La obra de Camila Ríos Ohlobiak y Milagros Craparo propone, a partir de una reunión familiar, retratar las imposiciones y condicionamientos enraizados por la religión, al tiempo que devela los deseos reprimidos que pulsionan interiormente en cada personaje.
Por Nadine Duchini.
Los domingos de septiembre en Área 623 se presenta la obra Recordatorio de lo que no fue, dirigida por Camila Ríos Ohlobiak y Milagros Craparo. Con las interpretaciones de Aldana Moriconi, Ariel Patlayan, Milena Cirillo y Ramiro Piccione. Esta puesta invita al espectador a una reunión familiar muy ortodoxa pero poco sacra.
En el hogar de una familia tipo; padre, madre e hija conviven en una falsa armonía regida por Dios y se sientan en la mesa esperando a un invitado que, desde el inicio, promete poner en jaque las creencias y deseos de todos. La historia de una mujer que esperaba otra cosa de su vida, una joven que ruega por liberar su cuerpo sin culpas y un hombre que ya no se reconoce a sí mismo ante la mirada del todopoderoso.
“La tríada familiar pronuncia monólogos cargados de pulsión y deseo que estos tratan de silenciar rezando. Cada personaje se presenta enlazado con el siguiente, formando un mismo discurso para el afuera, pero a su vez cada uno posee su propio secreto”.
Con una escenografía plagada de figuras religiosas, los ojos de Cristo lo ven todo y lo bendito se hace presente, la obsesión de ser juzgado por el poder divino y las represiones autoimpuestas, florecen a cada minuto mientras transcurre la obra. Tocan a la puerta, es Lucas (Ramiro Piccione) invitado de las mujeres del hogar, Alejandra (Aldana Moriconi) y María de los Ángeles (Milena Cirillo).
Este vendedor de ropa usada se sienta a la mesa luego de estrechar la mano del hombre de la casa, Héctor (Ariel Patlayan) y es ese almuerzo el que determinará el destino de sus personajes. La tríada familiar pronuncia monólogos cargados de pulsión y deseo que estos tratan de silenciar rezando. Cada personaje se presenta enlazado con el siguiente, formando un mismo discurso para el afuera, pero a su vez cada uno posee su propio secreto.
Las interpretaciones saben demostrar esa cara interna, la oscuridad, la duda y el miedo que una familia supo ocultar durante tantos años. Y el cuarto en discordia se desliza como una sombra que susurra en el oído de una mujer, una adolescente y un hombre, despertando una revolución en cada uno. Si este lo hace con determinación o no, queda como una duda planteada para que el público saque sus conclusiones.
La escena tiene una carga visual retórica, que facilita encontrar donde se origina el infierno oculto de este hogar y que se complementa con un texto que linda entre lo trágico y lo cómico, con tintes entre satíricos y oscuros. Fantasías reprimidas, sueños frustrados, tristeza y hasta indiferencia guían a cada miembro de la familia a entablar charlas casi de confesionario con Lucas, dando como resultado un final predecible.
Entre los miembros de esta familia hay algo nuevo, algo que los excita y domina, puede ser locura o aburrimiento, puede ser el diablo o la iluminación. Una obra que plasma y representa hasta donde se puede llegar con la farsa de la familia correcta. Cómo un solo secreto puede provocar tanto dolor y alivio a la vez ¿A dónde nos puede empujar el conformismo y el miedo del qué dirán? ¿Cómo se utiliza la religión para sofocar anhelos y autoinfligirse castigos? Son simplemente algunos de los cuestionamientos llevados a escena.
FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA
Dramaturgia: Milagros Craparo
Intérpretes: Milena Cirillo, Aldana Moriconi, Ariel Patlayan, Ramiro Piccione
Montaje: Milagros Craparo, Camila Ohlobiak
Vestuario: Gabriela Ohlobiak, Camila Ohlobiak
Ambientación: Gabriela Ohlobiak, Camila Ohlobiak
Diseño de luces: Melany Flores
Redes Sociales: Candelaria Maggi Martínez
Diseño gráfico: Lucía Pérez
Asistencia general: Nicolás Bianco
Producción: Milagros Craparo, Camila Ohlobiak
Dirección: Milagros Craparo, Camila Ohlobiak
Registro Visual: Taiel Dallochio
Área 623 – Pasco 623, CABA.
Funciones: Sábados 19:00 hs.