Literaturas

Alejandra Costamagna: “Si hacemos foco en la vida cotidiana de cualquier persona siempre vamos a encontrar alguna fisura”

Alejandra Costamagna - Gonzalo Donoso

Imposible salir de la tierra es un libro de cuentos de la reconocida escritora chilena Alejandra Costamagna editado en nuestro país por añosluz editora. Costamagna es, además, docente y periodista. Publicó, entre otros: En voz baja (1996), Ciudadano en retiro (1998) y Animales domésticos (2011). Su novela El sistema del tacto fue finalista del Premio Herralde en 2018.


Por Laura Bravo. Foto Gonzalo Donoso

Costamagna no es una excepción, pertenece a una generación de prolíficas escritoras chilenas entre las que mencionaremos a Lina Meruane, Camila Fadda Gacitúa, María José Viera-Gallo, Nona Fernández, Lilian Flores Guerra, Paula Ilabaca, Claudia Apablaza, Paulina Flores y María José Cumplido. Quizás, la dinámica de la industria editorial mainstream es la responsable de que, hasta hace algunos años, solo conociéramos a unas pocas pese a la escasa distancia geográfica que nos separa de sus producciones. La tercera ola del feminismo las hizo parte de nuestras conversaciones.

Katherine Mansfield asegura en su Diario: “una historia puede contener solo una cantidad determinada de información; siempre se tiene que sacrificar algo. Se tiene que omitir lo que se sabe y se desea utilizar. ¿Por qué? No tengo ni idea pero así es”. Ese es el modo en que Costamagna trabaja sus narraciones: con información acotada, elipsis temporales y climas elocuentes que condensan un cuadro mayor, más angustiante, más esquivo.

Lo sabemos, el cuento debe ejercer su economía y ceñirse a un contorno que lo clausure, que lo vuelva definitivo. En línea con esta afirmación, los relatos de Imposible salir de la tierra no tienen ni una expresión de más, no obstante, repliegan su forma como esas plantas que cierran las hojas para descansar, un cierre no exento de fisuras para la reflexión lectora.

Entre los diez cuentos de la compilación, sobresalen títulos como “La epidemia de Traiguén”, “Imposible salir de la tierra”, o “Are you ready?”, apenas mojones en una singular colección de historias heterogéneas linkeadas por cuerpos lívidos, por pieles estriadas, por dentaduras imperfectas. Fragmentos de vida flotando en el infinito con su instantaneidad a cuestas.

Los grandes temas de la literatura son la muerte, el tiempo y el amor, tal vez podríamos agregar algunas mutaciones como la derrota, el diletantismo y la pasión. La autora describe escenas a pura nominación, a pura suelta de sustantivos y, sobre ese sustrato, yergue un andamiaje donde interpola algunos de esos tópicos con una densidad inesperada, por momentos pavorosa.

El habla coloquial de Chile se cuela en los diálogos, los modismos indispensables para que suene local sin volverse ajeno. Otro tanto ocurre con el absurdo y la tragedia, se detienen a pocos pasos del exceso como para dejar en claro que son parte de la cotidianidad, de la vorágine contemporánea, no de la fantasía en la que, de a ratos, elegimos pensar.

Los personajes están en crisis, próximos a un nodo donde ocurrirá un final, donde un romance, un vínculo de sangre o una posibilidad se precipitarán hacia la nada. Bastan algunas citas para evidenciarlo: “bebé muerto por asfixia en el interior de un vehículo”, “prender el horno, esperar que el gas se la lleve”, “el cuerpo desnudo, doblado como un feto la hace ver muy frágil”. De estos territorios desguarnecidos brota la trama sólida y pesimista de un libro que no se puede abandonar hasta llegar a la última página.


¿Por qué “La epidemia de Traiguén” se sitúa en Japón? ¿Por qué la elección de esa locación tan ajena, tan parecida quizás a un “no lugar” o a una locación ficticia?

Japón no es exactamente Japón. Quiero decir, Japón acá es la representación de lo ajeno, de lo impropio, de aquello inalcanzable. Es el otro lado del mundo, el más allá de lo conocido. Esa idea de lo remoto, que pierde su carácter real y se transforma, como bien dices, en una especie de “no lugar”. Hay un juego con la idea de que la protagonista es capaz de salir de la Tierra si es necesario para arrimarse a aquello que la obsesiona. Y diría que también hay una suerte de ironía frente al exotismo. Mirar desde nuestra limitada occidentalidad las figuraciones de la templanza, de la penumbra, de lo sombrío. Un molde estrecho que viene a explosionar en el cuento.

Los personajes, o algunos de sus rasgos, aparecen en más de un cuento. ¿Cómo surgió ese mecanismo para hilar las historias? ¿Fue accidental o premeditado?

Yo diría que es una mezcla. Las reapariciones surgen como chispazos que luego intento conducir. O sea, lo que puede partir de manera más o menos casual, luego lo trabajo como un recurso. Me gusta pensar a los personajes probándose en distintos escenarios, con distintos grados de protagonismo, como secundarios a veces o protagónicos en otras ocasiones. Mirarlos desde distintos ángulos. Al final creo que este es un elenco deforme, que integra una especie de novela dispersa en la que las huellas de una historia se despliegan en otra y en otra y en otra, sin afán de cerrar su universo.

El perfecto final de “Imposible salir de la tierra”, esa idea de la muerte, me lleva a preguntarte por la elección de los temas y el germen de tus cuentos, ¿dónde los encontrás? ¿o de dónde los extraés?

La mayoría de las veces surgen de una imagen. A veces esas imágenes vienen de una conversación interrumpida, de una escena vista en la calle, de una canción pegajosa, de un sueño que se desdibuja al tratar de recordarlo, de un recuerdo antiguo o de una lectura que ha quedado haciendo eco en alguna parte. Al sacarle las capas a esa imagen va apareciendo un mundo posible, que es y no es el original. Y lo que viene entonces es una especie de péndulo entre ese impulso primario y la imaginación.

Los cuentos están atravesados por la fragilidad e imprevisibilidad de la vida, casi por un surrealismo posible (si cabe la expresión), ¿de dónde proviene ese tembladeral al que sometés a los personajes?

Qué precisa la imagen del tembladeral, la voy a adoptar. Pero, bueno, quizás viene de pensar que si hacemos foco en la vida cotidiana de cualquier persona, siempre, siempre vamos a encontrar alguna fisura. La vida está llena de mierdecitas y desastres en sordina, de situaciones ridículas, de frustración y esbozos inesperados de felicidad. Me gusta que los personajes habiten ese mundo ordinario, pero que siempre estén a punto de desbordarlo.


Imposible salir de la tierra, Alejandra Costamagna - Añosluz Editora


Alejandra Costamagna
Imposible salir de la tierra
añosluz editora
2021

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