigos por terminar su largometraje inconcluso, un viaje que pone en perspectiva el rol de la amistad y las vicisitudes del arte independiente.


Por Marvel Aguilera. Fotos: Laura Mastrocello.

Hay veces en que la búsqueda colectiva de un objetivo dice más que el cumplimiento del mismo. En que cada uno de los pasos dados, en medio de incertidumbres y dificultades, puede iluminar en mayor medida aquello que cimienta nuestras acciones, y eso que a fin de cuenta nos une desde la amistad. Una empatía en común que trasciende cualquier mandato impuesto desde afuera sobre lo que hacemos o deberíamos de hacer. Samurai Punk, de Santiago Pedrero Estevez, nos habla de esos vínculos, pero también de la defensa de la pasión creativa en medio de un mundo arrasado por el egoísmo y la desconfianza generalizada.

Un director y una actriz, hermanados en su amor al séptimo arte, están lidiando con la finalización de su cuarto largometraje. Ellos son amigos, se entienden en sus ilusiones y en las precariedades económicas que rondan a la producción de sus films. Su derrotero no es sencillo, pero encuentran en la realización de sus películas algo más que un trabajo o una retribución monetaria, creen en lo que representa lo que hacen. Defienden una manera de entender el arte, una que hoy resiste en las trincheras ante el avasallamiento de las grandes producciones y la pérdida del espíritu independiente.

Samurai Punk es un híbrido entre lo teatral y lo cinematográfico, no sólo por las proyecciones de la película que ilustran el trasfondo a resolver, sino por la dinámica del guion: una especie de road movie que avanza a medida que las circunstancias empeoran y que van transformando los ánimos y esperanzas de los protagonistas. La obra nos habla del paso del tiempo, de lo que en algún momento deja de ser por imposibilidades externas pero también por las inclemencias propias. Particularmente, de aquellas amistades que parecen eternas pero que, como todo ciclo, se van diseminando cuando los caminos tarde o temprano se bifurcan.

“Samurai Punk es un híbrido entre lo teatral y lo cinematográfico, no sólo por las proyecciones de la película que ilustran el trasfondo a resolver, sino por la dinámica del guion”.


En una puesta minimalista que potencia el rol de los actores, las interpretaciones de Emiliano Carrazzone y Lucila Casalis funcionan a gran manera debido a la química que plasman arriba del escenario y a esa amplitud para rondar la angustia, la risa y la ira de un momento a otro. Lucila, brinda una escena memorable interpretando a les poetas que recitan alrededor de la figura del “Samurai Punk”; una escena que es, en cierta forma, el símbolo de una obra que conecta permanentemente el humor y la tragedia.

Estevez nos entrega en Samurai Punk una comedia con tonos tristes, un abordaje de la nostalgia de lo que quizás todavía no se fue pero que vemos paulatinamente ir apagándose. Sin embargo, también es una oda al arriesgarse, a lo que nos conecta con lo que íntimamente amamos. Un homenaje a aquellas pequeñas obras ignoradas por el público masivo pero que tantas vidas supieron transformar.

Ficha artística

Autor y director: Santiago Pedrero Estevez
Elenco: Emiliano Carrazzone y Lucila Casalis
Escenografía: Oria Puppo
Vestuario: Florencia Tutusaus
Iluminación: Lucas Orchessi
Prensa y difusión: Carolina Alfonso
Diseño gráfico: Maron Barberis
Cámara audiovisual: Ignacio Acevedo
Edición audiovisual: Ezequiel Acuña
Asistencia: Marina Galimidi
Producción ejecutiva: Zoilo Garcés

Teatro El Extranjero
Jueves 20:30 hs.
Valentín Gómez 3378, Abasto

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